LA ECONOMÍA DEL PERIODO DE ENTREGUERRAS Y LA GRAN DEPRESIÓN

Tema 8 de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de Bachillerato referente a la economía de Entreguerras y la Gran Depresión, por Carlos Javier Garrido García.

Pánico en la Bolsa de Nueva York durante el «Jueves Negro», 1929. Fuente: Wikipedia.

INTRODUCCIÓN

Como hemos visto en el tema anterior, el nacimiento de la URSS supuso un aumento de las tensiones políticas y sociales. Esto fue posible debido a los desequilibrios socioeconómicos generados por la I Guerra Mundial, que terminaron dando lugar a la Gran Depresión.

LA ECONOMÍA DE POSGUERRA (1919-1925)

Consecuencias económicas de la I Guerra Mundial

La I Guerra Mundial (1914-1918) y los tratados de paz de 1919-1920 provocaron unos fuertes desequilibrios económicos, especialmente en la zona más afectada por el conflicto, Europa.

Así, la economía se veía lastrada, en primer lugar, por la desarticulación de las economías nacionales, debido a la implantación de la economía de guerra, que ahora había que reconvertir, a los cambios territoriales y a la pérdida de bienes de producción, mano de obra y consumidores e infraestructuras.

En segundo lugar, se desarticularon también los mercados financieros debido a que los enormes gastos del conflicto supusieron un aumento de la deuda pública. Esto provocó tanto un aumento de la emisión de moneda, lo que provocó su pérdida de valor y una fuerte inflación tras el conflicto, como un endeudamiento exterior. Esto último se materializó tanto en las reparaciones de guerra que debían pagar los países derrotados, especialmente Alemania, como en las deudas entre los países vencedores, con un beneficiario claro: EEUU.

Por último, el comercio internacional se vio afectado por todo lo anterior. Así, la inflación provocó la desorganización del sistema monetario internacional basado en el patrón oro; la deudas exteriores y las destrucciones de la guerra hicieron que Europa perdiera su hegemonía económica y financiera en favor de una nueva primera potencia (EEUU), de su moneda (el dólar) y de sus mercados financieros (la Bolsa de Nueva York); y el retorno a una economía de paz aumentó la competencia comercial entre unos países que volvían a una economía de paz, por lo que recuperaron sus producción agraria e industrial, y los países neutrales o alejados de los principales escenarios del conflicto, que habían visto crecer su producción gracias a la demanda de los beligerantes, provocando una crisis de sobreproducción que acentuó la inflación.

De la reconstrucción a la crisis (1919-1921)

El final de la guerra supuso un primer periodo de recuperación económica entre 1919-1920 debido a las tareas de reconstrucción. Sin embargo, este crecimiento se convirtió en recesión entre 1920 y 1921 debido al descenso de la demanda, a la inflación y a la disminución del crédito, por las razones que hemos explicado en el apartado anterior.

Los problemas principales eran la desorganización del sistema monetario internacional, que estrangulaba el comercio internacional y provocaba problemas de inflación que paralizaban la inversión y el crédito, y el problema del endeudamiento exterior. Este último hizo que las potencias vencedoras, especialmente Francia, fueran muy exigentes en el pago de las reparaciones de guerra por los vencidos, lo que hundió a la economía alemana, inmersa en una aguda hiperinflación.

La recuperación y sus límites (1921-1925)

Para luchar contra la inflación y recuperar el comercio internacional, en la Conferencia Internacional de Génova de 1922 se estableció el sistema cambio-oro, por el cual las emisiones monetarias de todos los países debían estar respaldadas por oro o por monedas respaldadas por oro, lo que de hecho significaba darle al dólar el valor del oro, reforzando el dominio de EEUU.

Para solucionar el problema de la deuda exterior se elaboró el Plan Dawes en 1924. Este supuso una reducción de las reparaciones de guerra y un programa de préstamos a Alemania para que este país pudiera pagarlas y con ese dinero Gran Bretaña, Francia y otros países pudieran pagar sus deudas, especialmente a EEUU. Así, este país salía doblemente beneficiado al poder cobrar sus deudas, generar nuevas con Alemania y, con la reconstrucción de los mercados europeos, mantener la demanda internacional de sus productos.

