EL AYUNTAMIENTO DE BENÍNAR ENTRE 1925 Y 1945

Evolución histórica del Ayuntamiento de Benínar (Almería) entre 1925 y 1945, a través de las actas municipales, por Carlos Javier Garrido García.

Vista general del desaparecido pueblo de Benínar.

Introducción

El periodo comprendido entre 1925 y 1945 es uno de los más conflictivos, e interesantes, de la Historia de España. Nuestro país pasa de una dictadura próxima al fascismo (Primo de Rivera, 1923-1930), a la imposibilidad de restaurar el sistema político de la Restauración (dictablandas de Berenguer y Aznar, 1930-1931). Esta imposibilidad acabó provocando la caída de la Monarquía, proclamándose la II República (1931-1936). El nuevo régimen nació con una vocación claramente reformista, pero su fracaso llevó a una creciente polarización política y social, que acabó derivando en el estallido de la Guerra Civil (1936-1939). La victoria de Franco en la misma supuso el establecimiento de un régimen dictatorial, en principio con unas claras bases fascistas, en lo que se dio en llamar la Etapa Azul (1939-1945).

En este marco general es en el que se desarrolla la historia de Benínar, una localidad de la Alpujarra Almeriense. Este trabajo se puede considerar, en cierto modo, como continuación del artículo que publiqué en la revista “Faura” en el año 2019. Los datos que aporto cobran sentido previa lectura del mismo. Del mismo modo, recomiendo la consulta de bibliografía, cuyo listado incluyo al final de este trabajo. El trabajo está basado en las actas municipales del Ayuntamiento de Benínar, que se custodian en el Archivo Municipal de Berja.

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

A finales de 1925 la corporación municipal de Benínar estaba compuesta por el alcalde Ramón Maldonado Sánchez y los concejales Juan Ruiz Martín, Daniel Sánchez Rincón, Bernardo Sánchez Rincón, Cecilio Maldonado Sánchez y Antonio Sánchez Ruiz. Como en el resto de España, el espíritu reformista y modernizador que se puso como meta el régimen dictatorial se nota en la localidad. Así, en diciembre de 1926 el alcalde comunicó que “hace tiempo el vecindario tiene deseos de tener alumbrado público, y habiendo llegado ocasión de satisfacer tan legítimos deseos por haber ofrecido un único fabricante suministrar el fluido necesario a dicho objeto”, decidiéndose facultar a la comisión municipal permanente  para su establecimiento. Del mismo modo, en octubre de 1927 se da cuenta de “la liquidación de las obras del camino vecinal de Benínar por Darrícal y Lucainena a la carretera de Ugíjar a Adra”, por una longitud de 11.825’12 metros y que contó con una subvención estatal de 328.016’61 pesetas.

En cualquier caso, la dictadura acabó fracasando, dimitiendo el general Primo de Rivera en enero de 1930, lo que motivó el cese de las corporaciones municipales establecidas durante su régimen.

Las “dictablandas” de Berenguer y Aznar (1930-1931)

La nueva organización municipal quedó establecida por el Real Decreto de 15/2/1930 del Ministerio de la Gobernación. En consonancia con el mismo, el día 26 de ese mes quedó constituida una nueva corporación municipal, compuesta por las siguientes personas: Pedro Sánchez López, Facundo Sánchez Quero, Manuel Martín Rodríguez, Juan Sánchez Quero, Antonio Fernández Roda, Antonio Pérez Prados, Rosendo Sánchez Roda y Juan Antonio Sánchez Sánchez, siendo elegido como alcalde Antonio Sánchez Blanco, que no era concejal. Al día siguiente, fueron elegidos como tenientes de alcalde Rosendo Sánchez Roda y Juan Antonio Sánchez Sánchez, y como depositario de fondos municipales Pedro Sánchez López.

Sin embargo, la nueva corporación fue declarada nula cuando aún no llevaba un mes constituida, ya que, por oficio del Gobernador Civil, se declaró nula la elección de alcalde y el nombramiento como concejal del que era secretario municipal, Facundo Sánchez Quero. La nueva corporación quedó integrada por los concejales Pedro Sánchez López, Rosendo Sánchez Roda, Juan Antonio Sánchez Sánchez, Juan Sánchez López, Diego Ruiz Martín y José Ruiz Martín, siendo elegido el primero como alcalde. Esta fue la corporación encargada de aprobar el presupuesto municipal para 1931, que preveía unos ingresos y gastos equilibrados en 11.217’50 pesetas. Sin embargo, en enero de 1931 fue también declarada nula, por no cumplir los preceptos del Real Decreto de 15/2/1930, eligiéndose una nueva compuestas por:

  • Concejales por mayores contribuyentes: Daniel Sánchez Ruiz, Juan Marín Íñiguez, Antonio Sánchez Ruiz y José Fernández Roda.
  • Concejales por exconcejales antes de 1923: Antonio Pérez Prados, Antonio Fernández Roda, Antonio Pérez Prados y Daniel López Zurita.

Como alcalde fue elegido, por sólo 6 votos a favor, Antonio Pérez Prados.

Bajo el mandato de esta nueva corporación se celebraron el 12 de abril de 1931 las elecciones municipales que dieron como resultado la proclamación de la II República dos días después.

La II República (1931-1936)

La implantación de la II República (1931-1932)

La nueva corporación elegida en las elecciones del 12 de abril de 1931 quedó constituida el día 17. Su composición era la siguiente:

  • Alcalde: Antonio Sánchez Blanco.
  • Teniente de alcalde: Federico Baños Moral.
  • Segundo teniente de alcalde: Juan Sánchez Roda.
  • Regidor síndico: Francisco Blanco Sánchez.
  • Depositario de fondos municipales: José Ruiz Martín.
  • Concejales: Francisco Baños Moral, José Roda Sánchez y Ángel Ruiz Martín.

En cuanto a su afiliación política, en el acta se indicó “que todos los individuos que forman la actual Corporación municipal están afiliados a las derechas republicanas y acordaron por unanimidad adherirse a la derecha liberal republicana que preside el Señor Alcalá-Zamora”.

Dos días después fue nombrado alcalde pedáneo de Hirmes Francisco Díaz Sánchez, en sustitución del anterior, Juan Medina Sánchez.

Una vez constituida la Corporación, esta inició su labor reformista, en consonancia con el espíritu del nuevo gobierno republicano. Así, en julio de 1931 se decidió denunciar a sus predecesores por irregularidades administrativas y presupuestarias y, ante la escasez de agua para el riego de la vega por la sequía, se facultó al alcalde para organizar las tandas de riego en cada pago. Un mes después, en agosto, empezaron a llegar los fondos estatales para obras públicas, establecidos para mitigar el problema del paro. Así, la Corporación recibió una comunicación del Gobernador Civil de la provincia comunicando que del crédito de 500.000 pesetas concedido a ésta por el Gobierno, le correspondían a Benínar 1.000 como anticipo reintegrable con destino a obras municipales para mitigar el paro. Ante ello, la Corporación indicó que “la necesidad más apremiante y angustiosa de este vecindario es el abastecimiento de aguas…, careciendo de aguas potables”, por lo que solicitaban que las 1.000 pesetas se invirtieran “en el arreglo indispensable de la fuente abandonada existente en el cauce del Molino de En medio para abastecimiento de los animales y otros usos domésticos, aunque las aguas de la misma no reúnan condiciones de potabilidad ya que no hay otras de que pueda surtirse el vecindario en mejores condiciones para los expresados usos, pues las aguas más próximas se encuentran a unos cuatro kilómetros de distancia en el Río Darrícal”. Además, se facultaba al alcalde para solicitar el arreglo del camino vecinal de Benínar a la carretera Ugíjar-Adra por Hirmes. Por último, en diciembre de 1931 se aprobó el presupuesto municipal para 1932, con unos ingresos y gastos previstos de 11.330’50 pesetas, aunque luego fue rectificado aumentándolo hasta las 11.650’46 pesetas, cifras que suponían sólo un pequeño aumento con respecto al último presupuesto aprobado durante el periodo monárquico, el de 1931.

El Frente Popular (1936)

Tras el dominio de las derechas entre 1933 y 1936, las elecciones generales celebradas en febrero de ese año volvieron a llevar al poder a las izquierdas republicanas. El cambio a nivel estatal supuso también la destitución de las anteriores corporaciones municipales, especialmente si estas estaban en manos de la derecha, como sucedía en Benínar. Así, en marzo de 1936 se celebró una sesión municipal presidida por Leonardo Giménez Castillo, delegado del Gobernador Civil, que dio lectura a un oficio de este en el que “por razón a que podría dar motivo de perturbación del orden público la continuación en el ejercicio de sus funciones de los concejales que constituyen ese Ayuntamiento…, he acordado por decreto de esta fecha que cesen”, nombrando una Comisión Gestora integrada por Bernardo Sánchez Rincón, Antonio Moreno Sánchez y Antonio Pérez Prados. Tras tomar posesión, fue elegido presidente Bernardo Sánchez, vicepresidente Antonio Moreno y síndico Antonio Pérez.

De manera inmediata, la nueva Comisión Gestora inició una depuración de los cargos municipales, para expulsar de ellos a los derechistas que los ocupaban. Así, fue suspendido de empleo y sueldo el secretario municipal, Facundo Sánchez Quero, “por considerarlo persona desafecta al Régimen y no contar con la confianza de esta Corporación”, siendo nombrado Antonio López Dotes como secretario interino para sustituirlo. También fue destituido por los mismos motivos el alguacil, Felipe Ruiz Sánchez, sustituido por Pedro Sánchez Rincón. La única actuación de la Gestora fue solicitar a la Diputación Provincial, en mayo de 1936, a petición de los vecinos de Hirmes, la prolongación “del camino de Berja al Tajo de Peñarrodada hasta la barriada de Yrmes por carecer de comunicación con dicha ciudad, que es la que consume su producción agrícola”.

Un mes después, en junio de 1936, el Gobernador Civil de la provincia destituyó a la Comisión Gestora, nombrando una nueva integrada por Francisco Sánchez Sánchez (menor), Federico Checa García, Francisco Álvarez Garzón, Antonio Garzón Díaz y Juan Díaz Álvarez. Una vez tomada posesión, la nueva comisión eligió los distintos cargos municipales de la siguiente manera:

  • Presidente: Francisco Sánchez Sánchez.
  • Vicepresidente y depositario municipal: Federico Checa García.
  • Segundo teniente de alcalde: Francisco Álvarez Garzón.
  • Regidor síndico: Juan Díaz Álvarez.
  • Vocal: Antonio Garzón Díaz.

Una de sus primeras actuaciones fue ordenar a los “pastores de la localidad para que desde el día seis del corriente hasta primero de agosto venidero permanezcan los ganados en la sierra, siendo castigado el que no lo cumpla”, seguramente para que no interfirieran en las labores de recolección de la cosecha de cereales.

Ante el aumento de la conflictividad política y social en todo el país, el 20 de junio el Gobernador Civil remitió una comunicación en la que ordenaba a la Comisión Gestora que “se dé cuenta por el medio más rápido de cuantos sucesos relacionados con el orden público ocurran en el término municipal; que deberá el señor Alcalde impedir la actuación de cuantos intenten ejercer la autoridad no siéndolo; así como también abstenerse esta Alcaldía de imponer sanciones de trabajo que no hayan sido sancionadas por el Ministro del Ramo”. Aparte de la situación política, en esa misma sesión se hizo patente la mala situación sanitaria de la localidad, acordándose comunicar a la Mancomunidad Sanitaria Provincial “que en esta localidad no existe Practicante ni Matrona”. Por último, en esta sesión se decidió nombrar Guarda Municipal a Nicolás Vázquez Romero.

Una semana después, el alcalde volvió a exponer “el mal estado en que este pueblo se halla de aguas potables”, acordándose nombrar para “las obras de alumbramiento de aguas” a Emilio Moreno Moreno, ayudante facultativo de Minas y Fábricas Metalúrgicas, y para la ejecución de los trabajos al contratista de obras Tomás Sánchez Carrión.

Finalmente, la tensión político-social y el golpe de estado de la extrema derecha acabaron provocando el estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936.

La Guerra Civil (1936-1939)

Los primeros meses de la Guerra: el periodo revolucionario (julio de 1936-enero de 1937)

El estallido de la Guerra Civil supuso el inicio en la zona republicana de un proceso revolucionario, marcado por la represión a los golpistas y los que eran considerados sus apoyos sociales (clases altas y medias, políticos de derecha, eclesiásticos) y por los experimentos colectivizadores de la economía, ambos procesos dirigidos por los Comités que suplantaron a las autoridades oficiales. Este proceso, que he analizado para Benínar en otro sitio, no supuso la eliminación total de los ayuntamientos, que siguieron existiendo, aunque de manera totalmente supeditada a los comités. Así, sus sesiones se volvieron meramente protocolarias y relacionadas con nombramientos o presupuestos, tomando las decisiones de calado político-social los comités. Entre julio de 1936 y enero de 1937 las únicas decisiones destacadas de la Comisión Gestora municipal fueron: el nombramiento de Roque Triviño Sánchez como recaudador municipal y de Juan Sánchez Sánchez como guarda municipal con carácter interino; el nombramiento como secretario municipal interino de Francisco Gil Molina, que lo era también de Turón, dada la ausencia del titular, Fausto Ruiz Venegas, desde el 6 de agosto; y el pago de 15 pesetas a José Antonio Díaz Rincón “por alojamiento de la Guardia Civil desde 1º de marzo hasta el 30 de Abril último”, coincidiendo con la tensión político-social que siguió a las elecciones de febrero de 1936 que dieron el triunfo al Frente Popular.

El nuevo Consejo Municipal y el control de la revolución

La dualidad de poderes existente por el mantenimiento, más teórico que real, del Ayuntamiento, y por la existencia del Comité Revolucionario acabó con la Constitución del Consejo Municipal de Benínar el 4 de febrero de 1937, de acuerdo con el decreto del Ministerio de la Gobernación del 4 de enero de ese año. El 31 de enero de 1937 el Gobernador Civil nombró como vocales del nuevo Consejo Municipal a José Ruiz Rincón, Juan Maldonado Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez, Francisco Sánchez Victoria y Francisco Sánchez Sánchez (menor). El día 4 de febrero todos ellos tomaron posesión, con excepción de José Ruiz Rincón, ya que había fallecido en noviembre de 1936, quedando constituido el Consejo. De inmediato, fueron elegidos los cargos de la siguiente manera:

  • Alcalde-Presidente: Juan Maldonado Sánchez.
  • Vicepresidente y depositario de fondos municipales interino: Francisco Sánchez Sánchez.
  • Síndico: Francisco Sánchez Victoria.
  • Vocal: Aurelio Maldonado Sánchez.

Como nuevo guarda municipal fue nombrado José Fernández López y se decidió que continuara el mismo alcalde pedáneo de Hirmes anterior, Pedro Baños Martín.

El organigrama municipal quedó completado el día 15 de febrero, cuando fue nombrado vocal José Rincón Romero, en sustitución del fallecido José Ruiz Rincón; como depositario de fondos municipales Francisco Sánchez Victoria y como recaudador municipal Enrique Blanco Maldonado.  En esa misma sesión se facultó al alcalde “para que disponga lo que estime oportuno para recaudar lo que se pueda en el producto de yeserías de Turón”, que debía pertenecer a los bienes de propios municipales.

Diez días después, se decidió nombrar a Juan Díaz Álvarez como alcalde pedáneo de la barriada de Hirmes y a Francisco Sánchez Victoria como representante del Ayuntamiento “en la Junta municipal de incautación de fincas rústicas”, constituida el 20 de febrero “cumpliendo órdenes de la Provincial”. Ya en marzo, fue nombrado alguacil Ambrosio Ruiz, ya que su predecesor había fallecido.

La mayor preocupación del nuevo Consejo Municipal fueron los problemas socioeconómicos ligados al conflicto y que se derivaban también en una constante falta de fondos municipales. En cuanto a los problemas de abastecimiento, en abril de 1937 quedó disuelta la Comisión de Abastos que venía funcionando por orden del Consejo Provincial de Abastecimientos de Almería, pasando sus competencias un Consejero de Abastecimientos, cargo para el que fue elegido el mismo alcalde-presidente, Juan Maldonado Sánchez. Por otra parte, los problemas de abastecimiento a la población habían provocado un aumento de los robos en los campos de cultivo. Así, en mayo de 1937 el presidente comunicó al Consejo “que estando la vega de este pueblo en completo abandono y con el fin de dar a los propietarios las mayores garantías de guardería, había pensado que los guardas de este término se estimularán en su cometido denunciando a esta Corporación todos los  actos que contra la propiedad se ejerciera” si “de las multas que impusieran se gratificase al guarda con el 20 %”, decidiéndolo así el Consejo. Estos problemas de orden público afectarían también al casco urbano de la localidad, por lo que en junio se nombró a José Fernández López como “guarda municipal para atender a los servicios de vigilancia y sostenimiento del orden público por ser necesario en las actuales circunstancias”.

Los problemas sociales quedaron también patentes en mayo de 1937, cuando el Sindicato de Oficios Varios de la CNT de la localidad presentó un escrito al Consejo “el que dice en síntesis que por considerar dicha Organización insuficiente el jornal que perciben los obreros de este pueblo en las actuales circunstancias, han acordado en Asamblea general elevar el precio del jornal a cinco pesetas a partir del 16 del corriente mes, poniéndolo en conocimiento de este Consejo para su más exacto cumplimiento”. Ante ello, el Consejo, “considerando que dado a la extraordinaria subida de las subsistencias es desde luego insuficiente para los obreros el jornal de cuatro pesetas que hasta aquí han venido percibiendo”, decidió por unanimidad “aprobar el jornal de cinco pesetas fijado por el referido Sindicato y que este empiece a regir desde el próximo lunes día 17”. En esa misma sesión se decidió el destino de una de las fuentes de ingresos municipales, rematando en subasta el aprovechamiento de espartos del monte de propios “Sierra de Gádor” para los años 1936-37 a 1939-40 en Antonio Moreno Sánchez por 400 pesetas anuales.

Enfrentamientos internos en el Consejo Municipal

En el último tercio de 1937 se produjo una grave crisis en el Consejo Municipal de Benínar. Sus razones no están muy claras, debido a que las actas no son muy explícitas. Veamos los datos que nos aportan. A principios de septiembre de 1937 se da cuenta de un oficio del Gobernador Civil nombrando como consejero a Enrique Blanco Maldonado en sustitución de Francisco Sánchez Victoria. Sin embargo, los consejeros Francisco Sánchez Sánchez y José Rincón Romero “manifestaron en tonos violentos su disconformidad… y en unión del señor Sánchez Victoria abandonaron el salón”. Pese a ello, el presidente, Juan Maldonado Sánchez, le dio la posesión al nuevo consejero. A la siguiente sesión municipal vuelven a no presentarse los consejeros opositores, asistiendo solo Juan Maldonado Sánchez, Enrique Blanco Maldonado y Aurelio Maldonado Sánchez.

