LA MÚSICA DE LOS MORISCOS DEL REINO DE GRANADA

Artículo sobre la música de los moriscos del reino de Granada y la política aculturadora castellana con respecto a ella, por Carlos Javier Garrido García.

Moriscos danzando, por Christoph Weiditz (Siclo XVI).

Acabo de publicar en el Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez (nº 29, 2016) un artículo titulado «La aculturación musical de los moriscos del reino de Granada a través del ejemplo de los de la Diócesis de Guadix».

En esta entrada voy a reproducir sus conclusiones, incluyendo también un enlace para descargarlo completo.

CONCLUSIONES

 Como se ha podido comprobar, la política aculturadora castellana con respecto a la música morisca es un claro ejemplo del proceso por el cual se pasó de perseguir toda muestra de disidencia religiosa a hacerlo con cualquier manifestación cultural diferenciadora, entendiéndola como muestra de la pervivencia del Islam.

En cuanto a su evolución temporal, la política aculturadora en el terreno musical debe hacernos olvidar de una vez por todas el supuesto periodo de suspensión de las medidas entre 1526 y 1565, ya que, siendo tal suspensión aplicable a la Corona, no lo es así para la Iglesia del reino de Granada, que sigue aplicando medidas de control a través de sus tribunales diocesanos. Así, los tres ejemplos que he presentado se corresponden al periodo 1554-1565 en el que las autoridades eclesiásticas toman la iniciativa en la represión sobre los moriscos, en el caso accitano en cumplimiento de lo establecido en el Sínodo diocesano de ese primer año. Además, los tres proceden de localidades de la Tierra de Guadix (Graena) y del cercano Marquesado del Cenete (Alquife y Aldeire), es decir, zonas rurales de la diócesis en las que la población era mayoritariamente morisca, por lo que actuaba con una mayor libertad en sus manifestaciones culturales y además el escaso número de cristianos viejos presentes no dio lugar un proceso de aculturación derivado de la convivencia. De hecho, el proceso es el inverso, como muestran los casos del beneficiado de Alquife y de los propietarios de la venta de los baños de Graena. En cualquier caso, la represión se hace también notar en estas zonas, no sólo por los fiscales de la Audiencia Episcopal, sino también por los alguaciles reales y señoriales.

La acción represiva eclesiástica se centra en la letra árabe de las canciones, por su posible contenido herético; en el uso de instrumentos de origen musulmán, como las chapas, las sonajas y el pandero de una cara frente al castellano de dos; y en la hora de su celebración, ya que prácticamente lo único que diferenciaba a las leilas, terminantemente prohibidas, y a las zambras, en principio toleradas, era que las primeras eran nocturnas y las segundas diurnas. En cualquier caso, en cuanto a su ejecución el pleito de octubre de 1558 muestra un rudimentario acompañamiento de percusión a través de golpes en las mesas.

En cuanto a las ocasiones en que se manifestaban estas prácticas musicales, además de las bodas (caso del pleito de abril de 1558) destacan también otras esporádicas de ámbito familiar (caso del pleito de 1565) o en ventas (caso del pleito de octubre de 1558) que, al estar más o menos alejadas de los núcleos de población y en terreno no doméstico que señalara a tal o cual familia, eran uno de los sitios elegidos por los moriscos como reducto donde practicar sus usos culturales-festivos, ventaja que en el caso de Graena se unía a estar al lado de los baños, otra de las prácticas culturales moriscas limitada por las autoridades eclesiásticas. En este caso, los usos musicales venían acompañados del consumo de alcohol y las consiguientes riñas, en ocasiones con resultado de muerte. En el caso de las bodas, es curioso constatar cómo las celebraciones del enlace se hacían de manera separada en la casa de la novia y del novio, cada uno con su familia y entorno.

Por lo que se refiere a los autores de estas prácticas, aparte de su evidente carácter morisco, destaca el hecho de la importante participación de personas de raza negra, en su mayoría libertos integrados en la sociedad morisca, los gazis, como muestran dos de los tres pleitos expuestos y fue puesto de relieve ya con las prohibiciones sobre música morisca de 1529, 1530, 1532 y 1539.

Por último, queda patente la benevolencia con que actuaba la justicia diocesana frente a la inquisitorial, imponiendo penas leves: en el caso del beneficiado de Alquife sólo los 500 maravedíes que establecía el Sínodo, y en el caso de la ventera de Graena sólo a dos ducados y la amenaza de excomunión en caso de reincidencia. Se podría suponer que la benevolencia de las sentencias se podría deber al carácter cristiano viejo de ambos, pero pleitos de otra temática que he localizado en el archivo me confirman que se aplicó también a los moriscos. En cualquier caso, la benevolencia en las sentencias no implica restar importancia a su labor e incidencia en la aculturación morisca ya que, como he indicado, fue más sostenida en el tiempo y cercana y, por tanto, más profunda que la inquisitorial. Ejemplo de esa dureza es el pleito de abril de 1558, que informa de la prohibición, seguramente establecida por las autoridades diocesanas accitanas, de que se juntaran más de tres personas a cantar y tocar música.

Si desea descargarse al artículo completo, pulse aquí: Música morisca y aculturación

LOS PADRONES DE ASISTENCIA A MISA DE LOS MORISCOS EN EL REINO DE GRANADA

Análisis, por Carlos Javier Garrido García, de los padrones de asistencia a misa de los moriscos en el reino de Granada como un medio de control y aculturación que tuvo como efecto una acentuación de la segregación de la comunidad morisca, por lo que esta estableció mecanismos de resistencia.

La Parroquia de Santa Ana de Guadix, morería mudéjar y barrio morisco de la ciudad.

Acabo de publicar en la revista «Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos (Sección Árabe-Islam)», nº 68 (2019), pp. 147-164, el artículo «Control, aculturación, segregación, resistencia: los padrones de asistencia a misa de los moriscos en el reino de Granada». Publico en esta entrada el resumen y conclusiones del mismo. El artículo completo puede consultarse pulsando aquí: artículo MEAH 2019.

Resumen

Este artículo analiza el control de la asistencia a misa de los moriscos del reino de Granada a través de los padrones parroquiales.

Me centro, como ejemplo, en la Diócesis de Guadix, situada en la zona oriental del reino, en la que era mayoritaria la población morisca, y utilizo como fuentes lo establecido en el Sínodo de 1554 y los pleitos de las Audiencias Episcopales, esta última una fuente en gran medida infrautilizada hasta el momento.

Gracias a ello, he podido valorar la importancia y evolución de las muestras de resistencia a este control, que van desde las ausencias a misa los días de guardar hasta los conatos de rebelión, lo que coadyuva a la progresiva configuración de la mentalidad del “todos son uno” por parte de las autoridades, que acabó provocando la expulsión de los moriscos a principios del siglo XVII.

El estudio también ofrece prueba documental de la profunda heterogeneidad de la comunidad morisca.

Conclusiones

Tal y como se podrá haber apreciado, el control de la asistencia a misa a través de los padrones, está lejos de ser un elemento secundario dentro del proceso de aculturación y represión con respecto a la población morisca. De hecho, este control fue un elemento básico en el progresivo descontento que acabó estallando en 1568 y en la progresiva conformación del “todos son uno”.

En cuanto a lo primero, los moriscos presentaron un absoluto rechazo a los padrones, no solo por la incomprensión de los rituales de la misa, que se debe recordar que era realizada básicamente en latín, por las lecturas largas y tediosas de los padrones durante la misma y por las corruptelas del clero parroquial, sino también porque en esencia suponían pedir a los moriscos el estricto cumplimiento de una obligación que a veces era incumplida por sus vecinos cristianos viejos. De hecho, al no estar estos últimos incluidos en los padrones, éstos eran un recuerdo constante a la puesta en duda de su cristianismo y marginación.

He aquí el origen del segundo de los elementos, la progresiva conformación del “todos son uno”, la puesta en duda generalizada del cristianismo de los moriscos por su origen, puesto de manifiesto en los pleitos de la Audiencia Episcopal, en los que hemos constatado cómo antes de 1554 no se le da un origen étnico a los problemas de asistencia, tras esa fecha se aduce como causa de mayor gravedad de las faltas el hecho de descender de “cristianos nuevos” y, tras la rebelión, se cambia esta terminología por la de “moros”.

En este sentido, se ha podido constatar una evolución en el control de la asistencia a misa, pudiendo establecer cuatro grandes periodos: desde las conversiones de 1500 y hasta la década de 1550 se ve mediatizado por el caos organizativo en que se hallaban inmersas las iglesias del reino de Granada, habiendo un elevado número de faltas y numerosos abusos por parte del clero parroquial; entre 1550 y 1568 se adoptan los principios contrarreformistas, lo que se traduce en una reglamentación más precisa, establecida en el caso accitano en el Sínodo de 1554, y una actividad mucho más intensa de la Audiencia Episcopal, con la consecuencia de una mayor presión aculturadora que dará lugar, del lado morisco, a una creciente oposición, reflejada en sucesos como los de Jerez del Marquesado de 1560, y del lado cristiano viejo a una progresiva puesta en duda del cristianismo del pueblo morisco en su conjunto, derivando ambos elementos en el estallido de la rebelión de 1568-1571, donde las muestras de odio de los rebelados contra los padrones y el clero parroquial quedan patentes; y desde la expulsión de la población morisca del reino en 1570 se mantiene el control con respecto a la pequeña comunidad morisca que queda en el reino, sobre todo hasta la nueva expulsión de 1584, pero ahora sin los padrones como instrumento, lo que no quiere decir menos presión por el control ejercido por los vecinos cristianos viejos sobre unos moriscos que ya sí son una auténtica y dispersa minoría entre ellos.

