LA SIERRA DE SEGURA EN EL «CENSO DE LA SAL» DE 1631

Análisis de los datos del «Censo de la Sal» de 1631 en la Sierra de Segura, por Carlos Javier Garrido García.

Segura de la Sierra a principios del siglo XX. Fuente: RedJaén.

INTRODUCCIÓN

El siglo XVII es un periodo de la Historia de España en el que no abundan las fuentes documentales, debido tanto a la crisis socioeconómica, especialmente dura en Castilla, como a la crisis hacendística y política de una monarquía que ha dejado de ser la potencia hegemónica en Europa. Así, las autoridades locales y estatales llevan a cabo un menor control sobre su población, lo que hace más extrañas fuentes como los censos, por ejemplo. Como consecuencia de ello, los estudios históricos referentes a este siglo son sustancialmente menores a los llevados a cabo con respecto al siglo precedente y posterior.

Esta situación hace especialmente importante la información que suministra el Censo de la Sal elaborado en 1631, que nos ofrece datos de vecindad y cabezas ganaderas de la mayoría de los territorios castellanos y, dentro de ellos, de las localidades de la Sierra de Segura. La intención de esta entrada es, por tanto, analizar sus datos con respecto a la Sierra de Segura, utilizando para ello como fuente la edición realizada por el Instituto Nacional de Estadística en el año 2015. Los datos obtenidos para 1631 serán comparados con los que conocemos del siglo XVI y XVIII, lo que permitirá, junto con el vecindario de 1646, valorar la incidencia de la crisis del siglo XVII en la Sierra de Segura.

En cuanto a los datos del Censo de la Sal publicados por el INE hay que aclarar un error. Puebla de Santiago, la actual Santiago de la Espada, es identificada por el INE como la actual Puebla de Soto, pedanía de Murcia. Sin embargo, esta Puebla de Soto, nunca recibió el sobrenombre «de Santiago», sí «de Soto», «Nueva», «del Doctor Cascales» y «de Murcia» y contó en esta época con un volumen demográfico muy bajo. Por ejemplo, en 1586 contaba con solo 27 vecinos, muy lejos de los 300 que indica el censo que nos ocupa. No cabe duda, pues, que la Puebla de Santiago citada no es Puebla de Soto, sino Santiago de la Espada.

 

EL «CENSO DE LA SAL» DE 1631

Una de las principales fuentes de ingresos de la monarquía en Castilla eran los servicios de millones, concedidos por primera vez en las Cortes de 1588-1590 para reconstruir la Armada tras el desastre de la «Invencible» contra Inglaterra. Su montante inicial fue de 8 millones de ducados (de ahí su nombre, «millones») que eran repartidos entre la población de las distintas localidades castellanas. Esta concesión inicial se fue renovando posteriormente dadas las necesidades monetarias de la monarquía, convirtiéndose en una imposición fiscal tan deseada por la Corona como rechazada por la población.

Precisamente, la oposición popular a este impuesto, fue lo que llevó a Felipe IV en 1631 a decretar su sustitución por un nuevo sistema impositivo sobre el estanco de la sal. La sal era un producto básico para la alimentación humana y del ganado y constituía un monopolio de la Corona desde 1564. Como paso previo, por real cédula de 3 de enero de 1631 el rey ordenó que se iniciasen las averiguaciones necesarias para la imposición del nuevo impuesto. Para ello, los intendentes de cada partido debían enviar datos sobre su consumo al Consejo de la Sal, debiendo informar cada localidad de su número de vecinos (es decir, de familias) y cabezas de  ganado, tanto mayor (caballar y vacuno) como menor (ovino y caprino). Una vez conocidos los datos de consumo a nivel de toda Castilla, se decidió elevar el precio de la sal a 40 reales la fanega, de las que 8 reales serían para la Real Hacienda y el resto estaría custodiado por los concejos para financiar la explotación, compra y transporte de la sal. 