A finales de mes, con asistencia de todos los consejeros, las discrepancias en el interior de la corporación vuelven a quedar patentes. Así, tras nombrar depositario de fondos municipales a Enrique Blanco, síndico a Aurelio Maldonado y recaudador municipal a Manuel Sánchez Sánchez (Rubio), “los vocales Francisco Sánchez y José Rincón manifestaron que consideraban injusta la destitución el compañero Sánchez Victoria, contestándoles el Señor Presidente que ésta había sido propuesta por la Organización a que pertenece [UGT] y aceptada por la Superioridad. En este estado, los referidos vocales abandonan el salón sin esperar a que el Señor Presidente dé por terminada la sesión”.

La división interna en el Consejo hace que su actuación fuera muy limitada, de hecho en lo que queda de año la única decisión de calado adoptada fue el arreglo de la tubería de la Fuente de la Cañada Roda por estar obstruida.

Por si esta situación no fuera ya complicada, a finales de año fue detenido el alcalde, sin que conozcamos los motivos. Así, en la sesión del 25 de diciembre ejerce de presidente accidental Francisco Sánchez Sánchez “en virtud de haber sido detenido el compañero Alcalde Juan Maldonado”. En cualquier caso, en la sesión de 5 de enero de 1938 vuelve a ejercer la presidencia el alcalde, que expuso “que no habiendo aparecido culpabilidad alguna sobre él, había sido puesto en libertad ignorando a qué puede haber obedecido su detención”. Con esto, acaba el ciclo de enfrentamientos internos, aunque el Consejo no recuperó la normalidad, ya que la situación socioeconómica, política y militar del bando republicano se fue deteriorando cada vez más, hasta llevarlo a la definitiva derrota.

El progresivo hundimiento republicano

En la misma sesión en que el alcalde volvió, se decidió nombrar alguacil a Policarpo Vargas Campoy. Además, se aprobó el presupuesto municipal para 1938, que ascendía a 11.474’78 pesetas y en el que no se contabilizaban ingresos por el arbitrio de bebidas alcohólicas “por haberse cerrado los establecimientos que se dedicaban a la venta de ellas debido a su escasez y carestía”. En los meses posteriores, el Consejo se limita al nombramiento de cargos: en marzo fue nombrado alcalde pedáneo de Hirmes Francisco Álvarez Garzón, por haber marchado el anterior a filas; y en mayo se nombra alguacil a Felipe Ruiz Sánchez por haber dimitido el anterior recién nombrado. En esta misma sesión de mayo se dio cuenta de la pérdida de uno de los ingresos municipales, ya que el rematante de la subasta de espartos había sido encarcelado en la localidad granadina de Baza y aún debía el 90 % del ingreso del remate. A todos estos problemas se sumaba el de la deficiente asistencia sanitaria debido a la escasez de personal médico y a la incorporación a filas del médico titular de la localidad. Ante ello, el Consejo decidió fusionar el partido médico de Benínar-Darrícal-Lucainena con el de Turón, para que el facultativo de esta última localidad pasara consulta también en las tres anteriores.

A finales de mayo de 1938 el consejero origen de los enfrentamientos internos, Enrique Blanco Maldonado, es sustituido por Federico Checa García, a propuesta de la Sociedad de Labradores de la Tierra de la UGT, siendo nombrado este nuevo consejero también depositario de fondos municipales.

En estos últimos meses de la guerra la situación se va deteriorando cada vez más, por el aumento de los llamamientos a filas y el deterioro de la situación socioeconómica. Así, a finales de junio de 1938 se decidió, ante la falta de pago por el rematante de la subasta de espartos, suspender el contrato y que “el referido aprovechamiento puedan efectuarlo todos los vecinos que lo deseen para atención de sus necesidades, teniendo en cuenta que no de otra forma podría llevarse a efecto la recogida de dicho esparto por la falta de brazos y de transporte y que de no hacerlo se ocasionaría gran perjuicio a la producción por no haberse arrancado el año anterior”. En esa misma sesión, se nombró nuevo alcalde pedáneo de Hirmes a Simón Garzón Sánchez, al haber sido el anterior llamado a filas.

Por otro lado, en septiembre de 1938, el alcalde-presidente comunicó al pleno “que en vista de no verse en la circulación monedas de plata ni cobre y siendo insuficiente la moneda fraccionaria en papel emitida por el Estado llegada a este pueblo para poder efectuar los cambios y operaciones de compra-venta en el comercio, había creído conveniente al igual que en otros pueblos de la zona leal a la República mandar imprimir vales de moneda fraccionaria para que circulen en esta localidad con la garantía de este Consejo Municipal por una cantidad de mil pesetas en la siguiente forma: Vales de una peseta, 500. Vales de 0’50 pesetas, 500, o sean, 250 pesetas. Y vales de 0’25 pesetas, 1000, o sean, 250 pesetas. Cuya cantidad de mil pesetas en billetes del Banco de España se custodiará en las arcas municipales en calidad de depósito”. El pleno aceptó la propuesta, pero indicando que “solamente irán circulando los estrictamente necesarios a medida que se vaya notando aumento en la moneda del Estado en cuyo caso los vales se vayan retirando”.

A finales del mes de septiembre los llamamientos a filas acabaron llegando al alcalde. Así, a finales de ese mes, fue nombrado alcalde accidental el vicepresidente, al ser llamado a filas el titular, hasta conocer el resultado de su reconocimiento médico. El informe médico fue positivo, por lo que el alcalde se incorporó a filas. Ante ello, a mediados de octubre el alcalde presentó su dimisión, decidiéndose “comunicarlo al Sindicato de la CNT al cual pertenece, para que designe de sus afiliados a dos individuos, que sustituyeran en el consejo al alcalde dimitido y al consejero José Rincón Romero, que también se había incorporado a filas. En esa misma sesión, se decidió que para el pago de las 525 pesetas al mes que había establecido el Delegado de Evacuación de la Provincia para atender a los refugiados, muy numerosos desde la caída de Málaga en febrero de 1937, tributaran 3 pesetas al mes un total de 175 familias en Benínar, quedando exentas las pobres. 

En noviembre de 1938 queda renovada en su composición el Consejo Municipal, no sólo por las dos vacantes citadas, sino que cuatro consejeros son sustituidos. Así, el Gobernador Civil nombró consejeros a Cecilio Maldonado Sánchez, Francisco Sánchez Fernández, Simón Garzón Sánchez y Francisco Sánchez Roda, en sustitución de Francisco Sánchez Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez, José Rincón Romero y Juan Maldonado Sánchez. Tras tomar posesión los nuevos consejeros, fueron elegidos los cargos municipales de la siguiente manera:

  • Alcalde-presidente: Francisco Sánchez Fernández.
  • Vicepresidente: Francisco Sánchez Roda.
  • Segundo teniente de alcalde y depositario de fondos municipales: Cecilio Maldonado Sánchez.
  • Síndico: Simón Garzón Sánchez.

La primera decisión de la nueva corporación fue la de variar el reparto de las 525 pesetas mensuales que la localidad debía abonar para ayuda a los refugiados, en vez de repartirlas a 3 pesetas cada familia “se haga un reparto entre todos los vecinos o familias con arreglo a la capacidad económica de cada uno”.

En marzo de 1939 se confirma el hundimiento republicano con el golpe de Estado de Casado, que estableció un Consejo Nacional de Defensa con el objetivo de negociar la rendición con el general Franco. Los acontecimientos sucedidos en Madrid fueron comunicados al Consejo por el presidente, indicando que “para regir los destinos de la patria se ha constituido un Consejo Nacional de Defensa”. Ante ello, “los señores Vocales acuerdan por unanimidad adherirse a él y acatar cuantas órdenes provengan del mismo”. Finalmente, el Consejo no consigue su cometido y la resistencia republicana se hunde, entrando las tropas franquistas en Benínar a finales de ese mes, lo que motivó que el Consejo Municipal no celebrara la sesión ordinaria que correspondía el día 30.

La primera fase de la Dictadura Franquista (1939-1945)

La implantación del nuevo régimen en Benínar

Una vez ocupada la localidad por las tropas franquistas, el 4 de abril de 1939, José Garrido Entrena, oficial 2º del Cuerpo Jurídico Militar, en nombre del General Jefe del Cuerpo del Ejército de Granada, nombró una Comisión Gestora Provisional para que se hiciera cargo del Ayuntamiento de Benínar, con la siguiente composición:

  • Presidente: Francisco Sánchez Roda.
  • Concejal: Ramón Maldonado Sánchez.
  • Secretario: Ramón Molina Aguado.

A finales de ese mismo mes, el Gobernador Civil de Almería nombra alcalde al “camarada” (es decir, miembro de Falange) Faustino Ruiz Maldonado; en mayo recupera su cargo de secretario propietario Facundo Sánchez Quero, que había sido suspendido en marzo de 1936 por la Comisión Gestora del Frente Popular “por su desafección al Régimen”; y en junio el alcalde nombra a Juan Daniel Garzón Rincón como alcalde pedáneo de Hirmes.

Una vez establecido el nuevo Ayuntamiento, este comienza las tareas de recuperación de las finanzas municipales y su colaboración con la represión franquista. En cuanto a lo primero, en junio de 1939 se aprueba el presupuesto para lo que quedaba de año, con 13.717 pesetas de ingresos y gastos, una cantidad ligeramente inferior a los presupuestos del periodo republicano. Además, tras subasta, en julio se rematan los aprovechamientos de espartos en los montes públicos denominados “Sierra de Gádor” en Francisco Roda Sánchez para el periodo 1938/1939 a 1942/1943 por 400 pesetas anuales. En cuanto a la represión, ese mismo mes el gestor-concejal Ramón Maldonado Sánchez es nombrado instructor para la depuración de funcionarios de la administración local, informándose ya en agosto de la depuración favorable del secretario municipal.

El Ayuntamiento en la posguerra (1940-1945)

En diciembre de 1939 fue aprobado el presupuesto para 1940, con unos ingresos y gastos de 13.817’14 pesetas, cifra sólo ligeramente superior a la de 1939.

La localidad sigue inmersa en las heridas provocadas por la guerra y el deseo de revancha de los vencedores. Así, en febrero de 1940 el Gobernador Civil solicita información ante la petición que le había cursado el maestro nacional Antonio González Romero “quejándose de que en los repartimientos generales de utilidades, formados en este pueblo durante el dominio marxista para los años 1936 y 1937 había sido comprendido el mismo en la parte personal a pesar de que al estallar el Glorioso Movimiento se refugió en la Zona nacional, le fue saqueada la casa por completo y había sido desempeñada la Escuela por otro maestro”. La corporación corrobora lo indicado por el maestro, por lo que decidió anular los recibos del repartimiento que estaban pendientes de cobrar.

El otro gran problema de la localidad es el socioeconómico. Para relanzar de nuevo la producción agrícola, en julio de 1940 se decidió “facultar al señor alcalde para que este adopte las medidas que estime oportunas para la mejor distribución de las aguas y orden de riegos en la vega”. Para las faenas agrícolas, en marzo de 1941 se decide, a afectos de quintas, “que el tipo de jornal regulado de un bracero en esta localidad es de cinco pesetas”. Por otra parte, el régimen había establecido un sistema de subsidios familiares para atenuar los graves problemas socioeconómicos de la posguerra. En este sentido, en agosto de 1943 “se acordó verificar directamente el pago de los subsidios familiares a los empleados y obreros de este municipio y con cargo a su presupuesto de conformidad a la legislación vigente”. Además, se solicitó “autorización al Ministerio de Agricultura para el funcionamiento del Pósito en este municipio, cuya iniciación tendrá lugar con la cantidad que el Ayuntamiento pueda aportar de las consignaciones de sus presupuestos”.

En febrero de 1944 se produce una nueva organización municipal al ser cesado por el Gobernador Civil al alcalde Faustino Ruiz Maldonado, encargándose de la alcaldía Faustino Sánchez Roda, hasta entonces primer teniente de alcalde. El nuevo alcalde inició su cargo denunciando el “abandono incalificable en la administración municipal” de su antecesor, indicando que aún no se había puesto en cobro el repartimiento general de utilidades del año anterior. La Corporación decidió “averiguar las negligencias o responsabilidades que se hayan cometido”.

La nueva corporación municipal se centró en la recuperación de las fiestas patronales y en la mejora de las infraestructuras de la localidad. En cuanto a lo primero, en agosto de 1944, el alcalde invitó “con motivo de las fiestas del Santo Patrono de este pueblo San Roque…a la fuerza de la Guardia Civil Rural del puesto de Berja, rogando su asistencia para mayor realce de las mismas y conservación del orden en caso. Así mismo había ordenado la limpieza de las calles y blanqueo de fachadas”. Los guardias civiles fueron invitados por el Ayuntamiento a una comida, que supuso el pago de 50 pesetas para las arcas municipales.

En cuanto a las infraestructuras, en junio de 1944 se decidió, a propuesta del alcalde, “imponer la prestación personal a los residentes del Municipio así como la obligatoria de transporte por las caballerías mayores y menores y carros pertenecientes a las personas que residan en el término municipal, para atender con dicha imposición a la recomposición de los caminos vecinales y en general para fomento de las obras públicas municipales”. Además, ante el “estado ruinoso en que se halla la Casa Consistorial”, se decidió que un perito práctico informara sobre su estado y se subastaran las obras de reparación que estableciera.

Un mes después, se solicitó al Gobernador Civil el arreglo del camino vecinal de Benínar al puente de Alcolea (carretera de Ugíjar a Adra), cuya reparación se hallaba “abandonada”. Además, se elevó al mismo Gobernador Civil queja por la pérdida del servicio de correo diario de Berja a Darrícal por Benínar, que había pasado a ser bisemanal.

Ya en noviembre de 1944 se acuerda el pago de 70 pesetas en jornales “con motivo de una reparación urgente en el techo de la Casa Escuela de niños sita en la plaza” y en diciembre de ese año, a petición del párroco, se decide conceder una subvención de 80 pesetas para ayuda para pagar los jornales en “unas reparaciones efectuadas en la Yglesia de este pueblo”.

Las obras de reparación de la Casa Consistorial, sin embargo, no se llevaban a cabo. Así, en enero de 1945 se decidió el traslado de las oficinas “a los bajos de la casa nº 6 de la Calle de la Era” debido al “estado ruinoso en que se encuentra la Casa Consistorial y con el fin de prevenir desgracias que pudieran ocurrir, entre tanto se procede a su reparación”.

En marzo de 1945 se lleva a cabo, por orden del Gobernador Civil, un cambio en la composición del Ayuntamiento. Así, cesan todos los cargos anteriores, siendo nombrado alcalde Francisco Sánchez Sánchez y concejales Juan Martín Fernández, Francisco Baños Moral, Francisco Sánchez Roda y Daniel Garzón Rincón. Una vez constituida la nueva Corporación, se procedió a la elección de cargos, quedando del siguiente modo el organigrama municipal:

  • Alcalde: Francisco Sánchez Sánchez.
  • Primer teniente de alcalde: Francisco Baños Moral.
  • Segundo teniente de alcalde: Francisco Sánchez Roda.
  • Síndico: Daniel Garzón Rincón.
  • Depositario municipal: Juan Martín Fernández.

Esta nueva Corporación fue la que culminó las obras de reparación de la Casa Consistorial, a la que dotó también de nuevo mobiliario, todo ello por una cantidad de 6.000 pesetas.

Fuentes y Bibliografía

  • Archivo Municipal de Berja, legajos B-150, B-151, B-152 (libros de actas municipales de Benínar, 1925-1945).
  • Del Arco Blanco, Miguel Ángel: Hambre de Siglos: mundo rural y apoyos sociales del Franquismo en Andalucía Oriental. Granada: Comares, 2007.
  • Garrido García, Carlos Javier: “La Guerra Civil en un pueblo de la Alpujarra almeriense: Benínar (1936-1939)”. Faura, 22 (2019), pp. 49-56.
  • Martínez Gómez, Pedro: La dictadura de Primo de Rivera en Almería (1923-1930): entre el continuismo y la modernización. Almería: Universidad de Almería, 2008.
  • Quirosa-Cheyrouze Muñoz, Rafael: Almería, 1936-1937. Sublevación militar y alteraciones en la retaguardia republicana. Almería: Universidad de Almería, 1996.
  • Quirosa-Cheyrouze Muñoz, Rafael: Represión en la retaguardia republicana. Almería, 1936-1939. Almería: Librería Universitaria, 1997.
  • Rodríguez Padilla, Eusebio: La represión franquista en Almería. 1939-1945. Mojácar: Arráez Editores, 2005.

RUTA HISTÓRICA POR LA VILLA DE RIÓPAR (ALBACETE)

Guía de una ruta histórica por la villa de Riópar (Albacete), por Carlos Javier Garrido García.

Vistas desde Riópar VIejo.

PRESENTACIÓN

La villa de Riópar se sitúa en la provincia de Albacete, en la región natural e histórica de la Sierra de Segura, en las Cordilleras Béticas. Es, por tanto, una zona de montaña caracterizada por el relieve accidentado y un clima de montaña con temperaturas contrastadas y altas precipitaciones, y situada en la cuenca del río Mundo, afluente del Segura.

El término Riópar deriva del término latino “Rivus Oppae”, es decir, “Río de la Zorra”. La villa cuenta, según datos de 2017, con 1.391 habitantes, vive en gran parte del turismo rural, asociado a su patrimonio histórico-artístico y natural (con especial mención al Nacimiento del Río Mundo) y a la existencia de servicios hosteleros de calidad. El desarrollo turístico ha permitido frenar en cierto modo el éxodo rural masivo que sufrió la localidad, que contaba con 3.063 habitantes en 1940.

Vamos a centrar nuestra visita en los dos grandes atractivos históricos del municipio: por un lado, Riópar Viejo, primitivo núcleo urbano abandonado y que actualmente acoge una villa turística, y, por otro, la Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, en torno a las cuales surgió la actual localidad.

RIÓPAR VIEJO

Orígenes

Como se ha indicado, es el núcleo originario de la localidad. Está situado en una meseta de acceso escarpado, de fácil defensa. A sus pies se sitúa el yacimiento neolítico de La Marija, perteneciente al Bronce Final.

La presencia romana queda atestiguada por el hallazgo del denominado “Tesorillo romano de Riópar”, consistente en 364 monedas que se conservan en el Museo Arqueológico de Albacete.

La «Reconquista»

El dominio musulmán acaba en 1213, cuando Alfonso VIII, tras haber ocupado Alcaraz, hizo lo propio con Riópar, estableciendo en el mismo un concejo independiente hasta que en 1256 la localidad fue entregada al Concejo de Alcaraz como aldea dependiente del mismo.

El señorío de los condes de Paredes de Nava

En 1477, y tras enfrentamiento entre el marqués de Villena y Rodrigo Manrique, comendador de Segura y primer conde de Paredes de Nava, en el marco de los cuales la localidad de Riópar llegó a sufrir un asedio de varios meses, esta fue entregada, junto con Cotillas, al Conde de Paredes.

El señorío de la localidad pasó al conde de Navas de Amores en 1746.

La sujeción al señorío hizo que la villa sufriera un acusado proceso de crisis socioeconómica y despoblación. Así lo muestran los datos que aporta el Catastro de Ensenada, realizado en esta localidad en febrero de 1753.

El Catastro de Ensenada (1753)

Según los datos de Ensenada, la localidad contaba con unos 60 vecinos o familias, es decir, aproximadamente 240 habitantes. De ellos, la mayoría se concentraban en la localidad, mientras que 4 familias lo hacían en casas de campo.