De todo ello han sido muestra los pleitos de la Audiencia Episcopal, mostrando así la riqueza de unas fuentes hasta ahora poco utilizadas frente a otras como los procesos inquisitoriales. Y es que, en mi opinión, la represión ejercida por los tribunales diocesanos, pese a lo moderado de sus sentencias, fue importantísima como elemento aculturador-represor por su carácter continuo y cercano. En cualquier caso, pese a su actuación, el problema de las faltas de asistencia continuó.

En este artículo lo he podido valorar cuantitativamente por primera vez, sacando como conclusiones su fuerte componente femenino y su importancia en los medios predominantemente moriscos como la parroquia de Santa Ana de Guadix, alejándose de ser un hecho minoritario o puntual.

En relación con esto último viene al caso la última de las conclusiones de este trabajo: la gran heterogeneidad de la población morisca, en la que convivían personas plenamente integradas, por la sinceridad de su conversión o por intereses económico-sociales; personas que cumplían solo externamente los principios con la religión católica por imposición y en aplicación de los principios musulmanes de taqiyya o niyya; y la población que se resistió a la aculturación con actitudes de abierta oposición, desde las posturas más extremas de bandolerismo, huida al norte de África o conatos de rebelión, hasta otras aparentemente menos radicales, que no por ello menos importantes, como las faltas reiteradas de asistencia a misa y, caso de asistir, hacerlo de una manera pasiva y/o inadecuada. Olvidar esta heterogeneidad, y la interna de cada grupo de los indicados, sería caer en los mismos estereotipos fabricados por los defensores de la expulsión que se acabó materializando en el siglo XVII.

LA REBELIÓN DE LOS MORISCOS EN GUADIX Y SU TIERRA (1568-1571)

Resumen y Presentación de PPT de la comunicación «Guadix y su tierra durante la rebelión de los moriscos (1568-1571): coyuntura bélica y cambios socioeconómicos», de Carlos Javier Garrido García.

Congreso Internacional «Recordar la guerra, construir la paz. 450 aniversario de la rebelión de las Alpujarras».

Entre los días 21 y 24 de noviembre de 2018 se ha celebrado en Bubión (Granada) y Laujar de Andarax (Almería), un congreso internacional sobre la rebelión de los moriscos del reino de Granada producida entre los años 1658 y 1571. La variedad y calidad de las conferencia y comunicaciones presentada auguran que este congreso será un hito historiográfico fundamental dentro de la historia de los moriscos granadinos y españoles.

Si desea consultar la página web del congreso, pulse aquí. Para ver el programa del congreso, pulse aquí.

Bubión (Granada), sede de las dos primeras jornadas del Congreso Internacional sobre la rebelión de los moriscos del reino de Granada.

La rebelión de los moriscos en Guadix y su tierra.

El día 21 de noviembre, en Bubión, presenté una comunicación sobre el desarrollo y consecuencias de la rebelión de los moriscos en Guadix y su Tierra. Esta zona ocupó un papel destacado en el conflicto debido a su mayoritaria población morisca, a su cercanía a las Alpujarras y al haber constituido uno de los centros de la retaguardia castellana. Entre diciembre de 1568 y marzo de 1569 hay que destacar el papel de las milicias de la ciudad de Guadix, que saquean el Marquesado y Laroles, en 1569 se convierte en centro de aprovisionamiento del ejército de marqués de los Vélez, participando las milicias accitanas en el saqueo de Alboloduy, y en 1570 del ejército de don Juan de Austria.

La coyuntura bélica estuvo marcada por las destrucciones bélicas provocadas por los moriscos y las tropas castellanas, la reducción de la superficie sembrada y el desplazamiento del ganado al reino de Jaén, generando todo ello una fuerte crisis socioeconómica.

Sin embargo, esta situación critica fue aprovechada por las élites accitanas para reforzar su dominio gracias al enorme botín de guerra conseguido, consistente en personas esclavizadas, ganados, ropas y joyas. Los beneficios del botín fueron empleados en la compra de bienes moriscos, lo que reforzó su dominio socioeconómico y la polarización social existe. Muestra de esta última es la explosión demográfica que conoce el barrio de las cuevas del Guadix de la posguerra.

Para ver la presentación de PPT utilizada en la defesa de la comunicación, pulse aquí: PPT Congreso Moriscos

Para ver el vídeo de la defensa de la comunicación en el congreso, pulse aquí.

EL FIN DE LA COMUNIDAD MORISCA EN EL REINO DE GRANADA: LA EXPULSIÓN DE 1584

Análisis de la expulsión de los moriscos del reino de Granada de 1584, que eliminó gran parte de los restos de la comunidad morisca presentes en ese reino tras la expulsión de 1570, a través del ejemplo de Guadix y su Tierra, por Carlos Javier Garrido García

Introducción

En 2002 publiqué el artículo “La expulsión de los moriscos del reino de Granada de1584. El caso de Guadix y su Tierra”, en la revista «Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos (Sección Árabe-Islam)«, nº 51, pp. 19-38.

Artesonado mudéjar de la Iglesia de Santiago de Guadix

La expulsión de los moriscos granadinos

Tras la derrota morisca en la rebelión de 1568-1570 la corona decidió que los mo­riscos fueran expulsados del Reino y sus propiedades fueran confiscadas. Sin embar­go, de esta primera expulsión escaparon muchos moriscos, bien con permiso de la coro­na o fruto de ocultaciones y retornos ilegales, lo que llevo al profesor Vincent a hablar de la permanencia de una comunidad morisca en el Reino entre 1570 y 1610, fecha de la última y definitiva expulsión. Sin embargo, el mismo autor consideró que esta comunidad se puede dar como definitivamente eliminada incluso antes, en 1585, fruto de la expulsión de 1584, ultima general antes del episodio final, y residual, de 1610.

Estado de la cuestión

Sin embargo, pese a la importancia de esta expulsión, los datos con que contábamos eran muy parciales, e incluso su valoración se veía menoscabada al considerarla como una simple consecuencia de decretos anteriores que ahora tenían su definitiva aplicación. Las primeras noticias sobre esta expulsión fueron aportadas por el hispanista francés Henri Lapeyre, habiendo sido seguidas por el ya citado Bernard Vin­cent, quien no aportó apenas más datos, tan solo el error de considerarla como una mera aplicación de los decretos de expulsión de 1576, 1578, 1579 y, sobre todo, 1581. La expulsión de 1584 supuso un importante cambio en la política de la corona, que pasó de unas medidas de represión y expul­sión limitadas a una de expulsión general y que afectó incluso a muchos de los moriscos que desde 1570 no habían sido inquietados, como los sujetos a administración o los mismos seises y oficiales.

Fuentes

Todo ello justificaba nuestro estudio de la expulsión, sirviendo como ejemplo el marco de la ciudad de Guadix y su Tierra, utilizando como fuentes, además de los legajos de Cámara de Castilla custodiados en el Archivo General de Simancas, otras fuentes antes no utilizadas, como los expedientes matrimoniales procedentes del Archivo Histórico Diocesano de Guadix. Con ello nos acercamos al análisis de una expulsión que barrió de manera definitiva la presencia morisca en el Reino, limitándola ahora a los pocos que consiguieron eludirla mediante su ocultación y a los que escaparon legalmente: unas miles de esclavas e hiladoras de seda y las familias moriscas colaboracionistas. Aunque como ha demostrado recientemente Enrique Soria Mesa los moriscos siguieron presentes en el reino de Granada en un grado mayor del que se había supuesto, lo cierto es que, en mi opinión, la ocultación y lo reducido de su número hicieron que sea del todo imposible hablar, después de 1584, de una “comunidad morisca” en el mismo.

Conclusiones del estudio

Como se demuestra en el artículo, la expulsión de 1584, lejos de tratarse de una expulsión “parcial” como dijo Henri Lapeyre o de una mera consecuencia de unos decretos anteriores incumplidos como estableció Bernard Vincent, constituye sin duda el fin definitivo de la presencia de una comunidad morisca en el Reino de Granada. Así, supuso la expulsión no sólo de los retornados ilegalmente y de los que mediante su ocultación habían evitado los decretos anteriores, sino que supuso la extensión de la medida a los restos de la comunidad que hasta entonces habían permanecido de manera legal, tales como seises, oficiales y menores sujetos a administración.

Debe hablarse, por tanto, de un punto de inflexión en la política de la Corona, ya no dispuesta a consentir la presencia de ningún tipo de moriscos en el Reino, excepción hecha de los colaboracionistas, de las esclavas moriscas y de unas cuantas hiladoras de seda, y no de una mera de aplicación de los decretos incumplidos de 1576, 1578, 1579 y 1581, que se referían solo a los retornados ilegalmente y a los varones adultos, tanto libres como cautivos. Por otra parte, y a falta de conocer el numero exacto y la identidad de los expulsados, podemos concluir que su incidencia fue muy alta, como dejan patentes tanto las protesta que provocó la medida en las autoridades locales como que muchas de las expulsadas hubieran de recurrir a contraer matrimonio con cristianos viejos para eludirla.

Si desea deScargar el artículo complete en pdf, pulse aquí: artículopdf

RUTA POR EL GUADIX MORISCO

Ruta por el Guadix Morisco, realizada por Carlos Javier Garrido García los días 30 de septiembre y 29 de diciembre de 2017 dentro del programa de visitas guiadas «Pasea Guadix», organizado por el Ayuntamiento de Guadix y el Centro de Estudios «Pedro Suárez». En esta entrada publico la guía elaborada para la ruta, que puede ser descargada en pdf al final de la misma.

Fuente de Santa Ana, Guadix, 1568
Caño de Santa Ana de Guadix, con la heráldica de Carlos I y reformado en 1567.

Contexto histórico

La capitulación de Guadix ante los Reyes Católicos en diciembre de 1489 supuso que sus habitantes musulmanes pasaran al estatus “mudéjar”, es decir, que los nuevos súbditos de la corona castellana conservaran su religión, justicia y propiedades. Sin embargo, el intento de sublevación del verano de 1490 supuso su expulsión de la ciudad, quedando recluidos a partir de entones en la “Morería”, el actual barrio de Santa Ana, configurado como el arrabal más tardío de la ciudad musulmana en los siglos XIV/XV. La conversión obligatoria de los mudéjares en 1500 hizo que estos pasaran al estatus “morisco”, es decir, una población legalmente cristiana pero cuyo origen y lo forzoso de su conversión les hizo sufrir una fiscalidad diferente y una creciente presión aculturadora. Todo ello, junto con el deterioro progresivo de sus niveles de vida por la presión de las élites castellanas, determinó la sublevación de 1568-1571, saldada con su expulsión a otros reinos castellanos y, con ello, la entrada de Guadix y comarca en una larga crisis demográfica, económica y social.

Primera parada de la ruta: Arco de la Imagen

Portada en el camino a Fiñana y Almería de la segunda cerca de la ciudad, que quedó configurada en los siglos XIV/XV. Es el marco idóneo en la ruta para explicar la conquista de la ciudad, las capitulaciones y la sublevación de 1490, con sus consecuencias de repoblación y establecimiento de la Morería.

Segunda parada de la ruta: Placeta de los Pachecos

Toma su nombre de la familia Pacheco, que enlazó con las familias colaboracionistas de los Valle-Palacios y Abenaxara. En ella se sitúa el palacio de Hernán Valle de Palacios, descendiente de Abrahen Abenzeite, secretario del Zagal, incluyendo como propiedad privada la placeta, según su testamento de 1598. Es el marco idóneo en la ruta para explicar la organización institucional de la Morería, dirigida por el alguacil Hamete Uleylas y el consejo de notables de la aljama. Para controlar a esta última la Corona cuenta con los colaboracionistas, entre los que destacan las familias ya citadas.

Tercera parada de la ruta: Placeta de Santa Ana

En ella se sitúa la Iglesia Parroquial, datada en la primera mitad del siglo XVI, en la que destaca su portada, con heráldica de los Reyes Católicos y del primer obispo accitano tras la conquista, fray García de Quijada, y con decoración lombarda a imitación del castillo de la Calahorra. En el interior es de destacar el artesonado, obra de Bartolomé de Meneses en 1533; la lápida sepulcral de Hernán Valle de Palacios, fallecido en 1598; y su archivo, que cuenta con las series parroquiales más antiguas de la ciudad, iniciadas en 1539. En la placeta destaca también el Caño, con heráldica de Carlos V y, posteriormente, de la ciudad y del corregidor Miguel de Texeda, añadidas cuando es remodelado en 1567, un año antes de que estallara la rebelión morisca. Es el marco adecuado en la ruta para explicar la conversión forzada de 1500 y la política aculturadora que se pone en marcha y que pasa progresivamente de las medidas de conversión pacífica al genocidio cultural.

Cuarta parada de la ruta: Placeta de las Islas

Toma su nombre de la familia Isla, jurados de la ciudad entre los siglos XVII y XVIII, cuyo palacete se sitúa junto al callejón de los Morales. Es el marco adecuado en la ruta para explicar la evolución demográfica y socioeconómica de la población morisca entre 1500 y 1570, marcada por el hacinamiento y crecimiento demográfico y un empobrecimiento progresivo, lo que da origen al nacimiento del barrio de cuevas.

 Quinta parada de la ruta: Placeta del Osario

Solar del antiguo macaber o cementerio de la ciudad musulmana, junto a ella se sitúa el barrio de cuevas de San Marcos, ya citado en el Sínodo de 1554 realizado por el obispo Martín de Ayala y para cuyo control religioso existió en 1560 el proyecto de crear una nueva parroquia en la zona del Chorro Gordo: la de San Torcuato. Lugar adecuado en la ruta para simbolizar la muerte del Guadix morisco, a partir de 1570 con la expulsión, y de la misma ciudad en su conjunto, pasando buena parte de su población a vivir “enterrada en vida” en los marginales y crecientes barrios de cuevas.

Para descargar la guía de la ruta en pdf, pulse aquí: Pasea Morisco

MINORÍAS MARGINADAS EN LA SIERRA DE SEGURA DURANTE LOS SIGLOS XVI Y XVII: MORISCOS Y ESCLAVOS

Análisis de dos de las principales minorías marginadas (moriscos y esclavos) existentes en la Sierra de Segura entre los siglos XVI y XVII

INTRODUCCIÓN

Historia social

La Historia tradicional, hasta fechas recientes, había estado muy centrada en el análisis de los grandes procesos políticos, económicos y sociales que habían afectado al devenir de la Humanidad, prestando especial atención a la historia de las élites, que se suponían dirigían todos esos procesos, y marginando a la mayoría social que los sufría y cuya presión a veces los motivaba. Ello empezó a cambiar a finales del siglo XIX con la historiografía marxista y con la eclosión de la Historia Social, representada a principios del siglo XX por la llamada “Escuela de Annales”, gracias a la cual la historia del común de la población, y, dentro de ella, de los grupos marginales empezó a ser considerada como algo digno de ser historiado y, de hecho, en centro de atención historiográfica preferente.

Sierra de Segura

En esta ocasión, pretendo aportar noticias sobre dos grupos marginales presentes en los siglos XVI y XVII en la Sierra de Segura: moriscos y esclavos. Para ello, utilizo algunas referencias bibliográficas y el análisis del libro 1 de Bautismos de la parroquia de Santiago de la Espada, que abarca de 1589 a 1639, aunque los datos anteriores a 1615 son bastante fragmentarios.

Marginalidad

En cuanto al concepto de marginalidad a finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, hay que tener en cuenta que el surgimiento de los Estados-Nación en esa época, junto con el desarrollo del capitalismo y los descubrimientos geográficos, supusieron el desarrollo cada vez más fuerte de discursos de la diferencia, que en el caso de España empezaban a marcar claramente la diferencia entre el español y el elemento alógeno. Los elementos que podían significar que un determinado grupo acabara considerándose como al margen de la sociedad de la época eran muy variados, destacando la etnia, la religión o la situación socioeconómica (RUIZ, pp. 105-129).

Dentro de los variados grupos marginales de la época moderna peninsular, destacaron básicamente dos: los moriscos, marginados por sus características étnico-religiosas, y los esclavos, por las socioeconómicas, aunque con un origen igualmente étnico-religioso.

MORISCOS

Reconquista

El proceso de “reconquista” llevado a cabo por los reino cristianos a costa del Al-Andalus musulmán supuso que numerosas comunidades islámicas quedaran dentro de aquellos, pasando así al estatus mudéjar, que les permitió mantener sus leyes, religión, propiedades y costumbres. Este fue también el caso de la Encomienda de la Orden de Santiago de Segura de la Sierra, en la que la conquista castellana desarrollada a principios del siglo XIII supuso el mantenimiento de numerosas aldeas mudéjares dependientes de la villa de Segura y de las aldeas cristianas de ella dependientes. Sin embargo, la emigración hacia el último reino peninsular existente, el de Granada, y el fracasado intento de sublevación de 1264 determinó la desaparición de estas aldeas mudéjares en la zona que nos ocupa (RODRÍGUEZ LLOPIS, pp. 49-59).

Torre del Homenaje del Castillo de Segura de la Sierra

Moriscos del reino de Granada

El  último reino musulmán en ser ocupado fue el de Granada, conquista que culminó en 1492, año en el que los Reyes Católicos inician su política de uniformización religiosa con la conversión o expulsión de los judíos. Tal política terminó por afectar también a los mudéjares castellanos, obligados a la conversión en 1500-1502. De este modo la población mudéjar pasa al estatus morisco, es decir, se convertían de derecho en cristianos pero de hecho seguían marginados por su origen musulmán, lo que explica hechos como la fiscalidad diferencial a que fueron sometidos. Por otra parte, la conversión obligatoria y en masa determinó que los ahora moriscos siguieran manteniendo gran parte de sus creencias religiosas musulmanas, estrechamente unidas a sus prácticas culturales, dando lugar al llamado criptoislamismo: cristianos en lo exterior que en el ámbito privado seguían manteniendo sus prácticas ancestrales. Frente a ello, las autoridades civiles y religiosas castellanas pusieron en marcha una política cada vez más intensa de aculturación, lo que unido a la cada vez mayor presión socioeconómica a que eran sometidos, determinaron el estallido de la rebelión morisca en el reino de Granada entre 1568 y 1571. Una de sus consecuencias fue la expulsión de los moriscos granadinos a otros reinos castellanos, entre ellos los de Murcia y Jaén (para el tema morisco véase DOMINGUEZ ORTIZ y VINCENT, in extenso).

Moriscos en la Sierra de Segura

Es ahora cuando el problema morisco vuelve a afectar a la Sierra de Segura. En principio parece que no se asentaron ningunos moriscos expulsados en esta zona, ya que en el registro de 1581 no se citan, constando tan solo el asentamiento en zonas cercanas como Villanueva del Arzobispo con 116 moriscos, Villacarrillo con 74, Sorihuela del Guadalimar con 36, Iznatoraf con 54 y Hellín con 144 (LAPEYRE, p. 150 y 154). Sin embargo, en 1610 ya hay registradas 74 personas de origen morisco en Segura de la Sierra, lo que coincide con el acusado descenso de los moriscos presentes en algunas localidades de su contorno, lo que mostraría un fuerte movimiento emigratorio hacia la Sierra de Segura, zona en expansión socioeconómica y demográfica en el siglo XVI. Así, para entonces en Villanueva del Arzobispo había 58 moriscos y en Sorihuela del Guadalimar 12 (LAPEYRE, p. 180)

Las 74 personas asentadas en Segura de la Sierra, no sólo lo hacían en esta localidad, sino también en las villas y aldeas de ella dependientes. Este era el caso de Santiago de la Espada, entonces Puebla de Santiago, en la que a través del análisis de sus registros parroquiales hemos localizado a una de estas familias moriscas. Se trata de la formada por Diego Martínez y María Rodríguez, que en 1590 bautizaron a su hijo Diego y en 1593 a su hija Ysabel (ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTIAGO DE LA ESPADA, Libro 1º de Bautismos, partidas de 8/11/1590 y 8/10/1593).

La expulsión de los moriscos

Finalmente, la población morisca fue expulsada de la península a partir de 1609 por Felipe III, justificando la medida en la inasimilidad del colectivo a la cristiandad y el peligro que suponía mantener en el reino a una población que era aliada potencial de los enemigos berberiscos y turcos de la misma. La expulsión de los moriscos andaluces y murcianos fue decretada en enero de 1610 pero se encontró desde el principio con la oposición no sólo de los moriscos sino también de las élites castellanas que estaban interesadas en mantener esa mano de obra. Esto hizo que los comisarios de la expulsión tuvieran muchas dificultades para llevar a cabo su cometido, como fue el caso del licenciado Toledano, encargado de reunir para su expulsión a los moriscos de Segura de la Sierra y su distrito, que incluía a las villas de Yeste, Hornos, Siles, Albanchez y Santiago de la Espada. Así, en carta dirigida al marqués de San Germán, dirigente de las tareas de expulsión, el 8 de febrero de 1610 desde Segura de la Sierra, reconocía que por entonces aún no había conseguido reunir las 24 familias y 75 personas que conformaban la población morisca de su demarcación, solicitando ayuda (LOMÁS CORTÉS, p. 280). De hecho, según informe del conde de Salazar de enero de 1611 todavía quedaban en el partido de Segura de la Sierra 32 casas de moriscos, ya que “yendo marchándose para Cartagena los embargó el Vicario general de Yeste diziendo que tenían todos presentados ynformaçiones de buenos cristianos” (LAPEYRE, p. 282), informaciones estas que fueron una de las estrategias moriscas para evitar la expulsión.

Desconozco si al final lograron permanecer en España o no, lo cierto es que en los registros parroquiales de Santiago de la Espada ya no consta la existencia de ningún morisco en la localidad.

 ESCLAVOS

La esclavitud en la España moderna

La esclavitud era una de las situaciones de marginación más extrema, ya que suponía la pérdida de la consideración de persona para pasar a la de animal o cosa objeto de propiedad privada. Desde inicios de la Edad Media dos eran básicamente las causas para que una persona se convirtiera en esclava: nacer de madre esclava, ya que la esclavitud se heredaba matrilinealmente, o haber sido capturado en una guerra, perdonándole la vida a los prisioneros a cambio de su esclavitud, situación esta última reservada para los infieles ajenos al cristianismo.

La esclavitud había pervivido en la Península Ibérica a lo largo de la Edad Media gracias al enfrentamiento con los musulmanes en la “reconquista”, durante la cual numerosos vencidos fueron sometidos a esclavitud. Sin embargo, el máximo auge de la institución en Castilla se alcanzó en el siglo XVI y primera mitad del siglo XVII, ya que la “reconquista” continuó en el norte de África, la incorporación de Portugal a la monarquía hispánica en 1580 facilitó la entrada de esclavos negroafricanos y conflictos interiores, como la rebelión morisca granadina de 1568-1571, supusieron la entrada en esclavitud de elevados contingentes de personas. En cualquier caso, la esclavitud de la época está caracterizada por ser básicamente un fenómeno urbano y por su carácter doméstico, entendiendo por casa no solo una unidad familiar, sino también de producción, en la que las personas esclavizadas fueron ampliamente explotadas, no solo en el ámbito laboral, sino también, en el caso de las esclavas, en el sexual. Esto último supuso la existencia de numerosos abusos por parte de sus amos y su entorno, a lo que hay que añadir el mantenimiento de relaciones ilegitimas por las dificultades de acceder al matrimonio, de ahí el elevado número de nacimientos ilegítimos de madre esclava que se registran en la época (sobre la esclavitud en la Península Ibérica en la Edad Moderna una buena síntesis es la de VINCENT).

Esclavitud en la Sierra de Segura

Ya he indicado que la esclavitud fue un fenómeno básicamente urbano, lo que no quiere decir que estuvieran ausentes en el medio rural. Este es el caso de la Sierra de Segura.

Por un lado, tropas de la encomienda de Segura participaron en la represión de la rebelión morisca granadina de 1568-1571, en la que los sublevados capturados fueron sometidos a esclavitud pese a su teórico cristianismo, ya que se consideraba que habían apostatado del mismo y habían cometido delito de “lesa majestad” contra Dios y el rey. Así, encontramos a dos vecinos de Segura de la Sierra participando en el mercado esclavista de Guadix vendiendo sus capturas en la guerra. Este fue el caso de Luis Márquez, vecino de Segura de la Sierra y sargento de la compañía de Cristóbal de Ezpeleta del Tercio de don Lope de Figueroa, que entre abril y mayo de 1571 vendió en Guadix tres esclavas morisca llamadas Ángela de 30 años, Leonor de 20 y Ángela de 24 por un total de 85’5 ducados, y también el de Juan Rodríguez, vecino de la misma localidad serrana, que en mayo de ese año vendió, en unión de un vecino de Algarrobilla, un esclavo morisco de 14 años llamado Alonso por 30 ducados (GARRIDO GARCÍA, pp. 595, 599 y 608).

Seguramente, algunos esclavos moriscos acabaron siendo traídos a la Sierra de Segura por los vecinos de la zona que actuaron en la guerra. En cualquier caso, en los registros parroquiales de bautismo de Santiago de la Espada de finales del siglo XVI no hay ninguna partida referente a personas esclavizadas. Hay que tener en cuenta que el número de personas esclavizadas de origen morisco descendió de manera acusada a finales del siglo XVI por las frecuentes liberaciones gracias a la solidaridad familiar morisca y a una dinámica natural regresiva.

No sucede así en el siglo XVII. En Santiago de la Espada se registran entre 1615 y 1638 siete bautismos de personas esclavizadas, lo que supone el 0’8 % del total de bautismos del periodo, que asciende a 878 (ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTIAGO DE LA ESPADA, Libro 1º de Bautismos). Nada podemos decir acerca de su origen o etnia, ya que las fuentes no los citan, aunque en todo caso destaca el hecho de que en todos los casos menos en uno se trata de hijos ilegítimos de madre esclava, producto de la explotación sexual a que ya hemos aludido. Entre los propietarios, generalmente pertenecientes a las élites, destaca el regidor Diego Pérez. Las partidas son las siguientes:

  • 12/4/1618: bautismo de Juan, hijo de Madalena, esclava de Diego Pérez.
  • 24/8/1620: bautismo de María, hija de Ana, esclava de Fernando Martínez.
  • 19/3/1622: bautismo de Francisco, esclavo de Diego Pérez.
  • 9/10/1627: bautismo de Francisco, hijo de Madalena, esclava de Diego Pérez Bellón.
  • 14/3/1631: bautismo de Gregoria, hija de Beatriz, esclava de Bartolomé Sánchez.
  • 16/7/1634: bautismo de Juan, hijo de Ysabel, esclava, fueron sus compadres Francisco Martínez, regidor, y su mujer Mari González.
  • 7/11/1638: bautismo de Juan, hijo de María de la Cruz, esclava, y de padre desconocido.

 BIBLIOGRAFÍA

  • DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio y VINCENT, Bernard: Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría. Madrid: Revista de Occidente, 1979.
  • GARRIDO GARCÍA, Carlos Javier: La esclavitud en el reino de Granada en el último tercio del siglo XVI. El caso de Guadix y su Tierra. Tesis doctoral. Granada: Universidad de Granada, 2012.
  • LAPEYRE, Henri: Geografía de la España morisca. Valencia: Universidades de Valencia, Zaragoza y Granada, 2009 (1ª edición en francés, 1959).
  • LOMAS CORTES, Manuel: El proceso de expulsión de los moriscos de España (1609-1614). Valencia: Universidades de Valencia, Zaragoza y Granada, 2016 (1ª edición, 2011).
  • RODRÍGUEZ LLOPIS, Miguel: Señoríos y feudalismo en el reino de Murcia. Los dominios de la Orden de Santiago entre 1440 y 1515. Murcia: Universidad de Murcia, 1986.
  • RUIZ, Teófilo F.: Historia social de España, 1400-1600. Barcelona: Crítica, 2002.
  • VINCENT, Bernard: “La esclavitud en el Mediterráneo occidental (siglos XV-XVIII)”, en MARTÍNEZ TORRES, José Antonio (coord.): Circulación e intercambios comerciales en el Mediterráneo y en el Atlántico (siglos XVI, XVII, XVIII). Madrid: CSIC, 2008, pp. 39-64.

 

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