Todo esto posibilitó la recuperación económica y la entrada en un fuerte crecimiento, pero todo ello dependiente de los capitales norteamericanos, lo que explica que el posterior hundimiento de este país provocara una Depresión mundial, la Gran Depresión.

LOS FELICES AÑOS 20 (1925-1929)

El crecimiento económico fue especialmente intenso en EEUU, conociéndose el periodo entre 1922 y 1929 como los “Felices Años 20”. El crecimiento se basó en la producción en masa gracias a la generalización de la producción en cadena (fordismo), al consumo de masas por la publicidad y la compra a plazos, la abundancia de capitales y la fuerte concentración empresarial. En Europa se registró también un fuerte crecimiento gracias a la reconstrucción y a los capitales británicos y estadounidenses.

El crecimiento económico provocó fuertes transformaciones sociales. Así, surgió una nueva generación de burgueses adinerados, se consolidó la terciarización de la economía y la mujer accedió a un nuevo papel social debido a su acceso al trabajo y al derecho a voto. Se consolidó también una sociedad de consumo de masas, apoyada en la facilidad de crédito, en la difusión de los medios de comunicación (prensa, radio y cine) y en la industria del ocio (consumo popular de cultura y competiciones deportivas).

Sin embargo, este crecimiento tenía unos fuerte desequilibrios que anunciaban la próxima crisis. En primer lugar, los sectores económicos tradicionales sufrieron un fuerte estancamiento y crisis de sobreproducción debido a la competencia internacional (agricultura, industrias básicas y tradicionales de consumo como la textil).

En segundo lugar, tras un inicial crecimiento se produjo un estancamiento de la capacidad de consumo de la población por el estancamiento de los salarios, la crisis de los sectores económicos tradicionales y el creciente endeudamiento, ya que el consumo se basó en buena parte en el crédito. Todo ello provocó un descenso de los beneficios empresariales y un crecimiento de los stocks.

En tercer lugar, los problemas de sobreproducción y el aumento de la competencia a nivel internacional empezaron a generalizar la adopción de posturas proteccionistas, lo que se unió a la ya citada limitación de la demanda, provocando un estancamiento del comercio internacional.

En cuarto lugar, el sistema monetario internacional se vio lastrado por el fracaso del patrón cambio-oro por la falta de cooperación internacional.

Por último, la abundancia de capitales en EEUU provocó un aumento de las inversiones, pero no las productivas, ya que las empresas tenían problemas de stocks, sino en inversiones especulativas buscando una rápida rentabilidad. Esto hizo que se generalizara la inversión en la Bolsa, provocando un fuerte crecimiento de las cotizaciones, lo que atrajo mayores inversiones, dando lugar a una enorme burbuja especulativa, aumentando la diferencia entre la cotización de las acciones y los resultados reales de las empresas.

EL CRACK DE 1929 Y LA GRAN DEPRESIÓN (1929-1939)

El hundimiento de la Bolsa de Nueva York y sus consecuencias

La burbuja especulativa acabó estallando en octubre de 1929 en la Bolsa de Nueva York (“Jueves Negro”). Se produjo una enorme oferta de acciones por parte de inversores atemorizados por el descenso de los beneficios empresariales, ante una demanda prácticamente nula. Esto aumentó el pánico, hundiendo los valores bursátiles.