Había 68 casas, “las treinta de ellas habitables, veinte derrotadas y maltratadas y las diez y ocho destruidas y con necesidad para su subsistencia de muchos reparos”, situación que muestra la crisis ya citada.

La economía local descansaba en la agricultura. En el término municipal había 3.300 cuerdas o fanegas sembradas, de las que 1.000 eran de regadío, 1.700 de secano, 200 de matorral, 100 de viña y 300 eran dehesas pertenecientes a los propios concejiles. Predominaba una agricultura de subsistencia, siendo los principales cultivos el trigo, la cebada, el centeno, las legumbres, el cáñamo y algunos frutales.

El sector secundario se centraba en la transformación de cereales, existiendo un molino harinero en el río de la Vega, propiedad del Concejo, y 5 hornos de cocer pan. La artesanía se limitaba a la existencia de un sastre.

El sector servicios estaba poco desarrollado, como no podía ser de otro modo en una economía subdesarrollada de subsistencia. Así, el comercio se limitaba a la existencia de 5 arrieros, indicando que no había tiendas, panaderías ni mesones, no existiendo ni comerciantes ni tenderos. En cuanto a los servicios, no había Hospital, siendo el único servicio sanitario un cirujano (Francisco Beltrán Toro), al que el Concejo daba una ayuda anual de 100 reales para el desempeño de su oficio. En cuanto a la educación, había un maestro de primeras letras (Ignacio Morcillo) que compatibilizaba su empleo con el de sacristán de la Iglesia.

La polarización social era destacada, aunque estaba atenuada por la emigración. Así, había en la localidad 9 familias de jornaleros y 8 de pobres de solemnidad, suponiendo el conjunto de ambos grupos el 28’3 % de la población total.

Tras el establecimiento de las Reales Fábricas en 1773, que veremos en el siguiente apartado, la población se empezó a desplazar hacia lo que actualmente se conoce como Riópar o Riópar Nuevo.

Riópar en el «Diccionario» de Madoz (1849)

A mediados del siglo XIX, el Diccionario de Pascual Madoz, de 1849, indica que la localidad, dotada de ayuntamiento, pertenecía al partido judicial de Alcaraz. Estaba situada “en la cúspide de un elevado cerro cortado de difícil y áspero acceso, su clima es frío y poco sano”.

La población ascendía a 196 vecinos o familias, unos 784 habitantes, mostrando estos datos el crecimiento registrado desde 1753 gracias a las fábricas. Había en la localidad 190 casas, incluidas la casa consistorial, la cárcel, la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo (servida por un cura y un sacristán) y una escuela de instrucción primaria, que era frecuentada sólo por 30 alumnos, además de “las célebres mina y fábricas de cobre y zinc”.

En cuanto a las características del terreno municipal, el Diccionario indica que “fertilizado por el río Mundo y otro riachuelo que viniendo de Alcaraz desagua en él, es de buena calidad; participa de quebrado y llano; comprende buenos montes poblados de encina, roble, marojo, tejos, pinos, acebos y avellanos, con diferentes arbustos”.

Uno de los principales problemas de la localidad era la incomunicación, calificando a los caminos, tanto locales como los que se dirigían a La Mancha, Valencia y Murcia como “en mediano estado”. Además, no había servicio de correos, ya que “se recibe y despacha en la cabeza de partido”, es decir, Alcaraz.

La economía se basaba en el sector primario, destacando la producción de “trigo, cebada, centeno, avena, maíz, patatas, frutas, legumbres, seda, leñas de combustible, maderas de construcción y buenos pastos con los que se mantiene ganado lanar, cabrío, vacuno y asnal; hay caza de perdices, conejos, jabalíes y corzos”.

El sector industrial se limitaba a “3 molinos harineros, un batán, el laboreo de las minas y el trabajo en las fábricas”.

El comercio era muy escaso, exportándose de la localidad el “sobrante de frutas y ganados y producción de las fábricas”, e importándose “los artículos que faltan”. La descripción que el Diccionario hace de las fábricas la veremos más adelante.

El plano de Riópar Viejo en 1885

En el plano de la localidad realizado en 1885 y que se conserva en el Instituto Geográfico Nacional, se puede apreciar la Iglesia (manzana 1) y el caserío, que coincide básicamente con el actual.

Plano de Riópar Viejo en 1885. Instituto Geográfico Nacional.

Llama poderosamente la atención su extensión, muy limitada para los casi 200 vecinos existentes. Hay que tener en cuenta que buena parte de los mismos se asentaba en Fábricas, en las cortijadas dispersas por el término y en aldeas como la de Casa de la Noguera, de la cual tenemos también un plano de 1887 en el Instituto Geográfico Nacional.

Plano de la aldea de Casa de la Noguera en 1887. Instituto Geográfico Nacional.

Riópar en el siglo XX

La crisis de las Fábricas desde finales del siglo XIX, por el progresivo agotamiento de las minas, hizo que la localidad sufriera una regresión demográfica, que invierte su tendencia en las décadas de 1930 y 1930, como podemos ver en la gráfica adjunta, procedente de Wikipedia.

Evolución demográfica de Riópar, 1900-2005. Fuente: Wikipedia.

La Guerra Civil española (1936-1939), como no podía ser de otro modo, afectó a la localidad.

Tras el estallido del golpe de Estado en julio de 1936, se inicia en el bando republicano un proceso revolucionario, que empezó a afectar a la localidad en octubre de 1936, tal y como informa la Causa General. Ese mes “profanaron la Capilla de San Juan Bautista”, situada dentro del complejo de las fábricas, “rompieron las imágenes, quemando objetos de madera y destruyendo otros de metal destinados al culto”. Del mismo modo, se iniciaron los actos de represión contra personas de derechas, aunque no se llegaron a cometer asesinatos. Así, a 10 personas de ideología conservadora “les obligaron a cavar” y a “tres Guardias de oficio… les bañaron la cabeza en un pilar y les obligaron a decir por las calles cosas en contra de su honor”. Por otra parte, en el terreno económico, “se hicieron saqueos en casas de individuos de derechas, de cereales y otros efectos”; “se impusieron multas de 100 a 5.000 pesetas” a 33 personas y a la “Industrial Metalúrgica de San Juan de Alcaraz”; y se incautaron 8 coches, cuatro de ellos a la citada “Industrial”.

El 10 de enero de 1937 fue profanada y saqueada la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, en Riópar Viejo, y el 2 de julio de ese año se produjo la única muerte violenta ligada al conflicto en la localidad. La víctima fue Amadeo González Marset, obrero metalúrgico de 24 años, que apareció muerto con heridas de arma de fuego en la Plaza del Conde de Velle. Era militante del sindicato CNT, por lo que su muerte quizás se debió a los enfrentamientos internos entre anarquistas y marxistas, tan frecuentes en la retaguardia republicana.

Una vez acabada la Guerra, la localidad alcanza su máxima población en 1940, sufriendo a partir de entonces un agudo descenso demográfico, como podemos ver en la gráfica ya citada. El descenso demográfico se debió al éxodo rural, especialmente intenso en los años 1950-1970 junto con la crisis y cierre definitivo de las fábricas en 1996. En este periodo se completa el traspaso de la población desde Riópar Viejo a l entorno de las Fábricas. De hecho, Riópar Viejo quedó totalmente despoblado, muriendo su último habitante en 1999.

A partir de entonces, los restos de la localidad son restaurados, convirtiéndose en una villa turística ya en el siglo XXI. Precisamente, el desarrollo de las actividades turísticas permitió frenar la sangría demográfica, pasando la población a estabilizarse, tal y como se puede apreciar en la gráfica. Sin embargo, en los últimos años la población ha vuelto a bajar, debido al envejecimiento demográfico. Esto deja claro, en mi opinión, que el desarrollo turístico no es capaz, por sí solo, de frenar el despoblamiento rural.

Puntos de interés histórico-artístico en Riópar Viejo

Los principales puntos de interés en Riópar Viejo, aparte de su situación topográfica y magníficas vistas son los restos del recinto amurallado, los restos del antiguo cementerio (situado dentro del recinto amurallado y con algunos enterramientos recientes) y extramuros la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, de estilo gótico y datable en el siglo XV.

Restos de las murallas medievales de Riópar Viejo.

“FÁBRICAS” O RIÓPAR NUEVO

Orígenes

La actual localidad de Riópar tiene su origen en el establecimiento de las fábricas en el siglo XVIII. De hecho, la denominación tradicional de este núcleo de población, que se mantiene a nivel popular incluso en la actualidad, es la de “Fábricas”.

El establecimiento de las fábricas de zinc y latón tiene su origen en el reformismo económico llevado a cabo por la nueva dinastía borbónica en el siglo XVIII, especialmente intenso durante el reinado de Carlos III (1759-1788). Uno de sus objetivos fue el fomento de la artesanía a través del establecimiento de manufacturas reales.

En este marco es en el que se produce en 1771 la visita a la localidad del ingeniero austríaco Juan Jorge Graubner, atraído por la noticia de la existencia en la localidad de una mina de calamina, mineral del que se extrae el zinc, que en aleación con el cobre da lugar al latón.

Con estas noticias, el rey Carlos III decidió fundar, mediante Real Cédula de 19 de febrero de 1773, las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, en la actual población de Riópar, y la de San Jorge, situada junto al río Mundo y las minas, en lo que ahora se conoce como El Laminador. Precisamente, en 1781 se creó la Presa del Laminador, cuyas aguas se empleaban en mover la maquinaria, aumentando la producción.

Las fábricas quedaron bajo administración real hasta el 31 de diciembre de 1821, en que fueron cedidas a Josefa Fernández de Figueras. En 1846 se formó la Sociedad “Compañía Metalúrgica de San Juan de Alcaraz”.

Las Fábricas en el «Diccionario» de Madoz (1849)

Tres años después de la creación de la Compañía contamos con la descripción que de las instalaciones hace el Diccionario de Pascual Madoz en una entrada dedicada a la “mina y fábricas de zinc y latón denominadas de San Juan y San Jorge y conocidas generalmente con el nombre de Fábricas de San Juan de Alcaraz”.

Indica Madoz que se situaban “al Sureste de la villa de Riópar, y a la distancia de ¼ de legua”. Seguidamente ofrece una descripción de las instalaciones fabriles, que podemos cotejar con el plano de las mismas de 1886 que se conserva en el Instituto Geográfico Nacional.

En cuanto a las fábricas de San Juan, indica que “luego que se baja de la población [de Riópar] se encuentra una ferrería abandonada, que fue del ex infante Don Sebastián… Como a un tiro de fusil se halla el primer establecimiento de las fábricas, en el que se elaboran cazos y toda suerte de casquería, como braseros, chocolateras, etcétera, conteniendo además habitaciones para los operarios; a la izquierda de este establecimiento, hay otro donde se hacen calderas y casquería de cobre; sigue luego una acera de edificios en línea como de 200 varas, que sirven para almacén de carbón y casas de operarios, hasta llegar al que ocupan la Dirección y sus empleados con buenos almacenes y varios establecimientos, entre ellos fraguas, tornos y otros; es magnífico edificio casi cuadrado, con un gran patio en el centro, y en medio de él una fuente de aguas potables, su fachada principal que está al Sur, tendrá unas 50 varas de longitud; desde la puerta del edificio hasta la que conduce al patio, hay un cobertizo en el que se colocan las tiendas todos los domingos en cuyo día se celebra mercado; a la derecha se encuentran la entrada a las oficinas y parte alta del edificio ocupada por la Dirección, hallándose también las habitaciones de los empleados, formando el todo un corredor hasta llegar al costado del Norte que lo forma la iglesia (dedicada a San Juan Bautista) y una oficina para fundir casquería y piezas de pequeño calibre; al fin de la galería hay una bajada para el patio, y entre la iglesia y la indicada pieza, una puerta que conduce a un molino harinero, al martinete de hacer calderas, y a otras habitaciones destinadas a almacenes de madera; hállase también dentro de este edificio un horno de pan cocer; delante de la puerta principal se ve una explanada, y al otro lado diez pequeñas casas, una posada de escasas comodidades, y un poco más retiradas otras tres o cuatro casas también reducidas, una gran huerta arbolada y una fuente cuyas aguas solo se aprovechan apara abrevar los ganados; desde este punto principia un camino, al principio áspero, y luego llano y delicioso, formado por una alameda de olmos, plátanos y otros árboles, que conduce al departamento llamado el Laminador”.

El plano de las Fábricas en 1886

En el plano de las Fábricas de San Juan de Alcaraz de 1886 que se conserva en el Instituto Geográfico Nacional, se puede observar cómo estas se dividían en tres complejos: San Rafael, con talleres de fundición, almacén de maderas y viviendas de operarios; San Juan en sentido estricto, con las oficinas, Iglesia de San Juan Bautista, habitaciones del Director, escuelas y casa-comercio; y San Carlos, con el taller de quincalla y almacenes, la balsa de la quincalla y el taller de cartuchos.

Plano de las Fábricas de Riópar en 1886. Instituto Geográfico Nacional.

El Laminador

Describe también Madoz el Laminador, del que contamos también con un plano del Instituto Geográfico Nacional para cotejar la descripción. Indica Madoz que el Laminador contaba con “un edificio suntuoso en el que se elaboran planchas de zinc, cobre rojo y amarillo, se tira el alambre, se blanquea y devana, todo por medio de una máquina que impulsa una sierra para maderas; se refina el zinc, y se fabrica latón; frente a la puerta principal de este edificio, en la cerca que forma su gran plaza, se ve otra puerta que conduce al establecimiento donde se extrae el zinc, a la fábrica de crisoles, a los almacenes de metales y depósito de combustibles; esta oficina se halla al pie de la montaña en que está la mina de zinc, origen de los demás establecimientos”. Además, indica que “para las operaciones de la fundición, hay dos pares de hornos, el uno contiene 50 crisoles y el otro 60”.

En El Laminador, el mapa de 1885 del Instituto Geográfico Nacional indica la existencia de talleres de fundición, talleres de laminería, oficinas y viviendas de operarios, almacenes y taller de carpintería.

Plano de El Laminador en 1885. Instituto Geográfico Nacional.

Las minas de calamina

En cuanto a la mina, Madoz indica que “el mineral más abundante es la calamina o carbonato de cal”. Estaba formada por un conjunto enmarañado de galerías subterráneas, pero un derrumbe de las mismas hizo que la Compañía abriera “una zanja de grandes dimensiones, en cuyas paredes se ven algunas galerías a diferentes alturas”. Describe también Madoz las condiciones laborales de los mineros: “los obreros están a jornal, unos a 4 y otros a 5 reales; por la conducción de 100 arrobas de mineral desde la mina al punto en que se sortea la mena, se pagan 6 reales y por rebuscar una arroba y conducirla al mismo punto, 10 maravedíes”.

De Fábricas a Museo

Como ya se ha indicado, las Fábricas cerraron definitivamente en 1996. El 6 de julio de 2010 las Fábricas de Sam Juan de Alcaraz fueron declaradas Bien de Interés Cultural y en el antiguo complejo de San Carlos se estableció un museo, que es en la actualidad el principal foco de interés histórico-artístico de la localidad.

Las Fábricas de Riópar en 1889 según un grabado publicado en la revista «La Ilustración Española y Americana».

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

  • Archivo General de Simancas, Catastro de Ensenada, Respuestas Generales, Libro 471, fols. 374-399.
  • Archivo Histórico Nacional, Fiscalía del Tribunal Supremo, Causa General, caja 1015, expediente 68.
  • Archivo de Instituto Geográfico Nacional, Cartoteca, mapas de población.
  • Fuster Ruiz, Francisco: “Las Fábricas de Riópar: pioneras de la industria metalúrgica española”. Al-Basit, 2 (1976), pp. 51-88.
  • Madoz, Pascual: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo XIII. Madrid: Imprenta del Diccionario, 1849, pp. 490-491.
  • Vera Prieto, Marta: Patrimonio Industrial y Musealización: Fábricas de San Juan de Alcaraz (Riópar, Albacete). Tesis Doctoral. Cuenca: Universidad de Castilla La Mancha, 2015.
  • Wikipedia.

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LA GUERRA CIVIL EN UN PUEBLO DE LA ALPUJARRA ALMERIENSE: BENÍNAR (1936-1939)

Historia de Benínar (Almería) durante la Guerra Civil (1936-1939), por Carlos Javier Garrido García.

Vista general del desaparecido pueblo de Benínar.

INTRODUCCIÓN

El periodo de nuestra historia iniciado con la proclamación de la II República en 1931 y que acabó con el establecimiento de la Dictadura del general Franco es, sin duda, uno de los más apasionantes, de ahí que la producción historiográfica a él asociado tan sólo sea parangonable a la de la II Guerra Mundial. La bibliografía sobre el periodo que nos ocupa es inmensa, aunque me atrevería a recomendar una obra de Preston en la que, aparte de ser una adecuada síntesis, se incluye además un interesante ensayo historiográfico que puede servir de guía y primera aproximación (PRESTON, 2006: 333-364).

El marco geográfico estudiado en este trabajo es la desaparecida localidad alpujarreña de Benínar, origen de mi familia política, que me va a permitir analizar cómo afectó la guerra en las pequeñas localidades alejadas de los focos de la gran política.

Las fuentes utilizadas para este trabajo han sido tanto bibliográficas como documentales. En cuanto a las primeras han sido de uso imprescindible las obras dedicadas a la II República, Guerra Civil y primer franquismo en la provincia de Almería, conteniendo algunos datos sobre Benínar. Entre ellas, hay que destacar sin duda las obras de Rafael Quirosa-Cheyrouze sobre la Guerra Civil en la provincia, la de Eusebio Rodríguez sobre la represión de posguerra y la de Antonio Sánchez sobre la depuración franquista del magisterio almeriense. No hay que olvidar tampoco las aportaciones de Tapia Garrido sobre el conflicto en la Baja Alpujarra, Benínar incluido (TAPIA GARRIDO, 2000: 517-528).

Por lo que se refiere a las fuentes documentales, la principal ha sido la Causa General, custodiada en el Archivo Histórico Nacional (CAUSA GENERAL), recopilación de información dirigida por el Fiscal del Tribunal Supremo sobre los sucesos de la retaguardia republicana, especialmente la represión, y realizada a partir del Decreto de 26 de abril de 1940 con el objetivo de justificar la represión franquista y el mismo régimen. Una información, por tanto, mediatizada por la ideología de los vencedores, hecho que hay que tener en cuenta. Por otra parte, he usado las bases de datos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica del sindicato CGT (www.todoslosnombres.org) y de la Fundación Pablo Iglesias del PSOE, en este caso las Biografías del socialismo español (www.fpabloiglesias.es).

Este artículo ha sido publicado en la revista «Farua. Revista del Centro Virgitano de Estudios Históricos», nº 22 (2019), pp. 49-56.

SITUACIÓN SOCIAL DE BENÍNAR

Al final de la época morisca, en 1568, Benínar tenía 20 vecinos, unos 80 habitantes, todos ellos moriscos. La rebelión de estos entre 1568 y 1570 supuso la despoblación del lugar (TAPIA GARRIDO: 286). Las tareas de repoblación con cristianos viejos se iniciaron en 1574, asentándose en la localidad 11 vecinos, es decir, la población quedó prácticamente reducida a la mitad, correspondiendo a cada vecino una “suerte” compuesta por 7’5 marjales de riego, 6 fanegas de secano, 1 fanega de viña, 5’5 olivos, 3’5 higueras y 1 casa (TAPIA GARRIDO: 305-306).

Esta nueva población supuso el origen de la estructura social que predomina en la Edad Moderna y Contemporánea, al significar la concentración de las principales propiedades del pueblo en unas pocas familias. Así, el posterior crecimiento de la población en los siglos XVII y XVIII hizo que la población excluida fuera creciendo. Muestra de ello son los datos que aporta el Catastro de Ensenada en 1751 (CATASTRO DE ENSENADA). Para entonces la localidad contaba con 45 vecinos, de los que 12 ó 13 residían en cortijos, sumando 212 habitantes. Es decir, con respecto a 1574 se había cuadriplicado la población, lo que había deteriorado hasta niveles extremos la estructura social de la localidad, más aún teniendo en cuenta que entre esa fecha y 1751 no se detecta un aumento apreciable de la superficie cultivada (TAPIA GARRIDO: 306). Así, para entonces había unos 40 jornaleros en Benínar, los cuales debido a “la miseria y pobreza de este Pueblo, no tienen en qué trabajar todo el año, por lo cual salen de él a los Pueblos más inmediatos a buscar donde trabajar”. Por otra parte, al informar sobre los “pobres de solemnidad”, se indica “que esta villa es toda de pobres, o la maior parte, que por razón de bejez o de accidentes habrá de solemnidad tres o quatro”.

El posterior crecimiento demográfico del siglo XIX no haría sino empeorar la situación. Así, en 1846 los habitantes de la localidad eran 538 (MADOZ: 221-222) y en 1857 ascendían a 1.006 (TAPIA GARRIDO: 483), un fuerte crecimiento que se puede deber a la inmigración atraída por el desarrollo de la minería del plomo en la Sierra de Gádor. Sin embargo, la minería se estanca a partir de 1874 (TAPIA GARRIDO: 532-533), y lo mismo hace la población de Benínar, situándose en 982 habitantes en 1900 y no dejando de descender a partir de entonces (TAPIA GARRIDO: 495), llegando a 953 habitantes en 1930 y 800 en 1940. Es decir, acabada la minería, la población de la localidad, mayoritariamente jornalera, se vio obligada en parte a la emigración, que funcionaría como válvula de escape de la tensión social. Sin embargo, no la eliminó totalmente, aflorando con toda su fuerza a raíz del fracaso del golpe de Estado de julio de 1936. 

EL INICIO DE LA GUERRA

La polarización política característica de la España de los años 1930 parece que no había llegado a Benínar si nos atenemos a los informes de las autoridades franquistas de la posguerra. Así, indicaban que con anterioridad a la guerra “no ocurrieron hechos que alteraran el orden ni hubo atropellos a personas y propiedades”, y que “no hubo propaganda ni excitaciones a la violencia” por parte de las izquierdas, mientras que por parte de los individuos de derechas “no hubo actos de participación en pro del Movimiento Nacional por adoptar el vecindario una actitud pasiva” (CAUSA GENERAL: 12-14). Sin embargo, los hechos acaecidos al iniciarse la guerra demuestran lo contrario.

El golpe de Estado iniciado en el protectorado de Marruecos el 17 de julio de 1936 se extendió a la península el día 18. En Almería la sublevación se inició el 21 de julio de 1936, pero se saldó con un fracaso. En Benínar, el conocimiento del golpe supuso que se formara el día 20 un “Comité Rojo”, compuesto por el alcalde en esos momentos, Francisco Sánchez Sánchez, al que acompañaban como vocales Gracián Rincón Fernández, Adolfo Sánchez Román, Francisco Sánchez Román, Antonio Moreno Sánchez, José Sánchez Román y Andrés Pérez Sánchez. Su primera decisión fue la de desarmar de las personas de derechas, requisándose sus escopetas, entre otros, a Antonio González Romero, Facundo Sánchez Quero, Antonio Sánchez Sánchez, Francisco Blanco Maldonado y Juan Ruiz Martín. Las armas se depositaron en la casa de Manuel Martín Rodríguez, jefe de Izquierda Republicana, que sirvió también de sede inicial del Comité, y con ellas se armaron milicianos que montaron guardia en la población y sus inmediaciones “para oponerse al Ejército Nacional”. Todo ello vino acompañado de los primeros actos revolucionarios, como el saqueo de la Iglesia “y profanación del Sagrario e Imágenes” (CAUSA GENERAL: 5-6).

Portada de la Iglesia parroquial de Benínar.

EL PROCESO REVOLUCIONARIO: REPRESIÓN E INCAUTACIONES

Junto al saqueo de la Iglesia parroquial, el “Comité Rojo” inició a partir del 29 de julio y continuó durante los meses a agosto y septiembre de 1936 una fuerte represión que se tradujo en el registro y saqueo de las viviendas, la imposición de multas, la incautación de propiedades y el encarcelamiento de destacados derechistas. Así, el citado 29 de julio el Comité, acompañado del alcalde y del secretario interino del Ayuntamiento, Fausto Ruiz Venegas, registró y saqueó los domicilios de Antonio González Romero, maestro nacional, y de Facundo Sánchez Quero, secretario propietario del Ayuntamiento, “a pretexto de haber pagado multas de mil y cinco mil pesetas respectivamente”. El saqueo de estas viviendas se completó a primeros de agosto, indicándose en la documentación franquista que el producto del mismo lo depositaron los hermanos Adolfo y Francisco Sánchez Román, miembros del Comité, en casa de su padre Antonio Sánchez López, “pues todos lo hicieron con la idea de lucro”. En ese mismo mes de agosto se impusieron multas y se requisaron gallinas y conejos, lo mismo que “se les recogieron las estampas y objetos religiosos los cuales fueron destruidos”, indicándose como principales perjudicados a Francisco Martín Rodríguez, Josefa Sánchez Rincón, Antonio Fernández Campoy, José Ruiz Martín, Pedro Sánchez López “y la mayor parte de los vecinos”. Por último, fueron detenidos Faustino Ruiz Maldonado, Manuel Maldonado Sánchez y Nicolás Ruiz Roda, “y conducidos a Almería a donde estuvieron presos, siendo allí asesinado el Ruiz Roda” (CAUSA GENERAL: 5-6).

Nicolás Ruiz Roda era un labrador miembro de Acción Popular y Jefe de Milicias de Falange. Tras ser detenido en Benínar y conducido a Almería, fue encarcelado en el buque Astoy-Mendi, de donde fue sacado el 16 de septiembre de 1936 y asesinado en los Pozos de Tabernas (CAUSA GENERAL: 3; QUIROSA-CHEYROUZE, 1997: 141).

Ya en septiembre de 1936 se detuvo, se le cobró una multa y se condujo a Almería al propietario del Cortijo del Canónigo, José Rodríguez García. Del mismo modo se le incautó el Cortijo, iniciándose a partir de entonces un proceso de incautaciones que afectó a los grandes y medianos propietarios y al clero parroquial. En cuanto a este último, se incautó la Casa Rectoral y se destruyeron las imágenes religiosas de la misma (CAUSA GENERAL: 5-6).

Por otra parte, fueron requisadas las fincas propiedad de Miguel Oliveros del Trell, Mario Manrique Roda, Eduardo Gutiérrez Ruiz, José y Facundo Sánchez Quero, Antonio González Romero, José Rodríguez García y herederos de Anselmo López Fernández; el molino harinero y almazara de Miguel Oliveros del Trell; la almazara de los herederos de Anselmo López Fernández; y la tienda de comestibles de José Fernández Roda (CAUSA GENERAL: 12-14). Esta información procedente de la Causa General se complementa con los expedientes de expropiación de fincas que se conservan de Anselmo López Fernández, Miguel Oliveros del Trell, Facundo y José Sánchez Quero, Francisco Sánchez Sánchez y Emilio Serrano Guillén (QUIROSA-CHEYROUZE, 1996: 255-256). No me consta que para la explotación de todas estas propiedades se formara una colectividad en la localidad, aunque su explotación colectiva, quizás gestionada directamente por el Comité, queda clara ya que hasta 1937-1938, como veremos a continuación, las fincas no fueron parceladas y distribuidas para su explotación individual.

EL CONTROL DE LA REVOLUCIÓN

El proceso revolucionario iniciado en la zona republicana tras el estallido de la guerra empezó a ser contralado a partir de septiembre de 1936 gracias al nuevo gobierno de Francisco Largo Caballero y al creciente papel de formaciones políticas como el PCE. Los medios para ello fueron la recuperación de las instituciones estatales, regionales, provinciales y locales, suplantadas de facto por múltiples comités, en los predominaban los sindicatos UGT y CNT; el freno y judialización de la represión gracias a la creación de los Tribunales Populares y la reestructuración de los juzgados municipales; y el freno al proceso de colectivización, que empieza a ser suplantado por la parcelación individual.

En cuanto a lo primero, un decreto del Ministerio de la Gobernación de 4 de enero de 1937 establecía la disolución de los ayuntamientos, comisiones gestoras y comités existentes y la constitución por los gobernadores civiles de cada provincia de consejos municipales con representación de todos los partidos y sindicatos. El nuevo Consejo Municipal de Benínar fue constituido el 4 de febrero de 1937 y estaba compuesto por el presidente, Juan Maldonado Sánchez, carpintero, y los vocales Aurelio Maldonado Sánchez, labrador; Francisco Sánchez Victoria, labrador; José Rincón Romero, jornalero; y Francisco Sánchez Fernández, labrador; los cuatro primeros en representación de la CNT y el último de la UGT (QUIROSA-CHEYROUZE, 1996: 190-191, 289). Esta mayoría anarcosindicalista es sorprendente si tenemos en cuenta que entre 1931 y 1936 no existió la CNT en la localidad (RUIZ SÁNCHEZ), por lo que hubo de establecerse en ella durante la guerra, en una muestra más de la debilidad, ya puesta de manifiesto, del movimiento obrero en ella.

En cuanto a la reorganización del juzgado municipal de Benínar, la Causa General informa de poco, limitándose a indicar que “la actuación de los Jueces Municipales dejó algo que desear por la irregularidad procesal de sus actuaciones en las que faltan firmas y por haber sido nombradas por autoridades ilegítimas”, destacando también que no funcionaron en la localidad tribunales populares y que se conservaron los registros civil y parroquial (CAUSA GENERAL: 15).

Por último, en cuanto a la propiedades incautadas, explotadas colectivamente, ya fuera por una colectividad o por el mismo Comité, luego Consejo Municipal, pasaron entre 1937-1938 “a su parcelación y distribución entre los directivos”, indicándose como responsables y, quizás, beneficiarios a Juan Maldonado Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez, Gregorio Rincón Sánchez, Enrique Blanco Maldonado, José Roque Triviño Sánchez, José Rincón Romero, Francisco Sánchez Victoria, Federico Checa García, Manuel Martínez Rodríguez y Antonio Sánchez Sánchez (CAUSA GENERAL: 5-6).

LA REPRESIÓN DE LA POSGUERRA

Cuando a finales de marzo de 1939 el bando republicano se desploma, las tropas franquistas ocupan los últimos restos de este, entre ellos la provincia de Almería y, dentro de ella, Benínar. En la vecina Berja el día 29 de marzo de 1939 los elementos derechistas de la localidad ocuparon el Ayuntamiento, Correos y los principales centros administrativos de la ciudad como paso previo a la entrada de las tropas de ocupación (RUIZ FERNÁNDEZ: 213), un proceso que se hubo de producir también en Benínar en torno a esa fecha. La ocupación franquista supuso la recuperación del predominio de las clases medias y altas conservadoras. Este predominio fue asegurado, en primer lugar, a través del establecimiento del Estado franquista, cuyos pilares a nivel local serán los nuevos ayuntamientos, el clero parroquial y la jefatura local del partido único, FET de las JONS. En el caso de Benínar, según se desprende de la Causa General, en septiembre de 1940 era alcalde Fausto Ruiz y en mayo de 1944 Francisco Sánchez.

En segundo lugar hay que destacar la represión contra los vencidos, con el objetivo aparente de castigar los delitos cometidos por las izquierdas en el periodo republicano, pero con el verdadero de asegurar el mantenimiento de la nueva situación. Así, la Causa General indica que en septiembre de 1940 la situación de los miembros del “Comité Rojo”, creado al inicio de la guerra y que controla el municipio hasta febrero de 1937, era la siguiente: el alcalde Francisco Sánchez Sánchez y los vocales Gracián Rincón Fernández, Adolfo Sánchez Román y Antonio Moreno Sánchez estaban sufriendo condena; el vocal Francisco Sánchez Román estaba preso en Sevilla, y los vocales José Sánchez Román y Andrés Pérez Sánchez se habían exiliado a Francia.

Por otra parte, el 6 de mayo de 1944 el fiscal instructor de la Causa General de Almería solicitaba al alcalde de Benínar y a la Guardia Civil “para que comuniquen el actual paradero y domicilio de los individuos que constituyeron el comité revolucionario de dicho pueblo”. Según informe del alcalde de Benínar de 12 de mayo de 1944 y del cabo de la Guardia Civil de Berja del día 24 su situación era la siguiente (CAUSA GENERAL: 16-18): José Sánchez Román y Antonio Andrés Pérez Sánchez estaban exiliados en Francia; Adolfo Sánchez Román estaba en libertad condicional desterrado en Alcalá de Guadaira (Sevilla); Francisco Sánchez Román estaba desterrado en Dos Hermanas (Sevilla); Manuel Martín Rodríguez residía en la calle Real de Benínar; José Ruiz Rincón había fallecido en Benínar en noviembre de 1936.

Estas informaciones pueden ser completadas a través de otras fuentes. Así, en cuanto a uno de los exiliados, José Sánchez Román, nos consta según su ficha personal en el Diccionario Biográfico del Socialismo Español de la web de la Fundación Pablo Iglesias que había nacido en Benínar el 13 de febrero de 1909, que era miembro de la UGT y del PSOE y que en el exilio perteneció a las secciones del partido y del sindicato en Nevers (Nièvre).

Por otra parte, en la base de datos de www.todoslosnombres.org, consta que Adolfo Sánchez Román había sido condenado en Consejo de Guerra a 12 años y 1 día de reclusión, trabajando en el Canal del Bajo Guadalquivir, mientras que Francisco Sánchez Román fue condenado a reclusión perpetua (30 años) y acabó trabajando en el mismo Canal, en ambos casos para reducir su pena a cambio de ser mano de obra gratuita para el régimen.

Además, contamos con los datos aportados por Eusebio Rodríguez Padilla en su trabajo sobre la represión en Almería, que analiza la actuación de los tribunales militares en Almería entre 1939 y 1945. Estos llevaron a cabo numerosos procedimientos sumarísimos y sumarísimos de urgencia que juzgaban, paradójicamente, el delito de rebelión, basándose en el Código de Justicia Militar de 1890 y en el Bando de Guerra de 28 de julio de 1939. Según consta en este estudio, fueron procesadas las siguientes personas vecinas de Benínar (RODRÍGUEZ PADILLA: 545):

  • Díaz Román, Antonio: el día 4 de mayo de 1939 le fue iniciada la causa nº 19.756/39 por el delito de auxilio a la rebelión, siendo condenado el 14 de febrero de 1940 a 12 años y 1 día de prisión.
  • Maldonado Sánchez, Aurelio: el día 22 de febrero de 1940 se le inició la causa nº 11.225/40 por auxilio a la rebelión y fue condenado el 27 de agosto de 1942 a 12 años y 1 día de prisión.
  • Martín Pérez, José: le fue iniciada la causa nº 20.394/39 el día 17 de abril de 1939, siendo condenado por adhesión a la rebelión a cadena perpetua el 16 de diciembre de 1941.
  • Montes Manrique, Miguel: el día 22 de febrero de 1940 le fue iniciada la causa nº 11.198/40 por auxilio a la rebelión, siendo condenado a 14 años, 8 meses y 1 día de presión el día 17 de abril de 1941.
  • Moreno Sánchez, Antonio: le fue iniciada la causa nº 28.268/39 el día 14 de abril de 1939 por adhesión a la rebelión y fue condenado el 30 de agosto de ese año a cadena perpetua.
  • Rincón Fernández, Gracián: el día 8 de mayo de 1939 le fue iniciada la causa nº 28.084/39 por auxilio a la rebelión, siendo condenado el 1 de julio de ese año a 12 años y 1 día de prisión.
  • Sánchez López, Antonio: le fue iniciada el 22 de febrero de 1940 la causa nº 10.965/40 por auxilio a la rebelión y fue condenado el 25 de febrero de 1943 a 12 años y 1 día de prisión.
  • Sánchez Román, Adolfo: el 8 de mayo de 1939 le fue iniciada la causa nº 28.084/39 por auxilio a la rebelión, siendo condenado el 1 de julio de ese año a 12 años y 1 día de prisión.
  • Sánchez Román, Francisco: le fue iniciada la causa nº 10.965/40 por adhesión a la rebelión, siendo condenado a cadena perpetua el día 25 de febrero de 1943.
  • Sánchez Sánchez, Francisco: el día 8 de mayo de 1939 le fue iniciada la causa nº 28.084/39 y fue condenado por el delito de adhesión a la rebelión a cadena perpetua.

Por lo que se refiere a los indultos, el 9 de octubre de 1945 se estableció el indulto para los delitos de rebelión cometidos durante la Guerra Civil para celebrar el aniversario del acceso de Franco a la jefatura del Estado. Los presos indultados pasaban a la libertad vigilada. Este fue el caso de Gracián Rincón Fernández, indultado el 7 de octubre de 1946, y de Adolfo Sánchez Román, que lo fue el 16 de noviembre de 1946.

En cualquier caso, muchos condenados se vieron beneficiados por conmutaciones e indultos, dos medidas cuyo objetivo principal era descongestionar las saturadas prisiones. En cuanto a la conmutación, consistía en la supresión parcial de la condena disminuyendo su duración, ya fuera por su revisión en las Comisiones Provinciales de Examen de Penas, establecidas en 1940, o bien por la conmutación a cambio de trabajo, práctica llevada a cabo desde 1937. En el caso que nos ocupa, José Martín Pérez vio conmutada su cadena perpetua por 20 años y 1 día de prisión en 1942; Miguel Montes Manrique la suya de 14 años, 8 meses y 1 día por otra de 6 años el 15 de mayo de 1941; Antonio Sánchez López su condena de 12 años y 1 día por otra de 1 año el 25 de febrero de 1943; y Francisco Sánchez Sánchez su condena perpetua por otra de 12 años el 22 de agosto de 1944.

Además de los encarcelamientos, otro de los procesos destacados de la represión franquista fue la depuración de funcionarios para expulsar de sus puestos a los republicanos. Este fue el caso de los maestros. Así, en abril de 1939 la Dirección General de Primera Enseñanza dictó una orden por la que quedaban en suspenso en sus cargos todos los maestros de la provincia de Almería y se iniciaba el proceso de depuración. Este constaba de los siguientes pasos: solicitud de reingreso del interesado, informes de las autoridades locales (alcalde, párroco, Guardia Civil) sobre su ideología y conducta, análisis de la Comisión Depuradora Provincial y propuesta a la Comisión Superior Dictaminadora (SÁNCHEZ CAÑADAS: 33-35). En la provincia fueron depurados 972 maestros, de los que fueron sancionados 182 (SÁNCHEZ CAÑADAS: 98). En el caso de Benínar tenemos a los dos maestros del pueblo y a otro natural de la localidad pero que ejercía en Guardias Viejas, superando los tres la depuración de manera positiva, proponiendo la Comisión Depuradora Provincial su readmisión sin sanción (SÁNCHEZ CAÑADAS: 226-227, 268, 296):

  • Cuenca Zamora, Adolfo: natural de Benínar, de 60 años de edad y con destino en Guardias Viejas (Dalías); fue rehabilitado provisionalmente el 2 de agosto de 1939 y confirmado en su cargo el 6 de febrero de 1941.
  • González Romero, Antonio: natural de Benínar, de 43 años y con destino en su localidad; fue rehabilitado provisionalmente el 8 de agosto de 1939 y confirmado en su cargo el 10 de junio de 1940.
  • Martín Donaire, Rosa: natural de Alcolea, de 61 años y con destino en Benínar; fue rehabilitada provisionalmente el 2 de agosto de 1939 y confirmada en su cargo el 3 de agosto de 1940.

CONCLUSIONES

Como hemos visto, en Benínar existía una estructura social muy polarizada, con una abundante población jornalera, herencia de la reducida repoblación de 1574 y del posterior crecimiento demográfico. Sin embargo, la existencia de una fuerte emigración desde principios del siglo XX había supuesto una válvula de escape a la tensión social, lo que, junto a las dificultades para el desarrollo de movimientos políticos alternativos en pequeñas poblaciones, significó una ausencia de tensiones sociopolíticas de importancia durante el periodo republicano.

En cualquier caso, el cataclismo sociopolítico que supuso el inicio de la Guerra Civil dejó aflorar las tensiones larvadas durante largo tiempo. El nuevo Comité Rojo, que sustituye en la dirección de la localidad al Ayuntamiento de izquierdas, inicia un proceso de alteración de las relaciones sociales tradicionales, a través de la represión y las incautaciones. Este incipiente proceso revolucionario fue frenado por el proceso de recuperación del Estado republicano a partir de 1937, concretado en el fin de las colectivizaciones y la opción final por la división en parcelas individuales de los bienes incautados, y en el establecimiento de nuevos ayuntamientos, constituyéndose un Consejo Municipal dominado, en una aparente contradicción, por la CNT anarcosindicalista, de principios colectivistas.

El final de la guerra en 1939 no significó la llegada de la paz, ya que el nuevo régimen franquista puso en marcha un intenso proceso represivo contra los vencidos. En un principio dicho proceso tenía la supuesta finalidad de castigar los delitos cometidos en la zona republicana durante la guerra. Sin embargo, la represión franquista fue implacable, pese a no concretarse en este caso en penas de muerte, lo que se explica en el deseo de asegurar el nuevo régimen y eliminar de manera completa y definitiva al adversario político.

BIBLIOGRAFÍA

  • CATASTRO DE ENSENADA: Archivo General de Simancas, Catastro de Ensenada, Repuestas Generales, Libro 278, fols. 766r.-795r. Benínar, 11/10/1751.
  • CAUSA GENERAL: Archivo Histórico Nacional, Fiscalía del Tribunal Supremo, Causa General, Caja 1038, expediente 25: Benínar (Almería).
  • MADOZ, Pascual (1846): Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo IV. Madrid.
  • PRESTON, Paul (2006): La Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores.
  • QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ, Rafael (1996): Almería, 1936-37. Sublevación militar y alteraciones en la retaguardia republicana. Almería: Universidad de Almería.
  • QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ, Rafael (1997): Represión en la retaguardia republicana. Almería, 1936-39. Almería: Librería Universitaria.
  • RODRÍGUEZ PADILLA, Eusebio (2005): La represión franquista en Almería, 1939-1945. Mojácar: Arráez Editores.
  • RUIZ FERNÁNDEZ, José (1999): De la II República a la Guerra Civil. Berja (1931-1939). Almería: Arráez Editores.
  • RUIZ SÁNCHEZ, José Leonardo y ÁLVAREZ REY, Leandro (1997): “Fuentes para el estudio del movimiento obrero en Almería: la correspondencia inédita de la CNT (1931-1936)”. Boletín del Instituto de Estudios Almerienses. Letras, 15 (1997), pp. 31-76.
  • SÁNCHEZ CAÑADAS, Antonio (2007): Memoria y dignidad. Depuración y represión del magisterio almeriense durante la dictadura del general Franco. Sevilla: Corduba.
  • TAPIA GARRIDO, José Antonio (2000): Historia de la Baja Alpujarra. Almería: Instituto de Estudios Almerienses.

Si desea descargarse este trabajo en PDF, pulse aquí: Guerra Civil en la Alpujarra

VIDEO DE LA CHARLA SOBRE LA GUERRA CIVIL EN GUADIX DURANTE LA VISITA A UNO DE LOS REFUGIOS ANTIAÉREOS DE LA GUERRA CIVIL, EL DE «LA TABICONA».

Video de la charla introductoria realizada por Carlos Javier Garrido García como introducción a la visita de uno de los refugios antiaéreos construidos en Guadix durante la Guerra Civil.

Plaza Mayor de Guadix, parcialmente destruida en 1936.

Dentro del marco de los actos conmemorativos de la proclamación de la II República organizados por el Ayuntamiento de Guadix, realicé el pasado 15 d abril la charla introductoria a la visita al refugio de «La Tabicona», situado bajo la Solana de Santiago y que ha sido abierto al público por primera vez.

En la charla hice un recorrido por la evolución de la II República, un régimen reformista que fracasó debido a la crisis de 1929, a la oposición de los privilegiados y a la lentitud de las reformas, lo que provocó un aumento de la conflictividad social.

Como consecuencia de ello, aumenta la polarización política desde la derecha y la izquierda, culminando en el enfrentamiento en la Guerra Civil entre una república que sufre un agudo proceso revolucionario y un bando sublevado en el que se establece una dictadura militar próxima al fascismo.

Todo este proceso fue especialmente intenso en la ciudad de Guadix, una ciudad que sufría una aguda polarización política y social, que se manifestaba en la existencia de dos ciudades distintas: la de las casas y la de las cuevas.

Tras analizar la evolución de la Guerra Civil en Guadix y comarca, me centré en el sistema de defensa antiaérea, con la vigilancia desde la Alcazaba y la torre de la Catedral, las sirenas en este último lugar y la Estación y una amplia red de refugios que acabaron de construirse en diciembre de 1937.

Si desea ver el video de esta charla, alojada en la página de Facebook del Ayuntamiento de Guadix, pulse aquí.

SUBLEVACIÓN MILITAR Y GUERRA CIVIL (1936-1939). DIMENSIÓN POLÍTICA E INTERNACIONAL DEL CONFLICTO. EVOLUCIÓN DE LAS DOS ZONAS. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA.

Resumen del Tema 13 de Historia de España para Selectividad (Andalucía) referente a la Guerra Civil, por Carlos Javier Garrido García.

Milicianos anarquistas al principio de la Guerra Civil.

INTRODUCCIÓN

El intento de establecer un régimen democrático en España, la II República (1931-1936), que realizara las reformas políticas, sociales y culturales que necesitaba el país fracasó debido a la oposición de las clases dominantes, que pretendían mantener sus privilegios, y a un contexto internacional desfavorable (crisis de 1929, auge del fascismo y del comunismo frente a la democracia), problemas que explican una degradación de la convivencia política y social cuya consecuencia será el estallido de la Guerra Civil en 1936. Ésta ha sido objeto de muy variadas interpretaciones por la visión maniquea del conflicto, destacando las que la consideran como un producto de la lucha de clases y las que lo hacen en el marco del enfrentamiento entre democracia y fascismo, es decir, como un prólogo de la II Guerra Mundial.

LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DE LA GUERRA

Del Golpe Militar a la Guerra Civil

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, el Ejército y las fuerzas políticas de derecha se deciden por un golpe de Estado que acabara con las reformas republicanas de manera definitiva.

El general Mola, director del golpe desde Navarra, desechó cualquier acción inmediata sobre Madrid y preparó una sublevación militar simultánea en diferentes guarniciones adictas (Mola en Navarra, Franco en Canarias-Marruecos, Goded en Baleares y Queipo de Llano en Sevilla), pretendiendo un golpe rápido.

La sublevación se inicia en Marruecos el 17 de julio de 1936, extendiéndose a la Península el día siguiente. Es apoyada en las regiones de ideología predominantemente conservadora (Navarra, Castilla-León y Galicia) y también domina las principales ciudades de Andalucía occidental y Zaragoza, ya que las autoridades republicanas se negaron en ellas a armar a las milicias obreras. Por el contrario, fracasa en la Cornisa Cantábrica, Levante y Madrid por la acción de las masas obreras, en estos casos armadas por las autoridades republicanas, y la lealtad de las fuerzas de orden público.

Lo que se inicia como un golpe de Estado se convierte en una Guerra Civil.

Dimensión Internacional de la Guerra

Desde los primeros momentos la guerra tomó un carácter internacional: el gobierno republicano solicitó la ayuda de las potencias democráticas, Francia y Gran Bretaña; y los sublevados la de las fascistas, Alemania, Italia y Portugal.

Ni Francia ni Gran Bretaña apoyaron a la República ante el temor al desencadenamiento de un conflicto mundial (política de apaciguamiento con respecto a la Alemania nazi) y por el matiz revolucionario del Frente Popular. Ante ello, optaron por una política de neutralidad, firmando en agosto de 1936 con Alemania, Italia y la URSS el Comité de No Intervención. Desde el primer momento, las potencias fascistas hicieron caso omiso del acuerdo, como haría luego la URSS, lo que dejó en desventaja al bando republicano.

La ayuda recibida por la República se limitó a la del México presidido por Lázaro Cárdenas, poco efectiva por su lejanía, y la de la URSS, que envió gran cantidad de armamento y una valiosa asistencia técnica y logística a cambio de las reservas de oro del Banco de España y de un aumento de su influencia política y del PCE. Además, se formaron las Brigadas Internacionales, nutridas de voluntarios europeos y norteamericanos, sobre todo comunistas. Contaron con unos 60.000 miembros que influyeron positivamente en la moral republicana pero fueron muy diezmadas, disolviéndose a finales de 1938.

La ayuda recibida por los sublevados fue bastante mayor, contando con la ayuda económica y militar (soldados y armamento) de la Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler y el Portugal de Oliveira Salazar. Esta ventaja internacional es una de las claves para entender el triunfo franquista en la guerra civil.

DESARROLLO MILITAR DE LA GUERRA CIVIL 

La Guerra de Columnas (julio-noviembre de 1936)

El objetivo de los sublevados fue la ocupación de Madrid a través del traspaso del ejército de Marruecos, dirigido por Franco, a la Península. La operación, llevada a cabo por la aviación alemana, fue facilitada por el desorden en el bando republicano, que carece de un verdadero ejército regular: milicias populares formadas por militantes de partidos y sindicatos de izquierda, indisciplinadas e ineficaces ante un enemigo organizado.

La victoria se escapa a los rebeldes por la falta de apoyo de Mola desde Navarra, por el paso lento por el estrecho y por la táctica de Franco de realizar un avance lento que fuera asegurando la retaguardia con una feroz represión.

Franco ocupa Andalucía occidental, Extremadura y libera el alcázar de Toledo, mientras que los generales republicanos Miaja y Rojo organizan la defensa de la capital.

Guerra Total (noviembre 1936-enero 1939)

Esta etapa se caracteriza por la ayuda exterior a ambos bandos y el paso a las grandes ofensivas y contraofensivas. La guerra adquiere un carácter moderno (aviación, carros de combate, guerra total, guerra psicológica) como precedente de la II Guerra Mundial. Grandes operaciones militares:

Ofensiva de Franco sobre Madrid (noviembre de 1936-marzo de 1937): fracasa en las batallas del Jarama y Guadalajara. Ocupación franquista de Málaga

Ofensiva del Norte (mayo-octubre de 1937): ocupación de la Cornisa Cantábrica, frente a la que fracasa la contraofensiva republicana en Brunete.

Ofensiva del Mediterráneo (octubre de 1937-enero de 1939): tras la ocupación republicana de Teruel, Franco realiza una contraofensiva que llega a Castellón, dividiendo así la zona republicana en dos. La contraofensiva republicana de verano de 1938 en la batalla del Ebro fracasa, lo que provoca la caída de Cataluña en enero de 1939.

El final de la Guerra (enero-abril 1939)

Tras la pérdida de Cataluña, el bando republicano pierde toda esperanza de continuar la guerra. En Madrid se forma una Junta de Defensa presidida por el coronel Casado cuya misión sería negociar una rendición honrosa, pero Franco impone la rendición incondicional. Los frentes se desmoronan y el 1 de abril de 1939 Franco emite su último parte de guerra.

EVOLUCIÓN INTERNA DE CADA BANDO

La evolución de la zona republicana

Se pueden distinguir cuatro grandes etapas:

Caos inicial y gobierno de Giral (julio-septiembre de 1936): dimisión de Santiago Casares Quiroga por negarse a entregar armas a los militantes de izquierdas para hacer frente al golpe, a lo que sí accede el nuevo gobierno de Giral; se derrumban las instituciones y el Estado desaparece a favor de comités sindicales que toman medidas revolucionarias (represión contra los militares sublevados y los que se consideraban sus apoyos sociales -Iglesia, clases altas, políticos de derechas-, colectivización de tierra, comercios e industrias, control del mercado), sobre todo en las zonas de dominio anarquista (Cataluña, Levante y Aragón).

Gobierno de Francisco Largo Caballero (septiembre de 1936-mayo de 1937): recuperación de la autoridad estatal a través de la formación de un nuevo gobierno, que incluía a todos los partidos y sindicatos de izquierda (incluida la CNT) y se traslada a Valencia, al restablecimiento de la administración estatal (desaparición de los comités y recuperación de gobiernos civiles, municipios, gobiernos regionales) y de la conversión de las milicias populares en un ejército regular (Ejército Popular). Enfrentamientos entre los grupos que defendían la revolución (CNT-FAI, POUM) y los que defendían que primero había que ganar la guerra, lo que dependía de un mantenimiento del régimen republicano para conseguir ayuda de las democracias europeas (PCE y republicanos). Ambas corrientes se enfrentan militarmente en los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, lo que provoca la caída del gobierno.

Gobierno de Juan Negrín (mayo de 1937-marzo de 1939): se refuerza aún más la autoridad gubernamental con el apoyo de los comunistas, cuya influencia crece de manera destacada (desarticulación del Consejo de Aragón, eliminación de colectividades, represión contra el POUM, salida de los anarquistas del gobierno). Defensa de la resistencia a ultranza esperando que se desencadenara un conflicto internacional entre las potencias democráticas y fascistas como única salvación para la República (programa de los “Trece puntos de Negrín”).

Junta de Defensa (marzo de 1939): ante la creciente influencia comunista y la consideración de que cualquier resistencia era inútil, el coronel Casado da un golpe de estado contra el gobierno de Negrín con apoyo de parte de los socialistas, los anarquistas y los republicanos e inicia las conversaciones de paz con Franco, que exige la rendición incondicional, como hemos visto.

La evolución de la España franquista

Aunque Mola era el director del golpe militar y éste debía ser luego comandado por Sanjurjo, ambos mueren en sendos accidentes de aviación, lo que deja a Franco como líder indiscutido del golpe.

Régimen militar férreo: represión brutal, indiscriminada y dirigida por el Estado. Todos los poderes recaen en la Junta de Defensa Nacional, que nombra a Franco jefe del Estado y generalísimo de los ejércitos en septiembre de 1936.

Frente a los problemas internos de los republicanos, en el bando franquista predominó la unidad: Franco acaba con la rivalidad entre tradicionalistas y falangistas mediante el Decreto de Unificación de abril de 1937 que crea un partido único (FET de las JONS). Ese mismo año consigue el apoyo oficial de la Iglesia católica mediante una carta pastoral colectiva del episcopado español que da a la guerra el carácter de Cruzada. En enero de 1938 Franco forma su primer gobierno y adopta el título de Caudillo.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

Demográficas: elevado número de muertos: 160.000 en operaciones militares, 129.000 por la represión de ambos bandos y 169.000 por diversas penalidades (bombardeos, enfermedades, hambre). A ello hemos de unir el exilio de casi medio millón de republicanos, la fuerte represión que sigue aplicando el régimen y el descenso de la natalidad durante el conflicto.

Económicas: fuerte crisis económica por el descenso demográfico ya visto y la destrucción de infraestructuras durante el conflicto.

Políticas: la victoria de Franco supuso el establecimiento de una dictadura militar próxima al fascismo.

CONCLUSIONES

El bando franquista vence en la Guerra Civil gracias al apoyo de las potencias fascistas (Alemania, Italia y Portugal) frente a la no intervención de las democracias occidentales y la condicionada ayuda soviética y gracias también a su unidad frente a la conflictividad interna que sufre el bando republicano durante todo el conflicto. La victoria de Franco no supuso la paz entre los dos bandos, estableciéndose un régimen dictatorial que gobernará el país durante casi 40 años, durante los cuales los vencidos sufren la represión, la marginación y el exilio.

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PRESENTACIÓN DEL LIBRO «SILES Y EL PARTIDO JUDICIAL DE ORCERA DURANTE LA II REPÚBLICA, LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA (1931-1950)»

Presentación del libro realizado por Carlos Javier Garrido García acerca de Siles y la Sierra de Segura entre 1931 y 1950 el próximo jueves 15 de febrero de 2018 a las 19:00 horas en el salón de actos del IES «Doctor Francisco Marín» de Siles.

«Siles y el partido judicial de Orcera durante la II República, la Guerra Civil y la Posguerra», por Carlos Javier Garrido García.

El libro es el resultado de varios años de investigación del autor, que ya hizo un adelanto del mismo a través de un artículo publicado en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses.

En el libro se analiza la evolución histórica de la Sierra de Segura durante la II República , la Guerra Civil y la Posguerra, centrándose en la villa de Siles pero aportando también datos del resto de localidades de la comarca.

Las fuentes, aparte de las bibliográficas, han sido variadas, destacando los informes de la Causa General, los procesos sumarísimos de urgencia de la posguerra y las actas municipales del Ayuntamiento de Siles.

El libro, de 198 páginas, se pondrá a la venta por primera vez en el acto de la presentación por un precio de 20 euros. Con posterioridad se pondrá a la venta en comercios de la zona.

Índice

INTRODUCCIÓN

ESPAÑA EN LA ENCRUCIJADA: II REPÚBLICA, GUERRA CIVIL Y DICTADURA

LA II REPÚBLICA

Polarización social y política

Cambio de régimen: el nuevo ayuntamiento republicano de Siles

Evolución política y social durante la República

EL AYUNTAMIENTO DE SILES DURANTE LA II REPÚBLICA

La alcaldía de Isaías González Serrano en su primera etapa (de abril de 1931 a enero de 1934)

La Comisión Gestora de Augusto Vidal Rivera (de enero de 1934 a enero de 1935)

La alcaldía de Isaías González Serrano en su segunda etapa (de enero de 1935 a febrero de 1936)

La Comisión Gestora de Ángel Fernández Cózar (de febrero a julio de 1936)

LA GUERRA CIVIL

Golpe de Estado y Revolución

La represión republicana

Las colectividades

La creación de la CNT en Siles

El control de la revolución y los conflictos internos en el bando republicano

El final de la guerra

EL AYUNTAMIENTO DE SILES DURANTE LA GUERRA CIVIL

La coexistencia de la Comisión Gestora y del Comité del Frente Popular (de julio de 1936 a enero de 1937)

El primer Consejo Municipal (de enero de 1937 a junio de 1938)

La transición hacia un nuevo Consejo Municipal estable (de junio a septiembre de 1938)

El nuevo Consejo Municipal y el final de la guerra (de septiembre de 1938 a marzo de 1939)

LA POSGUERRA

La represión franquista

La actuación de los tribunales militares: trayectorias penales

El nuevo Ayuntamiento franquista de Siles en 1939

Siles en los años 40 a través de un especial del diario «Jaén» de 1947

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

APÉNDICES DOCUMENTALES

Documentación sobre la Guerra Civil en Guadix (1936-1939) para su trabajo en el aula

Este trabajo analiza la Guerra Civil en Guadix, presentando un breve relato de los principales acontecimientos, una selección de documentos del periodo y la bibliografía sobre el tema, todo ello para el trabajo en el aula del citado periodo histórico. Fue publicado en la revista «Wadi-red» del CEP de Guadix, vol. 2, nº 4 (2012), pp. 28-35.

Uno de los principales pilares de la enseñanza de las Ciencias Sociales, de todas las materias en general, es su inserción dentro del ámbito vivencial del alumnado, es decir, contextualizar los nuevos conocimientos en el ámbito en el que el alumnado desarrolla sus experiencias vitales. Ello permite, además de una correcta asimilación de los nuevos contenidos o competencias trabajados, una mayor motivación del alumnado dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, es necesario que el profesorado tenga los conocimientos básicos sobre la Geografía e Historia del lugar donde imparte docencia.
En esta ocasión pretendo ofrecer una serie de materiales para el trabajo en el aula, en 4º de ESO y 2º de Bachillerato, de la Guerra Civil Española (1936-1939), contextualizándola en el caso de Guadix y su Comarca. Así, empiezo haciendo un resumen de los principales acontecimientos y evolución de la ciudad y su comarca durante el conflicto, exponiendo posteriormente una serie de documentos con los que apoyar el relato precedente. Tanto una cosa como otra proceden de la bibliografía específica sobre el tema y de fuentes documentales primarias, como la prensa editada en la zona durante la guerra.

LA GUERRA CIVIL EN GUADIX Y COMARCA

Condicionantes propios de Guadix y su Comarca

Durante la II República (1931-1936), la Comarca de Guadix es una de las más conflictivas de la Provincia de Granada. Ello es debido a la fuerza de las tendencias izquierdistas y derechistas en la zona.

En el caso de las izquierdas, la existencia de un destacado latifundismo, el predominio en las zonas de vega de un minifundismo incapaz de mantener a sus propietarios, la ausencia de revolución industrial, las elevadas tasas de analfabetismo y la amplitud de la infravivienda (cuevas), se traducían en unas pésimas condiciones de vida para las clases trabajadoras (fundamentalmente jornaleros del campo), que ingresan en masa en los sindicatos y partidos obreros. La primacía correspondía al socialismo (PSOE-UGT), contando con menos fuerza las tendencias anarquistas (CNT-FAI) y comunistas (PCE). La escasa importancia de clases medias, y el predominio en ellas de las tendencias ideológicas de derecha, explica la poca fuerza de los partidos republicanos.
En el caso de las derechas, el gran peso social de la Iglesia Católica en la zona (al ser Guadix sede episcopal) y la existencia de grandes propietarios y clases medias dedicadas al comercio y la administración (sectores importantes en Guadix por ser centro comarcal), determinaron que los partidos de derecha, tanto moderados (CEDA y Agrarios) como radicales (FE-JONS) tuvieran una fuerza nada desdeñable.

Desarrollo de la Guerra Civil en Guadix

El 17 de julio de 1936, al tenerse noticia de la sublevación de Franco en Marruecos, la Guardia Civil de Guadix se acuartela.

El 20 de julio, a indicaciones de los sublevados en Granada, la Guardia Civil de Guadix declara el estado de guerra, concentrándose en el cuartel accitano situado junto al Palacio Episcopal los guardias de la comarca a los que se suman varios falangistas de la localidad.

El 21 de julio de madrugada se forma en el barrio de la Estación un Comité Revolucionario de Defensa formado por socialistas, anarquistas, comunistas y republicanos, que organizan la resistencia. Por la tarde llegan refuerzos de Granada al cuartel de Guadix (unos 30 guardias civiles). Por la noche de dan los primeros enfrentamientos.
El 22 de julio por la mañana, los guardias civiles y los militantes falangistas salen del cuartel con la intención de tomar el Ayuntamiento y la Casa del Pueblo (sede de los sindicatos, situada en la calle San Marcos), pero la oposición obrera les hace volver a refugiarse en el cuartel.

A partir del 23 de julio las fuerzas obreras, reforzadas por las milicias socialistas y anarquistas y las tropas republicanas venidas de Almería y Alicante, sitian el cuartel.

El 24 de julio, ante la llegada de los mineros de Alquife con cargas de dinamita, la guardia civil evacua el cuartel.
A partir de entonces las fuerzas obreras se hacen con el control de la ciudad y comarca a través del Comité Central Obrero Antifascista, integrado por todas las fuerzas de izquierda. Entre finales de julio y octubre de 1936 los sindicatos UGT y CNT dominan la situación iniciando medidas revolucionarias como la incautación y colectivización de las grandes propiedades latifundistas, del comercio y de la industria. El llamado Comité de Salud Pública inicia la represión contra elementos de derecha, asesinándose de forma incontrolada 211 personas (propietarios, sacerdotes, políticos de derechas) y saqueándose las iglesias, que pasan a ser sedes de partidos y sindicatos de izquierdas o almacenes, cuarteles, cárceles e incluso cines.

La ofensiva organizada contra Granada, donde había triunfado el golpe de estado, fracasa al quedar las columnas milicianas detenidas en Huétor-Santillán en 29 de julio de 1936. La línea del frente queda establecida sin apenas variación a lo largo de la guerra en el Puerto de la Mora.
A partir de octubre-noviembre de 1936 la administración estatal recobra el control de la situación en perjuicio de los sindicatos: los comités son sustituidos por nuevos ayuntamientos y la Diputación Provincial (se establece en Baza), se legalizan las colectividades y se acaba con los asesinatos y saqueos incontrolados.

Los años 1937 y 1938 están marcados por los enfrentamientos entre los socialistas-comunistas (partidarios de mantener la legalidad republicana) y los anarquistas (partidarios de la revolución), llegándose a enfrentamientos armados. Además, se hacen frecuentes los bombardeos en la ciudad, sobre todo en la Estación y Cuevas, realizándose ante ellos refugios subterráneos.
El 29 de marzo de 1939 las tropas franquistas del general Lorenzo Tamayo Orellana entran en Guadix.

La Posguerra.

De inmediato de inicia la represión contra la izquierda: se forman campos de concentración en la azucarera de “San Torcuato” de Guadix y la espartera de Benalúa y mediante un proceso dirigido-fomentado por el Estado se realizan asesinatos y ejecuciones sumarias con la colaboración de militantes de derechas (se estima el total de víctimas en unas 800). Las sedes de partidos y sindicatos de izquierda son saqueadas. El dominio de la política local pasa a la FET-JONS y al nuevo sindicato único, la CNS. Las iglesias y la Plaza de las Palomas son restauradas a través de la empresa pública “Regiones Devastadas”. Las víctimas de la represión republicana son homenajeadas (Cruz de los Caídos, placas en la Catedral y Cuartel) y sus familiares reciben privilegios sociales. Durante toda la dictadura la memoria sobre la guerra se mantiene constante como fundamentación del régimen.

Documentos sobre la Guerra Civil en Guadix

Documento nº 1. Grafito realizado en el muro de contención de la Rambla de Baza de Guadix en 1935, en la actualidad parcialmente destruido por una riada. En el mismo se lee: “Año del 1935. Antonio. VIVA CNT”.

Grafito realizado en el muro de contención de la Rambla de Baza, en Guadix en 1935

Documento nº 2. Inicio del control por parte de las autoridades republicanas de las acciones de saqueo y asesinatos realizados en los primeros momentos de descontrol de la Guerra Civil en Guadix. Fuente: La Voz de Guadix. Órgano de los Trabajadores, Guadix, 26/8/1936, p. 4.

“NO MÁS SANGRE.
Los directivos de las sociedades obreras y políticas, de acuerdo con el Comité Central, han lanzado un manifiesto a las fuerzas que representan y a la opinión pública en general, en el que después de glosar la magnífica epopeya que el Pueblo trabajador está llevando a cabo para aplastar el criminal movimiento militar que ha envuelto a España en crespones negros y hace vivir horas de angustia a los verdaderos españoles, dirige el citado manifiesto en llamamiento a todos para que inmediatamente cese la indisciplina y sangre innecesaria. Por creerlo de interés para el buen nombre de la República y de las organizaciones obreras, insertamos algunos párrafos que dicen así:
Esta segunda etapa de toda revolución tiene su máxima eficacia en la observancia del respeto a los objetos y personas sin perjuicio de aplicar la justicia con el máximo rigor. Matar o destruir por sistema es desvirtuar la eficacia de nuestro triunfo y mostrarnos ante nuestros enemigos como personas incapacitadas para saber gobernar los destinos de nuestro pueblo.
Nuestro peligro está en quienes desoyendo las órdenes de las Organizaciones o Comités constituidos campan por su respeto cometiendo actos de indisciplina y repudiables que nosotros, de acuerdo con nuestra moral y nuestra definición ideológica, tenemos que condenar públicamente.
Las Organizaciones Obreras, los partidos políticos responsables y personas sensatas no pueden permitir que al amparo de esta situación ciertos individuos sin responsabilidad ni control de las Organizaciones Obreras actúen libremente con detrimento de la autoridad societaria o política de estos Organismos; de continuar en ese sentido bien puede ocurrir que el triunfo conseguido quede desmerecido y desacreditado.
Por tanto, los firmantes del presente manifiesto, conscientes del momento que atraviesa España como el de nuestra responsabilidad moral y material, hacemos un llamamiento para que cesen inmediatamente los actos de pillaje, de saqueo y de ejecuciones innecesarias.
Por consiguiente, todos como un solo hombre, a obrar con la disciplina y la moral que nos señalan nuestras organizaciones, a evitar ejecuciones innecesarias sometiendo todos los casos de traición al elemento directriz que sabrá sancionar con el rigor necesario en cada caso”.

Documento nº 3. Las colectividades anarquistas durante la Guerra Civil en Guadix: El cortijo de los “Bernabeles”. Fuente: Hombres Libres. Órgano de la Federación Provincial de Sindicatos Únicos de la CNT, Baza, 26/11/1937, p. 3.

“Con el nombre de “LOS BERNABELES” hay constituida en Guadix una gran colectividad agrícola, que tiene por misión la de acoplar en su seno a todos los campesinos que hayan vivido del fruto de sus esfuerzos, sientan y deseen trabajar en colectividad.
El puntal más firme de la colectividad “LOS BERNABELES” es ir a la abolición absoluta del sistema del salario, por creer que ésta es la causa de todas las miserias que sufren los campesinos y sus hermanos de otros ramos y oficios. Además irá en contra de la creación de otros nuevos propietarios, respetando en un todo a los existentes. (…)
En los trabajos de administración y técnica, tiene la colectividad “LOS BERNABELES” un serio control de todos sus actos, acompañado de distintas comisiones que se ocupan de Estadística, riego, abonos, semillas, plagas, desinfección, fabricación, compras y ventas, ganadería, avicultura y apicultura, herramientas y maquinarias, envases y conservación de la producción, análisis de la producción, transportes y otros muchos trabajos que requieren las faenas agrícolas.
Los cargos renovados cada seis meses, pudiendo ser reelegidos si así lo creen conveniente y lo acuerdan los colectivizados en Asamblea general. En esto piensan bien los colectivistas de “LOS BERNABELES”, ya que es necesario que cada colectivizado vaya creándose conocimiento de saber administrar los intereses de todos al tiempo de los suyos.
Los colectivistas de “LOS BERNABELES” van a la constitución de Bibliotecas en cada uno de los cortijos que tienen a su cargo, fomentándose escuelas para los niños y mayores, ¡Bien, campesinos de Guadix!”.

Documento nº 4. Las dificultades de abastecimiento y el problema de los refugiados procedentes de la zona dominada por los sublevados durante la Guerra Civil en Guadix. Fuente: Trabajo. Portavoz de la UGT, Guadix, 19/4/1938, p. 3.

“NOTAS LOCALES.
(…)
No vemos por ningún lado la labor que desarrolla la Delegación Provincial de Abastos, pues aunque su organización burocrática debe ser perfecta si tenemos en cuenta el número de personas que existe en las oficinas, los víveres, única cosa interesante para el consumidor, no aparecen por ningún lado, y si lo hacen es en tan pequeña cantidad que no vale la pena tomarlos en cuenta. También nuestra Delegación Municipal de Abastos flojea en sus funciones específicas. No hay pan, pero se hacen churros. No hay harina, pero se dan vales de ella siempre que se forme en la cola que adorna el edificio municipal. Y por este estilo sucede con la mayoría de las cosas.
Las cartillas de racionamiento son admirables cuando sirven.
En Guadix el Comité de Refugiados controla unas seis mil personas aproximadamente. Los recursos del Comité se nutren del tanto por ciento con que gravan determinadas mercancías. Pero, por diferentes causas, la recaudación ha descendido de forma tan alarmante que está próximo el día en que el Comité no pueda atender a los compañeros refugiados”.

Documento nº 5. La economía de guerra: Billetes de 1 peseta emitidos por el Consejo Municipal durante la Guerra Civil en Guadix en 1938.

Billetes emitidos por el Consejo Municipal de Guadix en 1938

Documento nº 6. La Guerra Civil en Guadix según los franquistas recién acabado el conflicto. Fuente: Ideal, Granada, 1/4/1939, p. 1.

“Misa de campaña sobre las ruinas de Guadix.
Ruinas, escombros y desolación en Guadix. La Catedral y todas las iglesias, saqueadas.
Los vencidos realizaron en Guadix destrozos de extraordinaria importancia. No fue aquí la guerra la que dejó sentir sus efectos, ni fue la aviación nacional la que hizo mellas en sus edificaciones más notables. Todo cuanto a nuestra vista se ofrece lo llevaron a cabo unas hordas, guiadas por locos.
Un día llegaron a terreno accitano grupos de mineros de Alquife y otros dinamiteros especializados y dispusieron un plan de voladuras que había de realizarse en plazo breve (…).
Los primeros ataques se dirigieron contra los inmuebles de la Plaza de la Constitución (…) y ésta quedó desfigurada por los escombros y las ruinas. En ella se perdieron el edificio del Ayuntamiento, el Casino con su correspondiente teatro, edificios comerciales e industriales, dos hileras completas de las arcadas que circundaban la plaza (…).
A más de estas destrucciones el comercio, en general, se vio expoliado de sus géneros y lunas y mucha estantería y puertas de hierro se hicieron pedazos (…).
A la catedral llegaron también los sembradores del caos, formados en este caso por gentes venidas de Cartagena (…) En el Seminario se estableció la Casa del Pueblo de Guadix (…) El Palacio Episcopal fue saqueado (…) En la casa instalaron el Ayuntamiento. No puede ser más triste la impresión que nos produce la fortuna que esos mercenarios de Moscú hicieron perder a Guadix, víctima muchos meses de su furia vandálica. R. Antiñolo”.

Documento nº 7. Testimonio oral de Francisco Mateos Rodríguez, líder de la UGT durante la Guerra Civil en Guadix, sobre la represión franquista. Fuente: Rafael Gil Bracero: Guerra Civil en Granada, 1936-1939. Tesis Doctoral. Tomo V, p. 1.359.

“Así fue, yo fui condenado dos veces, dos a la pena de muerte por rebelión y auxilio a la rebelión militar… lo sabía desde agosto de 1939 y no me conmutaron la pena hasta 1943. Estuve preso en la antigua fábrica azucarera de San Torcuato de Guadix… allí, en varias naves, nos metieron como a animales, entre 700 y 1.000 personas… Casi ninguno pudo contarlo. En los tres primeros meses hubo de todo… Todos los días entraban 7 u 8 presos, pero también morían casi diariamente otros 7 o 10 de hambre, de frío, de palizas, de un hachazo en los sótanos, de un pistoletazo, sin juicio alguno… Eran conducidos al cementerio y se les enterraban en fosas comunes en terrenos no sagrados… Cuando se celebraron los juicios hubo muchas penas de muerte, yo calculo que la represión se llevó por delante entre 700 y 800 vecinos de Guadix y de los pueblos de alrededor”.

Documento nº 8. El recuerdo constante a la guerra como legitimación de la dictadura franquista. Fuente: Acci. Guadix, 20/7/1957, p. 1.

“21 AÑOS.
21 años de la Catedral, 21 años de San Miguel, Santiago y Santa Ana… 21 años de la Virgen de las Angustias, 21 años de don Manuel Medina Olmos (¡Ay, , cuanto infierno sobre cubierta! Obispo y mártir, obispo y santo entre el mar y los luceros…). 21 años de don Ramón Ronquillo, de don Juan de Dios Ponce, de Dios para siempre, de don Faustino…21 años de los Candela, de Ángel Lozano, Peinado, los Ochoas, los Medialdea, Ángel Casas, Faustino Clares, los García… (Los tallos verdes también subieron al Cielo)… 21 años de hijos, de padres, de hermanos, de esposos… (…)
21 años del Cuartel, 21 años de fusiles, de caballos, de héroes, de caídos, de ventanas… 21 años de torres muertas, de cielo ausente, 21 años del SIM, de socialistas. 21 años de UGT y CNT. 21 años de puños y patillas. 21 años de izquierdas y derechas. 21 años de embusteros. 21 años de asesinos. 21 años de marimachos, 21 años de misas negras y bandidos. 21 años del Cato Franco. 21 años del Paco Guijarro, del Moleón, de los Gardeños, del Lurda, del Montoya… 21 años de los Fernández, del Mesa, del Charlot, de la Pilota y la Remolina… 21 años del Perete, del Fajes, del Feliciano, del Calicasas, del Cato de la Valera, del Cachas Negras… (¡Cuánto asesino!… ¡Cuantos amaneceres entre los árboles oliendo a carne quemada!… ¡Cuantos cabecillas todavía con corbata!… 21 años de más nombres, de nombres flamantes.
21 años de la Plaza, 21 años de agonía, de gritar sin saber nunca por qué…
Hace 21 años. No es ningún cuento. Solo 21 años. Ayer. Y otra vez julio. Julio con su calor, su trigo y su esperanza. Julio con el sol nuestro de cada día. Julio de hoy y de mañana. Julio para siempre.
Perdonamos porque los muertos también perdonaron. Perdonamos por Dios. Perdonamos pero no dormimos. Eso, nunca. Conocemos ya a los lobos y a los corderos”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

– ALARCÓN CABALLERO, José Antonio: El movimiento obrero en Granada en la II República (1931-1936). Granada: Diputación Provincial, 1990.
– COBO ROMERO, Francisco: Revolución campesina y contrarrevolución franquista en Andalucía. Granada: Universidad, 2004.
– GARRIDO GARCÍA, Carlos Javier: “A propósito de un grafito: anarcosindicalismo en el noreste de la Provincia de Granada”, en GÓMEZ OLIVER, Miguel y MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando: Actas del Congreso Internacional “Historia y Memoria”. Almería: Universidad, 2007.
– GARRIDO GARCÍA, Carlos Javier: “Breve historia social de Guadix y comarca (siglos XV-XXI)”, Wadi-red, vol. 2, nº 3 (enero 2012), pp. 11-15.
– GIL BRACERO, Rafael: Revolucionarios sin revolución. Marxistas y anarcosindicalistas en guerra: Granada-Baza, 1936-1939. Granada: Universidad, 1998.
– GIL BRACERO, Rafael: “Sublevación, conspiración y acción revolucionaria: el verano de 1936 en la Comarca de Guadix-Marquesado”, en ESPINAR MORENO, Manuel: Historia, cultura material y antropología del Marquesado del Cenete. Granada: Diputación Provincial, 2000, pp. 235-279.
– PÉREZ LÓPEZ, Santiago: “Guerra Civil en Guadix (1936-1939): La experiencia colectivizadora”, Boletín del Instituto de Estudios Pedro Suárez, 6 (1993), pp. 39-48.
– PÉREZ LÓPEZ, Santiago: La comarca de Guadix en la II República, 1931-1936. De la esperanza a la frustración. Guadix, 2003.

