LA POBLACIÓN DE ETNIA GITANA EN LA SIERRA DE SEGURA EN LA EDAD MODERNA

Análisis de la presencia de población de etnia gitana en la Sierra de Segura en la Edad Moderna, por Carlos Javier Garrido García.

Personas de etnia gitana realizando una de sus actividades tradicionales: compra y venta de ganado. Fuente: ungitanodepalabra.blogspot.com

INTRODUCCIÓN

Pese a que al llegar a Europa Occidental los mismos gitanos indicaron que su origen se situaba en Egipto, por lo que fueron denominados «egipcianos» (de ahí el origen de su nombre), lo cierto es que por sus características lingüísticas y raciales su origen debe situarse en la India.

La población de etnia gitana, al asentarse en Europa Occidental, muestra una serie de características, como el empleo de un idioma y traje propios; un comportamiento religioso heterodoxo, que hacía que las autoridades la calificaran indistintamente de ateos, agnósticos, idólatras o paganos, con importantes prácticas de curandería y brujería; y un modo de vida nómada, que los llevaba a emplearse preferentemente en oficios como el herraje de animales de tiro y de labor, la compraventa de ganado y la venta ambulante de variados productos, como la quincalla o la cestería.

Estas características, pronto convertidas en prejuicios estigmatizadores, fueron la justificación de la represión de la que será objeto este grupo étnico.

Su asentamiento en la Península se llevó a cabo sobre todo en las zonas litorales del sur y levante, especialmente en las provincias andaluzas. Frente a ello, el norte y centro peninsular vieron pocas familias asentarse en ellas.

Este fue el caso también de la Sierra de Segura, donde la presencia de población de etnia gitana fue muy escasa, pero no nula. El objetivo de este trabajo es aportar una síntesis de investigaciones más generales llevadas a cabo por distintos investigadores a nivel nacional o específicos de la región de Murcia. Hay que recordar que durante la Edad Moderna la Sierra de Segura perteneció al reino de Murcia.

LA POBLACIÓN DE ETNIA GITANA EN LA ESPAÑA MODERNA: DE LA ACOGIDA A LA REPRESIÓN

La población gitana llegó a Europa en el siglo XIV. Un siglo después entran en España, con el pretexto de ser refugiados político-religiosos frente al expansionismo turco, por lo que estos «egipcianos» fueron favorablemente acogidos. Así, las primeras noticias de su llegada en la actual provincia de Jaén se localizan en Jaén en 1462 y Andújar en 1470.

Sin embargo, las características singulares del grupo, sobre todo su cristianismo puesto en duda y su nomadismo, hicieron que se vieran afectados por la política de uniformización religiosa y establecimiento de un estado autoritario por los Reyes Católicos. Así, en 1499 se impone a la población gitana la alternativa entre la expulsión o el abandono del nomadismo asentándose como labradores, una medida que fue ratificada por Carlos I en 1525, 1528 y 1534, y por Felipe II en 1560. Se inicia así una política de sedentarización forzosa que se va a mantener a lo largo de toda la Edad Moderna, en ocasiones tomando medidas más extremas, como la real cédula de 19 de diciembre de 1572 que encargaba la captura de los gitanos aptos para el trabajo, tanto nómadas como avecindados, para servir como remeros en las galeras, los primeros como castigo por no cumplir las normas de sedentarización y los segundos a cambio de un sueldo, todo ello con el objetivo de suplir las bajas de remeros provocadas por la batalla de Lepanto del año anterior. Del mismo modo, los gitanos incumplidores de las órdenes reales fueron también condenados a trabajo forzado en las minas de Almadén. 

Así, tras no aplicarse medidas más extremas tendentes al exterminio, como la solicitada por las Cortes castellanas en 1594 y que consistía en separar a hombres y mujeres de esta etnia para evitar su reproducción, a lo largo del siglo XVII se van estableciendo medidas de sedentarización. En 1619 y 1633 se les exige su avecindamiento en una localidad para que la convivencia con la población local borrara sus rasgos étnicos singulares; se les prohíben sus nombres, lengua, traje y bailes característicos; y se les prohíbe también abandonar sus localidades sin autorización. En 1695, ya denominados como «castellanos nuevos», se les obliga a listarse en sus poblaciones, a no trabajar en la venta de animales y a trabajar obligatoriamente en la agricultura.