El hundimiento de la Bolsa desató una reacción en cadena: quebró el sistema bancario, lo que paralizó el crédito y, con ello, el consumo y la inversión, a lo que contribuyó también la destrucción del ahorro de familias y empresas, ya que buena parte del mismo estaba invertido en acciones. Debido a todo ello, se produjo una fuerte crisis agraria e industrial, lo que hizo aumentar los niveles de paro y la población excluida, entrándose en un círculo vicioso: más paro, más crisis bancaria, más crisis industrial, más paro…

Expansión mundial de la Gran Depresión

El hundimiento económico de EEUU provocó una fuerte crisis a nivel mundial, ya que este país se había convertido en el centro de la economía mundial de posguerra. Así, el comercio mundial sufrió una fuerte contracción, debido a la disminución de la demanda estadounidense y al endurecimiento de las políticas proteccionistas como salida a la crisis; y la crisis financiera debido a la repatriación de los capitales estadounidenses en el exterior.

Todo ello provocó una crisis global: los países exportadores de materias primas (Europa Oriental y Mediterránea, Latinoamérica, China y sureste de Asia) por el descenso de la demanda y la caída de las inversiones, y las economías industrializadas de Europa (Alemania, Austria, Reino Unido, Francia) por la repatriación de capitales estadounidenses, la crisis bancaria y el hundimiento del comercio internacional.

A nivel social la crisis supuso un crecimiento de la polarización social debido al empobrecimiento y proletarización de gran parte de la clase media, lo que se tradujo en un aumento de la conflictividad social y la polarización de las posturas políticas, que se extreman en torno al comunismo y el fascismo.

Las políticas económicas frente a la Gran Depresión

En un principio, ante la crisis se aplicaron soluciones tradicionales, como políticas deflacionistas para activar el consumo y la adopción o endurecimiento de políticas proteccionistas. En cualquier caso, estas medidas fracasaron, como lo hicieron los intentos de políticas coordinadas a nivel internacional. Así, en la Conferencia Económica Mundial de Londres de 1933 se propuso volver al patrón oro y reducir los aranceles para reactivar el comercio internacional, pero no se llegó a un acuerdo.

Todo ello llevó a la adopción por parte de los distintos países de medidas que tienen como elemento común la revisión del liberalismo económico, defendiendo una mayor intervención del Estado en la economía. En esta revisión fue clave la obra del economista John Maynard Keynes.

En EEUU la victoria en las elecciones de 1932 del demócrata Franklin Delano Roosevelt, supuso el establecimiento al año siguiente del “New Deal”, un programa de intervención estatal de la economía cuyas medidas principales fueron el rescate bancario, la inversión en obras públicas, las subvenciones agrarias, las ayudas a las empresas y el establecimiento de las bases del Estado de Bienestar (salario mínimo, jornada semanal de 40 horas, libre sindicación y negociación colectiva, pensiones, seguros de enfermedad y subsidios de desempleo). Todas estas medidas permitieron una recuperación económica, pero sin lograr recuperar los niveles previos a 1929, como que no se lograría hasta la II Guerra Mundial.

En el Reino Unido la Gran Depresión fue menos intensa, debido a la menor dependencia de los capitales norteamericanos. En este caso se optó por una acentuación del proteccionismo y una explotación más intensa de su extenso imperio colonial.

Por lo que se refiere a Francia, la victoria de la coalición de izquierdas (Frente Popular) en las elecciones de 1936 supuso la implementación de políticas sociales como el incremento de salarios y las vacaciones pagadas y de un programa de obras públicas, aunque provocando un aumento del déficit público y de los impuestos.

Por último, en Alemania las consecuencias de la Gran Depresión fueron fueron muy intensas y crearon el ambiente favorable para el acceso al poder del nazi Adolf Hitler en 1933. Su política económica se basaba en la autarquía (proteccionismo extremo) y en una política de rearme que le permitió salir de la crisis y superar ampliamente los niveles previos a 1929.

CONCLUSIONES

La Gran Depresión iniciada en 1929 provocó un deterioro de las condiciones sociales, un aumento de las posturas políticas extremas (fascismo y comunismo) y un aumento de las tensiones internacionales entre unas potencias, también las democráticas, que competían por salir de la crisis a través de la defensa y extensión de sus intereses mundiales. Todo ello acabó provocando la II Guerra Mundial (1939-1945).

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