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Siles durante la II República, la Guerra Civil y la Posguerra

La Villa de Siles ( provincia de Jaén en España) durante la Segunda República, la Guerra Civil y la Posguerra (1931-1950).

Extracto del artículo: Carlos Javier Garrido García, «Siles durante la II República, la Guerra Civil y la Posguerra», Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 214 (2016), pp. 287-314.

II República, Guerra Civil y Posguerra a través del ejemplo de Siles.

El periodo de nuestra historia iniciado con la proclamación de la II República en 1931 y que acabó con el establecimiento de la Dictadura del general Franco es, sin duda, uno de los más apasionantes, de ahí que la producción historiográfica a él asociado tan sólo sea parangonable a la de la II Guerra Mundial. En cualquier caso, la producción historiográfica ha estado marcada en gran medida por el maniqueísmo, por la apreciación subjetiva y por la utilización política del pasado. Resulta descorazonador el hecho de que baste leer unas cuantas líneas de muchas de las obras sobre el tema para poder concluir cual es la ideología del autor, que mediatiza sin duda su análisis y conclusiones. Por ello, mi objetivo era realizar un estudio objetivo, utilizando las fuentes de manera crítica y lo que considero la clave de la Historia: la empatía, es decir, intentar ponerme en el lugar de los protagonistas de los hechos para entender sus razones, las comparta o no.

¿Dónde está Siles?

El marco geográfico estudiado es la villa de Siles, aportando además información sobre los demás pueblos del partido judicial de Orcera, que abarcaba casi todos los pueblos de la comarca de la Sierra de Segura, con la excepción de Beas de Segura y Arroyo del Ojanco.

Fuentes bibliográficas

Las fuentes utilizadas para este trabajo, que entiendo como una primera aproximación, han sido tanto bibliográficas como documentales. En cuanto a las primeras han sido de uso imprescindible las obras dedicadas a la II República, Guerra Civil y primer franquismo en la provincia de Jaén, conteniendo numerosos datos sobre Siles y la comarca. Entre ellos, hay que destacar las obras de Francisco Cobo Romero, en solitario  o con Teresa María Ortega López, a las que hay que unir el estudio sobre las colectividades de Luis Garrido González.

Fuentes documentales

Por lo que se refiere a las fuentes documentales, las principales han sido la Causa General de los pueblos de la comarca, custodiada en el Archivo Histórico Nacional, recopilación de información sobre los sucesos de la retaguardia republicana, especialmente la represión, realizada entre 1941 y 1943 con el objetivo de justificar la represión franquista y el mismo régimen. Una información, por tanto, mediatizada por la ideología de los vencedores, hecho que hay que tener en cuenta. Por otra parte, he usado, de manera superficial, los libros de actas del ayuntamiento de Siles, documentación que en la actualidad analizo en profundidad para otro trabajo que espero vea pronto la luz. Ambas fuentes de información han sido completadas con el uso del Portal de Archivo Españoles para la búsqueda de información relativa a la localidad, para lo que han sido también útiles las bases de datos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica del sindicato CGT y de la Fundación Pablo Iglesias del PSOE, en este caso las Biografías del socialismo español.  Por último, se han consultado de manera superficial hemerotecas digitales referentes a periódicos como La Vanguardia y Solidaridad Obrera.

Siles en la II República, Guerra Civil y Postguerra.
Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N. Subdirección General de los Archivos Estatales Ministerio de Cultura.España

Siles en la Segunda República

Economía y sociedad en la Sierra de Segura durante la II República

En cuanto a la II República, Siles y la Sierra de Segura estaban marcadas por una intensa polarización política y social.  Desde finales del siglo XIX la economía española se fue integrando en el capitalismo europeo occidental y en un mercado internacional cada vez más competitivo. Nuestra economía agraria optó por la especialización en cultivos mediterráneos, como fue el caso del olivar en la provincia de Jaén. Esto permitió un aumento de la productividad y de la viabilidad de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias, por lo que el número de pequeños y medianos propietarios y de arrendatarios creció de manera destacada. Estas explotaciones eran rentables gracias al empleo intensivo de la mano de obra familiar, lo que no fue obstáculo para que demandaran cada vez más mano de obra asalariada proveniente de los jornaleros sin tierra.

Este último grupo social, los jornaleros, se fueron organizando en la defensa de sus derechos alrededor de la Federación de Trabajadores de la Tierra (FTT) de la UGT, la central sindical socialista reformista que completaba su actuación con la acción política del PSOE. Durante el primer periodo de la II República, el Bienio Reformista (1931-1933), la legislación republicano-socialista favoreció los intereses de los jornaleros, que tenían además una fuerte capacidad reivindicativa a través de sus sindicatos y un valioso instrumento de defensa a través de su control de los Ayuntamientos. Todo esto supuso un aumento de los salarios que perjudicó a los grandes propietarios, pero también a los pequeños y medianos propietarios y arrendatarios, más aún en la situación crítica de los años 30. He aquí el germen de la polarización política: los jornaleros adoptando medidas del socialismo reformista o del anarquismo revolucionario, este último minoritario en Jaén, y los propietarios y arrendatarios agrarios optando por las posturas antirreformistas de la CEDA. La victoria electoral de esta última en las elecciones de 1933 llevó a una radicalización de los socialistas, que optaron en gran parte por medidas revolucionarios como las de los sucesos de octubre de 1934. Del mismo modo, la victoria del izquierdista Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 hizo que las grupos conservadores optaran por un golpe de estado militar que acabara con el régimen democrático-reformista de la II República y con el cuestionamiento de su predominio político y social por parte de unos grupos de izquierda que optaban cada vez más por posturas revolucionarias.

Conflictividad política en la Sierra de Segura durante la Segunda República

El crecimiento del movimiento socialista en la provincia de Jaén queda patente al analizar el número de afiliados a la FTT de la UGT, que pasaron de 3.227 en 1930, a 10.660 en 1931, 32.633 en 1932 y 55.249 en 1936, la mayor parte de ellos jornaleros sin tierra y estando presente en la práctica totalidad de los pueblos de la provincia. Parejo a este crecimiento, aumentó también la conflictividad laboral agraria, con un total de 532 conflictos en la provincia, concentrados especialmente en 1932-1934, descendiendo hasta casi desaparecer en 1935 para repuntar de nuevo en 1936. Tales conflictos afectaron también a la Sierra de Segura. Así, en junio de 1933, coincidiendo con la siega, se registraron huelgas en Beas de Segura y Torres de Albanchez, y en la huelga campesina de junio de 1934, que afectó a prácticamente toda la provincia, se registraron sucesos violentos como coacciones, incendios, asaltos a cortijos y agresiones a la fuerza pública en La Puerta de Segura, Orcera y sobre todo Beas de Segura. El conflicto se saldó con una fuerte represión, la clausura de las Casas del Pueblo y la destitución de ayuntamientos gobernados por los socialistas. Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, la FTT de la UGT y los ayuntamientos controlados por los socialistas volvieron a controlar la situación a favor de los jornaleros, controlando las bolsas de trabajo y aumentando los salarios, lo que motivó las protestas de propietarios y arrendatarios como los de Beas de Segura.

En cualquier caso, la Sierra de Segura era una las zonas de la provincia de Jaén en la que los jornaleros eran menos numerosos y los pequeños y medianos propietarios tenían una presencia más destacada, lo que tendrá su reflejo en las elecciones del periodo republicano. Durante el periodo republicano había en la comarca, que contaba en 1930 con 52.261 habitantes, 4.613 jornaleros y 2.877 pequeños propietarios y arrendatarios, mientras que los afiliados a la FTT-UGT eran 2.363. En las elecciones de 1933 y 1936 triunfaron la candidaturas de derecha y centro derecha: en las de 1933 con el 66’98 % de los votos y en las de 1936 con el 59’63 %, dato este último que muestra la recuperación de las izquierdas tras el bienio conservador y la creciente polarización política.

Situación social y política de Siles durante la Segunda República

Situación social

En Siles la situación de polarización social era muy destacada. Así, en el censo de campesinos de 1933-1934 había 594 jornaleros y 200 pequeños propietarios, arrendatarios y aparceros, aunque hay que tener en cuenta que en este censo no se contabilizaban los grandes propietarios, destacados en la comarca, como indica el dato de que en el partido judicial de Orcera sólo 41 grandes propietarios (con más de 250 hectáreas cada uno), que suponían sólo el 2 % de los propietarios, acumularan el 42’15 % de las propiedades. En Siles en 1928, sólo 8 propietarios de 762 registrados, el 1’05 %, proporcionaban el 50’59 % de la contribución territorial. La situación de los jornaleros estaba marcada por el paro estacional. Aunque no tenemos datos concretos para Siles, en La Puerta de Segura había entre diciembre de 1930 y febrero de 1931, en plena recolección de la aceituna por tanto, 200 parados parciales y 300 totales de un censo obrero de la localidad de 800 personas. Como consecuencia de todo ello, los jornaleros se asociaron sindicalmente. Así, como en el resto de la provincia, en Siles la UGT era la fuerza hegemónica, contando su sección de Trabajadores de la Tierra con 260 afiliados en 1933. Frente al sindicato socialista, la CNT anarquista no tenía presencia apenas ni en la localidad ni en la comarca, teniendo sólo algunos afiliados en La Puerta de Segura y Orcera y no contándose ningún sindicato de la comarca entre los asistentes al congreso nacional celebrado en Zaragoza en mayo de 1936. Frente a todo ello, los propietarios y arrendatarios empezaron a organizarse para defender sus intereses, contando en Siles la Delegación de Olivareros de la Sociedad de Labradores con 29 miembros, de ellos 8 grandes propietarios. Del mismo modo, para 1935 ya estaba constituida Falange Española de las JONS en las localidades de Orcera, La Puerta de Segura, Santiago de la Espada y Siles, siendo el jefe local en esta última localidad Genaro Garrido González.

Situación política

La capacidad reivindicativa de los sindicatos socialistas, mostrada en conflictos como la huelga producida en Siles en junio de 1932 pidiendo trabajo, se completaba con el predominio republicano-socialista en los ayuntamientos, ocupando la alcaldía de Siles desde abril de 1931 el republicano Isaías González. Frente a ello, los partidos conservadores fueron cada vez más apoyados por los propietarios y arrendatarios, aumentando la polarización y conflictividad con unos jornaleros que cada vez conseguían mejoras laborales más importantes. Este proceso se vio apoyado por el desplazamiento de los republicanos-socialistas del control del ayuntamiento tras la victoria conservadora en las elecciones generales de noviembre de 1933. Así, en Siles la corporación municipal fue cesada en enero de 1934 al ser procesada y suspendida “por el delito de malversación de caudales” públicos, estableciéndose una comisión gestora presidida por el alcalde Augusto Vidal Ribera. En cualquier caso, las acusaciones debían de carecer de fundamento, ya que en enero de 1935 la anterior corporación vuelve a sus cargos con Isaías González a la cabeza.

Muestra de la creciente polarización política es que las elecciones generales de febrero de 1936, en las que a nivel nacional y provincial vencieron las candidaturas del Frente Popular de izquierdas, se saldaran en Siles con 835 votos al Frente Popular de izquierdas y 1.059 al Bloque Nacional de derechas. El cambio político a nivel nacional supuso la suspensión del ayuntamiento de la localidad. Así, en febrero de 1936 en sesión presidida por el Gobernador Civil de la provincia, se estableció una comisión gestora presidida por Ángel Fernández Cózar, pasando el ayuntamiento a estar controlado por los miembros de la UGT local.

Muestra de esta polarización son también los sucesos acontecidos en Siles la noche del 1 de abril de 1936. Según informan las autoridades franquistas en la posguerra, un enfrentamiento entre huelguistas y la Guardia Civil, auxiliada esta última por falangistas armados, se saldó con el teniente de la Guardia Civil de la línea de la localidad herido y con los falangistas Gerardo Rivas Garrido herido y Ramón Abio Frías muerto. La procedencia franquista de la información hace que desconozcamos el motivo del enfrentamiento o si hubo bajas por la otra parte.

Junto con conatos de violencia como el indicado, tras la victoria electoral del Frente Popular la presión de las sociedades obreras, apoyadas por su dominio en los ayuntamientos, se redobló, alarmando a los propietarios. Así, ese mismo mes de abril de 1936 el alcalde de Siles exigió a los patronos de la localidad su contribución monetaria para constituir un depósito para afrontar el pago de los salarios de los campesinos asignados por el ayuntamiento para trabajar en las fincas en unas labores que excedían las legalmente marcadas por el cuadro de laboreo forzoso de la localidad, por lo que tal imposición excedía la legalidad, llegando este caso a ocupar un sitio en la prensa nacional. Así, en el periódico La Vanguardia de Barcelona se indicaba:

            El alcalde de Siles exige a los labradores y propietarios que depositen en las arcas municipales la cantidad suficiente para el pago de los jornales que han de darse en las fincas que tengan arrendadas, y también para aquellas que el Ayuntamiento ordene que se verifiquen determinadas faenas que no están comprendidas en el cuadro de laboreo forzoso”.

Siles en la Guerra Civil.

Golpe de Estado en Jaén

El golpe de Estado, iniciado el 17 de julio de 1936 en el protectorado de Marruecos, se fue extendiendo por la península al día siguiente. Sin embargo, su fracaso en numerosas zonas hizo que se transformara en una Guerra Civil. En el caso de la provincia de Jaén, el golpe fracasó por la poca presencia militar en la capital y por la actitud vacilante de la Guardia Civil, lo que permitió que el mismo 18 de julio las fuerzas de izquierdas controlaran la ciudad. Además, un día más tarde, los guardias civiles de los distintos puestos de la provincia se concentraron en la capital, Linares, Úbeda y Andújar, lo que privó de un posible apoyo a los grupos proclives al golpe en los medios rurales.

            La derrota de los sublevados en numerosas zonas por la lealtad de las fuerzas militares y de orden público y la actuación de las milicias de los partidos y sindicatos de izquierdas supusieron que la autoridad del estado republicano fuera sustituida por los ayuntamientos del Frente popular y numerosos comités que controlaron la situación a nivel local o comarcal y que iniciaron un proceso revolucionario. Este se concretó en medidas como una fuerte represión contra los grupos que se consideraban favorables al golpe de Estado y la incautación y colectivización de sus propiedades. Así, numerosos dirigentes de derecha, propietarios rurales e industriales, sacerdotes, jueces municipales, profesionales liberales como abogados y médicos y estudiantes fueron asesinados. En el caso de la provincia de Jaén, lo fueron 1.368 personas, la mayoría de ellas (977) entre julio y diciembre de 1936, ya que a partir de 1937 la recuperación de la autoridad del Estado republicano y de los consejos municipales supuso un freno a la actuación de los grupos más radicalizados. Estos asesinatos vinieron acompañados del saqueo e incautación de sus propiedades, viéndose muy afectado el patrimonio histórico artístico de la Iglesia Católica, a la que se consideraba una aliada tradicional de los grupos dominantes. Los asesinatos eran ordenados por los comités populares locales y ejecutados por sus miembros más radicalizados a través de sacas nocturnas de los arrestos municipales o de la prisión provincial donde se encontraban encarcelados, muchas veces como represalia por los ataques y avances de las tropas franquistas. A ello hemos de unir varios traslados de presos procedentes de Jaén a Madrid, bastantes de ellos asesinados al llegar a la capital.

El inicio de la Guerra Civil en Siles

En Siles, conocida la noticia de la sublevación militar el 18 de julio de 1936, numerosos individuos de derechas se personaron en el Cuartel de la Guardia Civil ofreciéndose a apoyar el golpe, entre ellos los ya citados José Ramón Garrido González, Gerardo Rivas Garrido, Francisco Sánchez Sempere y Mariano Zamora Garrido. Sin embargo, un día después los guardias civiles de la localidad recibieron orden de trasladarse a la capital provincial, con lo cual las izquierdas, que ocupaban la alcaldía y contaban con el sindicato “La Unión”, asociado a la UGT, controlaron la situación, encarcelando a “los elementos más destacados de derechas tan pronto como la expresada fuerza salió”. Así, el mismo día 19 fue encarcelado el párroco Juan José Martínez, aunque la Iglesia siguió abierta al público hasta el día 21 en que fue clausurada por orden del alcalde del Frente Popular. Entre las personas de izquierdas más destacadas en la oposición al golpe de Estado se citan a los hermanos Alfonso y Ángel Fernández Cózar, Jacinto Millán Olivares, Elías Alarcón Navarro, Isaías Muñoz García, Pablo Juárez Roda, Pedro Serrano Martínez, Fausto Nieto Cózar, Enrique Pérez Jiménez, Eulalio Díaz López, José Cózar Mendoza y Modesto Millán Mendoza. Pronto comenzaron los actos revolucionarios, saqueándose el día 24 de julio la Iglesia Parroquial, la ermita de San Roque y los domicilios de José Ramón Garrido Ibáñez, Juan Antonio Parra Ibáñez, Emilio González Robles, Juan Antonio Garrido Ibáñez, Jacinto González Serrano y Virgilio Sempere Blázquez. El párroco, maltratado, fue trasladado a la Prisión Provincial de Jaén el 5 de agosto, donde permaneció un año hasta que, juzgado por un Tribunal Popular, fue condenado a 8 años de internamiento en un campo de concentración en Venta de Araoz (Almería), donde continuó el resto de la guerra.