Todas estas medidas se endurecieron en el siglo XVIII. Así, en 1717 se establecieron 41 ciudades como residencias exclusivas de gitanos, donde serían estrechamente vigilados y no podrían salir sin autorización escrita. En 1746 a estas 41 ciudades se añadieron 34 ciudades más y su ordena un alistamiento que, junto a la anulación de su derecho de asilo en las iglesias concedido por el Papa en 1748, prepara la «Gran Redada» o captura de la población de esta etnia.

Esta se produjo en el verano de 1749, siendo apresados todos los gitanos y separados los hijos de sus padres. Las mujeres fueron encarceladas y los hombres útiles para el trabajo fueron recluidos en los Arsenales de la Marina. Estas drásticas medidas provocaron protestas no sólo de la víctimas, sino también de las autoridades locales, por lo que el rey terminó ordenando la liberación de los gitanos que estuvieran avalados por las citadas autoridades. Sin embargo, la liberación completa no llegó hasta 1763, cuando los últimos gitanos que quedaban en los arsenales fueron liberados.

Finalmente, en 1783 una nueva pragmática vuelve a confirmar las medidas de sedentarización y control, elaborándose como consecuencia de ello los censos de población de etnia gitana entre 1783 y 1785.  Para entonces, como indica Leblon, tres siglos de represión habían disminuido su número y mayoritariamente ya habían abandonado el nomadismo y lo esencial de su lengua y su cultura, pese a lo cual pervivió su marginación por parte de la sociedad mayoritaria.

LA POBLACIÓN DE ETNIA GITANA EN LA SIERRA DE SEGURA

En principio, fueron pocas las familias de etnia gitana asentadas en la Sierra de Segura. Su escasa población y actividad económica, aislamiento y carácter montañoso la hacían menos atractiva que otras zonas próximas como el Levante Peninsular, el Valle del Guadalquivir o el reino de Granada, este último además con grandes facilidades de asentamiento por el vacío demográfico creado por la expulsión de los moriscos en 1570.

Mapa que muestra la presencia de personas de etnia gitana en las distintas provincias españolas según los registros de 1783-1785. Como se puede apreciar, estos se asentaron principalmente en Sur y Levante peninsular. Fuente: Bernard Leblon: «El Gran fichero de los Gitanos de España».

Así, en los registros parroquiales de Siles de la segunda mitad del siglo XVI y de Santiago de la Espada de finales del XVI y Principios del XVII no hay constancia de ningún bautismo de personas de esta etnia. La primera referencia que tenemos en la Sierra de Segura data de 1572 cuando la justicia de Segura de la Sierra comunicó el apresamiento de un gitano «que andaba huido por esta Sierra» para evitar ser llevado a galeras, es decir, se trataba de una persona no avecindada en esta zona que la había escogido para esconderse de las autoridades por su ya citado carácter montañoso y aislamiento.

A lo largo del siglo XVII se hubieron de establecer en la Sierra de Segura familias de etnia gitana, pero estas fueron eliminadas con las normas de 1717 que establecían su asentamiento en localidades de más de 1.000 vecinos. Cuando las localidades donde se podían asentar fueron aumentadas en 1746, se incorporaron algunas cercanas a la Sierra de Segura como Hellín, Úbeda, Baeza y Mancha Real.

Pese a ello, en la «Gran Redada» de 1749, fueron capturadas dos familias asentadas en la Sierra. Así, la justicia de Orcera remitió a la Caja de Murcia  una familia compuesta por Juan de Castro (32 años), su mujer María Fernández (22 años), sus hijos Pedro Julián de Castro (3 años) y Constanza de Castro (1 año) y su padre Juan Fabián de Castro (68 años). Por su parte, la justicia del Hornillo (Santiago de la Espada) remitió una familia integrada por Pedro Antonio García (26 años), su mujer Isabel Fernández (26 años) y sus hijos Francisco García (7 años) y Pedro García (6 años).

Como consecuencia de todo ello, la presencia gitana a finales del siglo XVIII era muy escasa en la Sierra de Segura. Así, en el registro de 1783 sólo consta la presencia de Orcera de la familia de Juan de Torres y su mujer, mientras que se indica que en Siles, Torres, Hornos, Benatae, Génave, La Puerta, Santiago de la Espada, Villarrodrigo y Segura de la Sierra «no hay».

En los registros de 1784-1785 tenemos avecindado en Orcera al citado Juan de Torres, que había nacido en Tíjola (Almería)  y que en 1776 había sido condenado a 6 años de prisión en el Peñón de Alhucemas, seguramente por no cumplir las órdenes reales de sedentarización. Tras cumplir su condena, se estableció en Orcera, donde ya residía en 1783. Se dedicaba a variados oficios, como herrero, esquilador y canastero, es decir, haciendo «obras de mimbre y sarga», aunque todos ellos con dificultad, ya que estaba «impedido del brazo derecho». Este Juan de Torres estaba casado con Teresa Fernández, sin que conste que tuvieran hijos, aunque dada su edad al efectuarse el registro (60 años), puede que de haberlos tenido estos estuvieran ya emancipados y residieran en otras zonas.

Además de esta familia, consta la residencia en Santiago de la Espada de Pedro Jiménez, que había nacido en esa localidad en 1752. Estaba soltero y en 1782 había sido encarcelado en la cárcel de su localidad acusado de no tener ocupación fija (vagancia). Cuando se efectúa el registro de 1784 se fija su residencia en Santiago de la Espada, cosa que no ocurría en el registro de 1783. Puede que como consecuencia de su encarcelamiento un año antes se ausentara de su localidad, a la que acabó volviendo. 

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

  • Leblon, Bernard: El Gran Fichero de los Gitanos de España (siglos XV al XVIII). Historia de un genocidio programado. Madrid: Asociación de Enseñantes con Gitanos, 2017.
  • Martínez Martínez, Manuel: «Los gitanos en el reinado de Felipe II (1556-1598). El fracaso de una integración». Chronica Nova, 30 (2003-2004), pp. 401-430.
  • Martínez-Dhier, Alejandro: «<Expulsión o asimilación, esa es la cuestión>. Los gitanos en Castilla durante el gobierno de la Monarquía Absoluta». Revista de la Inquisición, 15 (2011), pp. 173-230.
  • Melendreras Gimeno, María del Carmen: «Aportación al estudio de un grupo marginado: los gitanos en Murcia durante el siglo XVIII, a través de las diferentes pragmáticas». Anales de la Universidad de Murcia. Letras, nº 2-3-4 (1981), pp., 81-137.
  • Peñafiel Ramón, Antonio: «Gitanos en Murcia en la primera mitad del siglo XVIII. ¿Integración o extinción?». Anales de Historia Contemporánea, 4 (1985), pp. 7-34.
  • Peñafiel Ramón, Antonio: «Los gitanos en España y región de Murcia. Seis siglos de marginación». Anales de Historia Contemporánea, 25 (2009), pp. 37-56.

LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)

Resumen del Tema 3 de Historia de España para Selectividad referente a la Monarquía Hispánica durante los Reyes Católicos y los Austrias, por Carlos Javier Garrido García.

Felipe II, por Sofonisba Anguissola. Fuente: Wikipedia.

INTRODUCCIÓN

Entre 1474 y 1700 podemos distinguir tres etapas fundamentales en la evolución de la Monarquía Hispánica: el reinado de los Reyes Católicos (1474-1516), en el que queda establecido el Estado Moderno y la monarquía confederal con la unión dinástica de Castilla y Aragón; los Austrias Mayores (reinados de Carlos I y Felipe II, 1517-1598), caracterizados por la hegemonía mundial y los problemas para su mantenimiento; y los Austrias Menores (reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, 1598-1700), caracterizados por la pérdida de la hegemonía y una profunda crisis política y socioeconómica.

EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA (1474-1700)

Reinado de los Reyes Católicos (1474-1516)

Los príncipes herederos de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando, se casaron en 1469, uniendo ambas coronas bajo su mandato al heredar Isabel la corona de Castilla en 1474 y Fernando la de Aragón en 1479. A partir de entonces, ambas coronas compartieron monarcas, ejerciendo ambos sus funciones en las dos coronas (de ahí el lema de los reyes: “Tanto Monta”), pero estas siguieron funcionando de hecho y de derecho como coronas independientes, cada una con sus propios fueros, es decir, sus leyes, instituciones, fronteras, monedas, etc. propias. Por tanto, no se puede hablar de un Estado unitario y centralista, sino de una simple unión dinástica que dio lugar a una especie de Estado confederal, la Monarquía Hispánica.

La política de los Reyes Católicos (título honorífico concedido por el papa Alejandro VI en 1494) estuvo marcada por su expansión territorial, tanto en la Península como en el exterior, por su enfrentamiento con Francia por el dominio de Italia y la hegemonía europea, y por el establecimiento del Estado Moderno.

En cuanto a la expansión territorial, los Reyes Católicos acabaron el proceso de “Reconquista” con la conquista del reino nazarí de Granada entre 1482 y 1492, acabaron la conquista de Canarias en 1496, iniciaron una política de expansión territorial en el norte de África (ocupando Melilla en 1497), iniciaron el proceso de expansión en América tras el descubrimiento de Colón en 1492 y el reino de Navarra fue anexionado a la Corona de Castilla en 1512, aunque conservando sus fueros.

En cuanto a los enfrentamientos con Francia, el escenario de los mismos fue Italia, enfrentándose ambas coronas por el dominio del reino de Nápoles, que acabó incorporándose a la Corona de Aragón en 1504. El enfrentamiento con Francia fue básico en la futura evolución de la Monarquía Hispánica, ya que esta pasó a ocupar la hegemonía en el continente y, para asegurarla, los Reyes Católicos realizaron una política matrimonial con sus hijos cuyo objetivo era aislar a Francia. De estos matrimonios, el más trascendental fue el de la princesa Juana “La Loca”, finalmente heredera de la Monarquía, con Felipe “El Hermoso”, hijo de Maximiliano I de Austria y María de Borgoña.

Estado Moderno: establecimiento de una monarquía autoritaria (ejército permanente, sometimiento de la nobleza, corregidores, consejos, chancillerías, Real Patronato, Inquisición).

El Imperio de los Austrias Mayores (1516-1598)

Reinado de Carlos I (1517-1556): se establece definitivamente la monarquía confederal hispánica al unir en su persona la herencia centroeuropea de su padre Felipe el Hermoso (Flandes, Franco Condado, Austria y Corona Imperial) y la de su madre Juana La Loca (Castilla, Corona de Aragón), predominando un sentido patrimonial de la monarquía, es decir, el rey tenía como patrimonio distintos reinos que mantenían su propia organización político-administrativa y leyes o fueros. Durante su reinado se estableció definitivamente el Estado Moderno gracias a su victoria frente a los comuneros castellanos y los agermanados valencianos y mallorquines. Además, se produce una importante expansión en América con la conquista de los imperios azteca e inca. En cuanto a la política exterior, estuvo basada en la defensa de la “Universitas Christiana”, es decir, la defensa de la unidad de la cristiandad bajo la autoridad política del emperador y la religiosa del papa. De esta defensa surgieron los enfrentamientos con Francia por la hegemonía política en el continente, con el Imperio Otomano por su expansión en Europa Oriental y con los príncipes alemanes protestantes. El fracaso o estancamiento en estos enfrentamientos, le llevó a abdicar en 1556, dividiendo su Imperio: la Corona Imperial y Austria para Fernando y el resto para Felipe.

Reinado de Felipe II (1556-1598): durante su reinado culmina la unificación peninsular al proclamarse rey de Portugal (1580). Su política exterior sigue basada en la defensa del catolicismo frente a los hugonotes franceses, Inglaterra, los otomanos y la Holanda protestante. Sin embargo, la monarquía se ve impotente para mantener todos estos enfrentamientos, viéndose obligado el rey a decretar varias bancarrotas durante su reinado y esquilmando los recursos económicos de Castilla con una fortísima presión fiscal. En política interna, se lleva a cabo una fuerte represión interna contra las disidencias religiosas, acrecentándose la presión inquisitorial, tomando fuerza de ley los decretos del Concilio de Trento en 1564 y provocando la rebelión de los moriscos granadinos entre 1568 y 1571, que acabaron siendo expulsados a otras zonas castellanas.

La decadencia de los Austrias Menores (1598-1700)

La decadencia de la monarquía hispánica se produjo por la debilidad de los monarcas, que dejan las tareas de gobierno efectivo en manos de validos como el duque de Lerma o el conde-duque de Olivares, por la fuerte crisis demográfica y socioeconómica, por el descenso de las remesas de metales preciosos americanos, por la fuerte inflación y por la corrupción y mala gestión generalizadas. Sin embargo, el siglo XVII es el Siglo de Oro para las artes y las letras, con grandes personalidades como Velázquez, Cervantes y Lope de Vega.

Reinado de Felipe III (1598-1621): durante su reinado las dificultades financieras de la monarquía hispánica llevan a buscar la paz con las protestantes Inglaterra y Holanda. Para seguir manteniendo el ideal de defensa del catolicismo se decretó la expulsión de los moriscos en 1609, medida que acrecentó la crisis socioeconómica.

Reinado de Felipe IV (1621-1665): durante el valimiento del Conde-Duque de Olivares se llevó a cabo un programa de reformas que perseguía la unificación centralista de la Monarquía HIspánica siguiendo el modelo castellano. Sin embargo, la primera medida, la Unión de Armas, que establecía una contribución proporcional de cada reino para el ejército de la monarquía, provocó las sublevaciones de Cataluña y Portugal en 1640, que provocaron la caída del valido y la independencia de Portugal.

Reinado de Carlos II (1665-1700): la crisis socioeconómica toca fondo y se pierde de manera definitiva la hegemonía europea en favor de la Francia de Luis XIV. A ello se unen los constantes problemas físicos del monarca, producto de la consanguinidad de los matrimonios reales, destacando entre ellos su falta de descendencia. Finalmente, en 1700 elige como sucesor a Felipe de Anjou, de la Casa de Borbón y nieto de Luis XIV, dando lugar a su muerte a la Guerra de Sucesión (1700-1713).

ORGANIZACIÓN POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA

Todas estas características serán analizadas en profundidad en el tema siguiente, indicando ahora sólo sus líneas generales.

Estructura político-administrativa de la Monarquía Hispánica

Monarquía casi confederal: unión de distintas entidades políticas independientes en la persona del monarca.

Gobierno centralizado en la Corte y organizado en secretarios y Consejos; marginación política de las Cortes de cada reino (jurar al monarca y votar nuevos impuestos), administración territorial (virreyes, capitanes generales o gobernadores) y administración local (concejos controlados por los corregidores).

Organización social

Sociedad estamental: estamentos privilegiados (nobleza y clero: monopolio cargos públicos, propiedad de la tierra, exención fiscal y justicia propia) y no privilegiados (estado llano). Todos ellos muy heterogéneos en cuanto a su nivel de riqueza.

Economía

Estancamiento demográfico (Ciclo demográfico antiguo).

Predominio de una agricultura de subsistencia. Deficiente estructura de la propiedad: grandes latifundios de nobleza y clero trabajados por jornaleros. Escaso desarrollo técnico. Predominio de los intereses ganaderos (Mesta) sobre los agrarios.

Escaso desarrollo de la artesanía, exportación de materias primas e importación de productos elaborados.

Monopolio comercial en América, pero en realidad actúan como intermediarios. La economía americana se basó en la minería y en el trabajo indígena obligatorio (encomiendas).

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