Sin embargo, el nuevo impuesto suponía el aumento en el precio de un producto de primera necesidad, por lo que las Cortes de 1632 propusieron, y consiguieron, que fuera eliminada la nueva carga impositiva a cambio de la concesión de un nuevo servicio de millones. En cualquier caso, las tareas de recopilación de datos para su establecimiento nos han legado una valiosa información demográfica y ganadera para la Castilla del siglo XVII.

La sal era, y es, un producto básico en la alimentación del ganado. Fuente: CONtexto ganadero.

 

DATOS DE VECINDAD Y GANADERÍA EN LA SIERRA DE SEGURA

Como ya se ha indicado antes, el «Censo de la Sal» de 1631 ofrece datos del número de vecinos de las distintas localidades. En la siguiente tabla reflejamos los datos, comparándolos con los de las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575, el vecindario del Reino de Murcia de 1646 y el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1755.

LOCALIDAD 1575 1631 1646 1755
Bayonas     6  
Beas de Segura 1.000 803   660
Benatae 190 164 136 134
Génave 260 163 105 68
Hornos 280 139 118 61
Orcera 430 245 243 163
Puerta de Segura 80 53 35 (incluido en Segura)
Puebla de Santiago 100 300 282 339
San Miguel de Bujaraiza   10 27 (incluido en Segura)
Segura de la Sierra 500 307 312 574
Siles 380 212 239 282
Torres de Albanchez 250 120 114 45
Villarrodrigo 270 254 245 155
TOTAL 3.740 2.770   2.481

Los datos de 1575 reflejan la situación de la Sierra de Segura marcada por el crecimiento demográfico producido en la zona después de la conquista del reino nazarí de Granada en 1492, que hizo que los condicionantes negativos derivados de la situación fronteriza desaparecieran. Este desarrollo se basó en la expansión de la ganadería, tanto por parte de las oligarquías locales como de ganaderos forasteros, que acuden a la Sierra en los meses veraniegos con sus ganados a pastar, previa licencia y pago de derechos al Concejo de Segura, que regulaba el uso de los bienes comunales. El crecimiento ganadero provocó conflictos entre las oligarquías de Segura, con intereses propios y vinculados a los ganaderos foráneos, y las élites locales de las poblaciones serranas. Este conflicto acabó a favor de las oligarquías de Segura con las Ordenanzas de Común de 1580, que establecieron definitivamente el control del Concejo de esta localidad sobre el uso de los bienes comunales, apoyado en los «caballeros de la sierra». Esto provocó una limitación para el desarrollo de las actividades fundamentales de la economía local (ganadería, explotación forestal, agricultura de subsistencia), conllevando un descenso demográfico muy fuerte. A ello contribuyó también la emigración al reino de Granada, tras la expulsión de su población morisca en 1570 y el consecuente proceso repoblador que se pone en marcha, y la negativa coyuntura socioeconómica del siglo XVII, marcada por el enfriamiento del clima («Pequeña Edad de Hielo»), la fuerte presión fiscal y los episodios epidémicos. 

Este coyuntura demográfica negativa se aprecia claramente en la tabla estadística anterior, al comparar los datos demográficos entre 1575 y 1631, con descensos demográficos generalizados en todas las localidades serranas, con la excepción de la Puebla de Santiago (Santiago de la Espada), localidad de reciente creación (fue fundada en 1525) que contaba con extensos pastos, lo que hizo que afluyeran allí ganaderos para su aprovechamiento. Puede incluso que parte de los ganaderos desplazados de sus localidades serranas por la presión ganadera exterior acabaran recalando en esta localidad. A nivel general, la Sierra de Segura pierde 970 vecinos, es decir, familias, entre 1575 y 1631, casi un 26 % de su población.

Entre 1631 y 1646 la situación crítica se consolida, con las excepciones de la pequeña localidad de San Miguel de Bujaraiza, con poco peso en la población total, y de Segura de la Sierra y Siles que registran leves crecimientos, mientras que en Orcera podemos hablar de estancamiento.