La represión en Jaén

En el caso de la Sierra de Segura, durante el dominio republicano, que abarca toda la guerra, fueron asesinadas 42 personas, de las cuales 25 lo fueron en 1936, 8 en 1937, 5 en 1938 y 1 en 1939, desconociendo la fecha de 3 casos. Así, la comarca fue una de las menos afectadas por la represión de la provincia, lo que se explica por la menor conflictividad registrada en la zona durante el periodo republicano, la menor importancia de las agrupaciones de izquierda y un mayor apoyo social a las grupos conservadores dada la importancia de los pequeños y medianos propietarios. En cuando a su profesión, 14 eran propietarios rústicos, labradores e industriales; 8 empleados, artesanos o jornaleros; 2 religiosos; 5 juristas; y 6 profesiones liberales y comerciantes. En principio, los primeros asesinatos se debieron llevar a cabo en las mismas localidades de procedencia, hasta que la saturación de los arrestos y cárceles de los pueblos hizo que éstos fueran trasladados a Jaén, donde desde septiembre de 1936 se había establecido un Tribunal Popular, que, por ejemplo, juzgó en noviembre de ese año a 2 vecinos de Santiago de La Espada, de los que uno fue condenado a muerte, y en diciembre a 4 vecinos de Orcera de los que la mitad corrieron igual suerte.

La represión republicana en Siles

En Siles durante la guerra fueron asesinadas 13 personas, aunque dos de ellas los fueron en el Frente. De esas 11 personas, 8 lo fueron en 1936, 3 en 1937 y ninguno en 1938 y 1939. De hecho, el último asesinato registrado data de abril de 1937, hecho al que pudo ayudar el restablecimiento de las autoridades judiciales estatales. Así, en ese mismo mes el ministerio de Justicia nombró a Ignacio Martínez Lumbreras como juez propietario, a Leandro Garrido Rodríguez como juez suplente y a Rafael Sánchez Millán como secretario habilitado. Posteriormente, en diciembre de 1937 la Audiencia Provincial de Jaén sustituyó a los dos primeros en sus cargos por Pedro Serrano Martínez y Jesús Galdón Cózar y en enero de 1938 fue nombrado Juan Vicente Garrido Donaire como secretario habilitado por el juez municipal.

Durante 1936 la mayor parte de los asesinatos se producen en Siles y su entorno, habiéndose hallado 2 cadáveres en Siles, otros 2 en La Puerta y otros 2 en Segura, aunque dos de los asesinatos producidos en diciembre de ese año se producen ya en Jaén capital. Los cadáveres de las 3 personas asesinadas en 1937 se localizaron e Siles, Molinicos y Mancha Real.

En cuanto a su filiación política, destacan 4 afiliados a la CEDA, 1 a Falange Española y otro a la Federación de Estudiantes Católicos, mientras que a los 5 restantes se les califica de apolíticos. Por lo que se refiere a su condición social, pertenecen a las clases medias y altas de la localidad, predominando los labradores con 4, las profesiones liberales con 2 (un abogado y un practicante), los artesanos con otros 2 (un alpargatero y un sastre), a los que hemos de unir un propietario, un estudiante y una ama de casa.

Con estos 11 asesinatos, Siles fue una de las poblaciones más castigadas por la represión republicana, muestra sin duda de la aguda polarización política y social vivida por la localidad en los años previos a la guerra. Así, en Pontones fueron asesinadas cinco personas, en Orcera cuatro, en Villarrodrigo cuatro, en Santiago de la Espada cuatro, en Torres de Albanchez dos, en Benatae una y en La Puerta de Segura otra, mientras que en Puente de Génave, Hornos, Segura de la Sierra y Génave ninguna.

            Aparte de los asesinatos, otros muchos individuos de derechas fueron “encarcelados y sometidos a crueles torturas”, como fue el caso en Siles de los hermanos José Ramón y Jenaro Garrido González, David Zamora Garrido, Mateo Rubio Abio, Alejandro Martínez Morote, Juan José Martínez Montañés, Juan Pedro Martínez Galdón, Isaías González Serrano “y otros. En este sentido, en abril de 1938 se encontraban presos los siguientes falangistas de Siles: Ángel Martínez Flores, Augusto Martínez Ramón, Juan Vicente Fernández Mendoza, Mateo Rubio Abio, Roque Fernández Serrano, Francisco Fernández García, Germán Ballesteros Garrido, Teófilo Fernández Serrano, Cleto Biedma de la Parra, Sergio Martínez Arrabal, Antonio Fernández Mendoza, Escolástico Olivares y Eduardo Ramírez.

Las colectividades en Siles

Junto con los asesinatos, el principal acto revolucionario fue el establecimiento de colectividades. Una colectividad era una unidad de producción en la que la propiedad pasaba a ser de todos los trabajadores que la integraban, que aplicaban su fuerza de trabajo colectivamente, recibiendo íntegro el resultado de la explotación, significando, de hecho, la socialización de los medios de producción en un sistema de producción socialista. Iniciada la guerra, y el proceso revolucionario en la zona republicana, se establecieron numerosas colectividades con los bienes incautados a los propietarios fugados o asesinados, dentro de los cuales destacaron las tierras y almazaras de aceite, aunque también lo fueron aperos de labranza, animales de labor, víveres y bienes inmuebles. Las masas obreras armadas, dirigidas por el comité del Frente Popular, los ayuntamientos socialistas o las sociedades locales de la FTT-UGT, pasaron a explotar en colectividad las fincas abandonadas por la huida, asesinato o encarcelamiento de sus propietarios. En la provincia de Jaén, a través de la prensa, se han localizado 104 colectividades, varias de ellas en la Sierra de Segura, como son el caso de Benatae, donde una colectividad de la UGT contaba con 200 miembros; de Génave, perteneciente también a UGT; de Orcera, gestionada por el sindicato de oficios varios de la CNT; de Beas de Segura, que mixta UGT-CNT explotaba la finca Fuente Nueva; de La Puerta de Segura, mixta UGT-CNT y que en septiembre de 1937 agrupaba a 450 colectivistas organizados en grupos de trabajo o colectivas de 12 miembros cada una; y de Cortijos Nuevos, también mixta UGT-CNT. Por su parte, en Siles, según informe del Ayuntamiento franquista, nos consta que “fincas, de los elementos de alguna significación derechista”, fueron explotadas por “una colectividad agrícola de la UGT”. Además, “fueron incautadas las 4 fábricas de aceite, existentes en el término, por la violencia, y administrándose en colectividad”.

Todas estas colectividades fueron legalizadas por el Ministerio de Agricultura mediante decreto de 8 de agosto de 1936, que convertía a los alcaldes en delegados especiales del IRA que podía legalizar temporalmente las incautaciones. En su aplicación, los alcaldes legalizaron las incautaciones, y para organizar la explotación de las fincas el decreto de 15 de septiembre de 1936 estableció en cada municipio un comité agrícola del Frente Popular, presidido por el alcalde y asesorado por las secciones agronómicas provinciales. Este proceso culminó con el decreto de 7 de octubre de 1936 que fijaba la nacionalización de los bienes de personas físicas o jurídicas implicadas directa o indirectamente con el alzamiento militar, dándoselas en usufructo a los jornaleros y campesinos del municipio, que tendrían que decidir en asamblea la explotación colectiva o individual. Así, en Siles se confirmó en noviembre de 1938 la expropiación a 50 propietarios, de los que 2 reunían 7.966 hectáreas, 58 áreas y 56 centiáreas.

Conflictos internos

El proceso revolucionario desarrollado en la zona republicana tras el inicio de la Guerra Civil empezó a ser controlado y, finalmente eliminado, por el gobierno de Francisco Largo Caballero, establecido en septiembre de 1936, y por la creciente fuerza de los partidos políticos partidarios de mantener la legalidad republicana, destacando entre ellos el PCE. Los medios para ello fueron la recuperación de las autoridades estatales, regionales, provinciales y locales republicanas en sustitución de los comités dominados por los sindicatos UGT y CNT y el ataque contra las colectividades.

En cuanto a lo primero, en Siles el Ayuntamiento no fue sustituido por comité revolucionarios, ya que los socialistas lo dominaban ya desde febrero de 1936, continuando a su cabeza Ángel Fernández Cózar y, con él, la UGT local, que era la formación que contaba con más fuerzas. Así, en 1937 la FTT de la UGT contaba en la localidad con 558 afiliados, mientras que los partidos políticos eran muy minoritarios, contando el PSOE ese mismo año con sólo 17 afiliados. En cualquier caso, a nivel nacional, los comités fueron siendo sustituidos por el decreto de 4 de enero de 1937 por los nuevos Consejos Municipales, con un papel central de los partidos frente a los sindicatos, reorganizándose así, en Siles, como paso previo, la agrupación socialista local (COBO, 1991). Esta se llevó a cabo el 24 de diciembre de 1936, siendo elegido presidente de su junta directiva Alfonso Fernández Cózar, vicepresidente su hermano Ángel Fernández Cózar y secretario Fausto Nieto Cózar. Sólo un mes después, en enero de 1937, se constituyó en la localidad el Consejo Municipal, que seguía siendo presidido por Ángel Fernández Cózar, que ocupó el puesto hasta que fue llamado a filas en abril de 1938, siendo sustituido por Jacinto Millán Olivares. En este mismo sentido de recuperación de las autoridades legales republicanas está la ya citada reorganización del Juzgado Municipal en abril de 1937.

En cuanto al ataque a las colectividades, a partir del verano de 1937 el PCE apoyó la disolución de las colectividades a favor de las explotaciones individual-familiares, apoyando así las reivindicaciones de los pequeños propietarios, arrendatarios y aparceros incluidos en las colectividades por coacciones o necesidades económicas. Esta política de oposición, junto con el descenso de los rendimientos, hizo que muchas colectividades acabaran disolviéndose, como fue el caso de la colectividad de Benatae, perteneciente a la UGT y formada por 200 colectivistas, que lo hizo el 3 de marzo de 1938 pasando a formar parcelas individuales.

La lucha entre revolucionarios y partidarios de la legalidad republicana pueden inferirse en la zona que nos ocupa por la muerte violenta de republicanos durante la guerra. Así, en Siles en la Piedra del Olivar el 5 de mayo de 1937 fueron encontrados los cadáveres de Antonio Alguacil Trigueros y Ángel Fernández Muñoz, jornaleros de 45 y 34 años respectivamente y afiliados a UGT, el primero de ellos concejal y vicepresidente de la Casa del Pueblo de Santiago de la Espada y el segundo vicepresidente de la misma, citándose como responsables de su muerte de los vecinos de Siles apodados El Feo y el Pertiles.

Por otra parte, hay que destacar los conflictos internos registrados en Siles, que alcanzaron tal gravedad que obligó al Gobierno Civil a suspender el Consejo Municipal en junio de 1938, que es sustituido por una gestora presidida por un delegado gubernamental, Pedro Campos Fernández. Calmados los ánimos, en septiembre de ese año se constituyó nuevamente el Consejo Municipal, recuperando la alcaldía Jacinto Millán Olivares. Finalmente, el desplome del bando republicano a finales de marzo de 1939 supuso la victoria franquista en la guerra. Previéndola, y ante la huida de los máximos dirigentes republicanos locales, el alcalde en funciones, Ignacio Martínez Lumbreras, se esforzaba por buscar “fascistas y derechistas” que se hicieran cargo del ayuntamiento[1], constituyéndose el 4 de abril de 1939 el nuevo ayuntamiento franquista, presidido por Rogelio Fernández Rodríguez.

Siles en la Posguerra.

La victoria de los sublevados en la guerra civil supuso el establecimiento definitivo de la dictadura militar del general Francisco Franco y la restauración del dominio político, económico y social de los grupos privilegiados. Desde el mismo inicio de la guerra, en las zonas dominadas por el bando sublevado, se desarrolló una fuerte represión contra los militantes de los grupos de izquierda que se tradujo en numerosas ejecuciones y encarcelamientos por, paradójicamente, “rebelión militar”. La historiografía franquista, y parte de la actual, ha considerado que esta represión era simplemente la consecuencia de los desmanes revolucionarios realizados en la zona republicana, es decir, el castigo lógico a los asesinatos, las incautaciones, los saqueos y los encarcelamientos. Sin embargo, hay que tener presente que, desde el principio, la represión fue parte de la táctica del bando sublevado con el objetivo de asegurar la retaguardia y eliminar al enemigo de izquierda y a sus asociaciones políticas y sindicales. Así, la represión fue igual de intensa en las zonas dominadas desde el principio por los sublevados, es decir, donde no había delitos revolucionarios que castigar y las zonas más castigadas de las dominadas por los republicanos fueron las que habían registrado en el periodo prebélico una mayor conflictividad social y fuerza de las organizaciones obreras. Por último, la represión tenía una clara intencionalidad económica, la de conseguir una bajada de los salarios de los jornaleros, impuesta por el terror y la ilegalización de sus sindicatos, que compensara la crisis agraria de posguerra debida a las adversidades climáticas y a la errónea política intervencionista y autárquica adoptada por la dictadura.

La represión franquista en Jaén

En la provincia de Jaén la represión se saldó con el asesinato de 1.891 personas, la mayor parte de ellas ejecutadas entre 1939 y 1942, aunque se siguieron registrando ejecuciones hasta 1950. Los afectados, miembros destacados o de base de las organizaciones políticas y sindicales de izquierda, eran mayoritariamente jornaleros, mostrando así el sentido de clase de la represión. Ésta fue llevada a cabo básicamente desde los nuevos ayuntamientos franquistas, de quienes partían las denuncias, que contaron con la colaboración de los miembros del partido único FET-JONS y de la Guardia Civil. Aunque algunas ejecuciones se llevaron a cabo al principio en las mismas localidades del medio rural, pronto la tarea represiva fue recayendo en los Tribunales Militares Especiales establecidos en las principales capitales comarcales y desde 1940-1941 casi exclusivamente en las capitales provinciales. Además de las ejecuciones, hay que destacar los encarcelamientos. Así, en 1941 había en la cárcel  provincial de Jaén unos 3.991 reclusos, en unas condiciones marcadas por el hacinamiento, las malas condiciones higiénicas, sanitarias y de alimentación y los malos tratos. De la Sierra de Segura había ese año en la prisión 183 personas, mientras que el número de ejecutados en la comarca fue de 74, la mayor parte de ellos en la capital provincial.

La represión franquista en Siles

Una vez caída en manos franquistas la Sierra de Segura se inició la represión, encarcelándose a los máximos dirigentes republicano-socialistas y a las personas más implicadas en los hechos revolucionarios. Esos presos fueron conducidos posteriormente a un campo de concentración en Villacarrillo, donde se produjeron numerosos fusilamientos entre junio y diciembre de 1939, habiéndose localizado en el cementerio de la localidad una fosa común con 94 ejecutados y quizás otros 22 fallecidos en la prisión de partido. Entre los ejecutados se encontraba Alfonso Fernández Cózar, alias “el cojo corrigüela”, alpargatero de 40 años y máximo dirigente de la UGT y del PSOE en Siles, que fue fusilado el 12 de diciembre de 1939. Ese mismo día lo fue también Fausto Nieto Cózar, carrero de 45 años y secretario de la agrupación socialista de Siles entre 1936 y 1938. A partir de finales de 1939 los presos republicanos se fueron concentrando en la prisión provincial de Jaén. En ella serían fusilados muchos de ellos.

A diferencia de las víctimas de la represión republicana, contabilizadas minuciosamente por los vencedores en la Causa General, la investigación de la represión franquista choca con numerosos obstáculos para su contabilización. Así, gracias a información indirecta proporcionada por la misma Causa General, sabemos que, aparte de los citados, fueron asesinados otros vecinos de Siles como Eulalio Díaz López, José Cózar Mendoza, Miguel Gómez Valle alias “El Feo”, Francisco Fernández Martínez, Elías Alarcón Navarro, Antonio Lumbreras García, Basilio Carrasco Millán, José Rodríguez Mendoza, José García Lumbreras e Isaías Muñoz García. Por tanto, por ahora podemos cifrar en 18 los asesinados por la represión franquista en Siles, sin poder descartar, en todo caso, que fueran más.

En cuanto a los presos, según el libro de registro llevado a cabo por el capellán de la Prisión Provincial entre 1940 y 1941, ingresaron en ella 12 vecinos de Siles, 15 de Orcera, 9 de Torres de Albanchez, 14 de La Puerta de Segura, 7 de Hornos de Segura, 21 de Santiago de La Espada, 6 de Pontones, 3 de Villarrodrigo y 3 de Segura de la Sierra. En muchas ocasiones estos presos acababan en batallones de trabajos forzados, como fue el caso de Florencio Cijer Lumbreras, Victoriano Fernández Ramírez, Eusebio López Lozano, Carlos Romero Ortega, José María García Rodríguez, Valentín Buischez Cumbreros y José Carriquí Montalbo, todos ellos nacidos en Siles y enrolados en el Batallón de Trabajadores de Tarifa en 1941, apareciendo en 1944 en la misma zona el ya citado Valentín Buischez y José Romero Zambrana. Por otra parte, a José Pascual Millán, chófer de profesión y nacido en Siles, lo encontramos trabajando en el Canal del Bajo Guadalquivir.

Un proceso singular es el de la depuración de los maestros nacionales, como les sucedió a otros funcionarios públicos, investigados para esclarecer su connivencia, o no, con la ideología, reformas y régimen republicano para poder seguir en sus puestos o sufrir represalias como el traslado o la suspensión en sus empleos. En el caso de Siles he localizado 10 de estos expedientes de depuración.

Junto con la represión, hay que tener en cuenta también el exilio, ya que muchos republicanos huyeron de nuestro país temiendo represalias al terminar el conflicto, siendo el destino principal Francia. Así, la Causa General nos informa de la huida a ese país de Enrique Pérez Jiménez, nacido en Siles en 1909, afiliado a la UGT y albañil, oficio que siguió ejerciendo en el exilio, apareciendo en 1945 como afiliado a los grupos departamentales de la UGT en su sección de Châteauneuf-sur-Loire (Loiret). También en Francia se exilió Enrique Galdón, miembro de la UGT y afiliado al PSOE de Siles desde 1935, que como el anterior trabajó como albañil y lo encontramos a finales de los años 1960 formando parte de la Sección del PSOE en Mirepoix (Ariège), de la que fue secretario.

En ese país se verían inmersos muy pronto en una nueva guerra, la II Guerra Mundial, siendo objeto de la represión nazi. Así, en los campos de concentración murieron hasta 111 personas naturales de la provincia de Jaén, 107 de ellas en el campo de concentración de Gussen, 2 en Dachau, 1 en Mathausen y 1 en Steyr. Entre ellos, había 7 nacidos en localidades de la Sierra de Segura.

Junto con el exilio, otros republicanos optaron por la lucha armada en el maquis, aunque la mayoría de ellos acabaron ejecutados o encarcelados por el régimen franquista o marchando al exilio. En este sentido, el 29 de junio de 1946 fueron detenidos en Yeste (Albacete) por actividad guerrillera Antonio Ruiz García y Luciano Máximo Mendoza Melero, ambos naturales de Siles y residentes en Santiago-Pontones y Villaverde de Guadalimar respectivamente.

En cualquier caso, la mayoría de los republicanos, atenazados por la feroz represión, optaron por afrontar de la mejor manera posible la dura tarea de sobrevivir bajo el yugo, y las flechas, de la Dictadura.

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