EL MÉTODO HISTÓRICO: RESPETO A LAS FUENTES Y DIVERSIDAD DE PERSPECTIVAS

Tema introductorio para la preparación de la Historia de España para Selectividad sobre el método histórico, por Carlos Javier Garrido García.

Portada de la revista «Annales», en torno a la cual surgió una de las más influyentes escuelas historiográficas contemporáneas.

La Historia es la ciencia social que estudia el pasado de la humanidad, utilizando para ello un método científico propio. En este sentido, se diferencia de la simple memoria del pasado, que sería, en palabras del historiador Hobsbawn, un mecanismo de selección que permite “leer los deseos del presente en el pasado”. Por tanto, la Historia sería objetiva, la memoria subjetiva. Su utilidad práctica, aparte instrumentalizaciones, es el conocimiento del presente a través de la comprensión de las causas que lo han hecho tal cual es.

EL MÉTODO CIENTÍFICO DE LA HISTORIA

De una manera muy sintética y superficial, el método científico en Historia parte de las siguientes premisas:

1/ Análisis de la historiografía o estado de la cuestión como punto de inicio.

2/ Planteamiento de hipótesis que deben ser confirmadas, o refutadas, por la investigación.

3/ Multicausalidad: los acontecimientos y procesos históricos cuentan con variables muy amplias (políticas, sociales, económicas, culturales, etc…), por lo que su explicación es, por fuerza, multicausal, lo mismo que son variadas sus consecuencias, que automáticamente se convierten en causa de otros acontecimientos o procesos.

4/ Interdisciplinariedad: la Historia se ve complementada y enriquecida por las actividades y la relación con otras ciencias afines como la Geografía.

5/ Análisis crítico de las fuentes disponibles para el estudio del pasado.

LAS FUENTES

Las fuentes para el estudio del pasado pueden ser clasificadas en primer lugar en primarias o históricas y secundarias o historiográficas.

Las fuentes primarias o históricas son elementos pertenecientes al pasado objeto de estudio, es decir, originales de la época. Son muy variadas, destacando los restos materiales, objeto de estudio de la arqueología y de la Historia del Arte, como utensilios, enterramientos, monumentos, viviendas; y los documentos escritos. Estos últimos pueden ser clasificados según su contenido (político, económico, social) o su autor (eclesiásticos, civiles, privados, señoriales, prensa). Para el análisis de estas fuentes, sobre todo los textos escritos, es fundamental un método crítico que nos permita conocer no sólo el contenido concreto del documento, sino también sus condicionantes e intencionalidad. Por último, destacar para sucesos más próximos al presente de fuentes como las audiovisuales y los testimonios orales, fuentes que, como las escritas, necesitan de un análisis crítico.

Las fuentes secundarias o historiográficas son los análisis históricos realizados por el ser humano con posterioridad a los acontecimientos, es decir, serían textos de historia. A este respecto, hay que tener en cuenta la evolución y la diversidad de perspectivas con que se ha estudiado la Historia a lo largo del tiempo.

LA DIVERSIDAD DE PERSPECTIVAS

En el tema de las perspectivas de la Historia son varios los elementos que debemos tener en cuenta. Así, por un lado los estudios históricos varían en función del tiempo y espacio analizado, pudiéndose así hablar de estudios de tiempo largo, de tiempo medio y de tiempo corto o acontecimientos o procesos puntuales: no es lo mismo estudiar la Historia de España contemporánea, que la de la II República o la de la huelga revolucionaria de 1934. En cuanto al espacio, no es lo mismo estudiar la Historia Europea, la de España, la de Andalucía o la de Siles, pudiéndose así hablar de estudios generales, nacionales, regionales o locales. Aunque tradicionalmente se consideraba a la Historia de tiempo corto y local como algo secundario, esta es en realidad la base para los estudios de ámbito superior.

Por otro lado, la perspectiva del estudio histórico depende de las propias perspectivas de su autor, dependientes a su vez de diversos condicionantes:

1/ La época en la que vivió, lo que varía sus intereses, perspectivas, valores, instrumentos de análisis, etc…

2/ Su ideología o intereses, que condicionan el análisis, interpretación y selección de las fuentes.

3/ Su pertenencia a las diversas escuelas historiográficas existentes a lo largo del tiempo, como positivismo, escuela de Annales, marxismo, cuantitativismo, etc…

De lo anterior se deduce que la Historia no sólo debe analizar de manera crítica las fuentes primarias, sino también las secundarias o historiográficas.

CONCLUSIÓN: ¿ES REALMENTE LA HISTORIA UNA CIENCIA?

La existencia de diferentes perspectivas y la interferencia de los intereses e intencionalidades de los autores o grupos que los respaldan nos podrían hacer dudar de la objetividad que la Historia, como ciencia, debe tener. Sin embargo, frente a ello, hay que destacar dos elementos:

1/ La diversidad de perspectivas, además de cómo problema, se puede contemplar como una variedad enriquecedora. Además, esta diversidad de perspectivas y las interferencias son comunes a todas las ciencias.

2/ La objetividad debe ser una meta para la Historia a la que siempre debe tender pese a las dificultades o intereses. Conocer este problema es lo que nos permite, en realidad, analizar de manera crítica no sólo nuestro pasado sino también el estudio que se ha hecho sobre él.

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