La situación de crisis demográfica, ya que se debía a factores estructurales (limitaciones de la Ordenanzas del Común, que incluso se aumentan a través del intervencionismo estatal que suponen el establecimiento del Real Negociado de Maderas en 1733 y de la Provincia Marítima en 1748; y crisis socioeconómica castellana debido a la presión fiscal, malas cosechas y epidemias) se perpetúa a largo plazo, como muestran los datos de 1755. Con las sintomáticas excepciones de Segura de la Sierra (que controlaba hasta 1748 el Común) y la Puebla de Santiago (que sigue en expansión por su amplio término), la población de las localidades serranas permanece durante 100 años estancada o incluso registra descensos importantísimos, como es el caso de Beas de Segura, Génave, Hornos, Orcera, Torres de Albanchez y Villarrodrigo. En Siles se registra cierto crecimiento, pero la localidad se mantiene todavía muy lejos de los niveles alcanzados en 1575. A nivel general, la Sierra de Segura pierde entre 1631 y 1755 a 289 vecinos o familias, un 10’4 % de su población. 

Los datos del Censo de la Sal de 1631 acerca de las cabezas de ganado de las distintas localidades, nos permite analizar la situación de la principal base económica de la zona, la ganadería, en plena coyuntura crítica. Así, en la siguiente tabla reflejo los datos de cabezas de ganado en cada localidad, relacionándolo con su vecindario.

LOCALIDAD VECINOS CABEZAS DE GANADO CABEZAS DE GANADO POR VECINO
Beas de Segura 803 3.950 4’9
Benatae 164 1.000 6’1
Génave 163 10.745 65’9
Hornos 139 1.584 11’4
Orcera 245 3.566 14’5
Puerta de Segura 53 600 11’3
Puebla de Santiago 300 20.140 67’1
San Miguel de Bujaraiza 10 1.800 180
Segura de la Sierra 307 11.870 38’7
Siles 212 5.092 24
Torres de Albanchez 120 1.396 11’6
Villarrodrigo 254 8.160 32’1
TOTAL 2.770 69.903 25’2

Como podemos ver, la ganadería tiene un amplio desarrollo, con casi 70.000 cabezas, lo que nos da una media comarcal de 25 cabezas de ganado por vecino. Por encima de esta media se encuentran localidades que contaban con grandes señores de ganado gracias a su control de los bienes comunales, caso de Segura de la Sierra (con 37’8 cabezas por vecino), de la pequeña localidad de San Miguel de Bujaraiza, cedida por la Corona antes de 1575 a Gonzalo de la Peña, estante en corte, que era seguramente un gran señor de ganado (180 cabezas por vecino) y, otras que, como las anteriores, contaban con amplios términos de pastos, casos de Génave (65’9 cabezas por vecino), Puebla de Santiago (67’1) y Villarrodrigo (32’1). Muy cerca de la media se encuentra Siles, con 24 cabezas por vecinos.

Esta última localidad nos permite valorar el descenso que los pueblos de la Sierra estaba registrando la ganadería tras su expansión en el siglo XVI. Según las Relaciones de 1575 había en Siles entre 7.000 y 8.000 cabezas de ganado ovino y cabrío y unas 300 cabezas de ganado vacuno, y según declaraciones de los vecinos sobre la crisis económica de la localidad en 1586, esta había contado con más de 12.000 cabezas de ganado, mientras que en ese momento apenas llegaban a un tercio de las mismas (4.000 cabezas) «por causa de la justicia de Segura y oficiales della y caualleros de Sierras (que) los consumen con costas y denunciaciones y prisiones llevándolos presos a la uilla de Segura con munchas costas y trabajos». Esta situación crítica se mantiene en 1631, contando la localidad con 5.092 cabezas de ganado.

Los condicionantes negativos, y el estancamiento demográfico, se seguirán manteniendo em la Sierra de Segura hasta principios del siglo XIX, cuando la desaparición de la Provincia Marítima como consecuencia de la Revolución Liberal durante la Regencia de María Cristina y la atenuación del control estatal por la fuerte conflictividad política (Guerra de Independencia entre 1808 y 1814 y I Guerra Carlista entre 1833 y 1839) permitan a la población serrana, y especialmente a sus élites, el «asalto» a los antiguos bosques comunales para su explotación ganadera y agrícola.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA